Santa Bárbara Sistemas, desde sus plantas de Trubia y Alcalá de Guadaíra, representa uno de los casos más notablemente admirables de la industria española. Donde antes hubo ruina y dinosaurios fabriles cargados de subsidios, hoy hay eficiencia, blindados funcionales, contratos con aliados y una red de pymes tecnológicas colaboradoras. El trayecto no ha sido sencillo