Mi abuelo siempre decía: “No hay mal que cien años dure, ni hijop*ta que los aguante”. En la vida todo es efímero, todo es pasajero. Transcurrido el suficiente tiempo, no queda ni rastro de las costumbres, de las personas, de las normas, ni siquiera del paisaje. Todo se modifica porque la vida es un evento dinámico. Es como una película a pesar de que muchos desearían verla cual si de una fotografía se tratase.

  La victoria en las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias)​ por parte del economista Javier Milei en Argentina el pasado 13 de Agosto  constituye, sin lugar a dudas, una esperanza real de cambio, tanto en el país del tango como en el resto del planeta. Es un punto de inflexión, una gran coincidencia que se produce en un momento determinado con unas condiciones muy concretas. Me explico:

Argentina, tras más de cien años sumida en el intervencionismo y la corrupción, al borde de una nueva hiperinflación y con un número de pobres e indigentes inasumible para la convivencia, se encuentra en una situación perfecta para que, dentro de la poca democracia que les queda, los ciudadanos, por participación masiva, sean capaces de hacerse oír salvando las trampas, los boicots y los votos cautivos de la gran cantidad de personas que ya son esclavos del estatismo. Gran parte de las “pagas” ya no cumplen su cometido y se hacen insuficientes para que el argentino medio sea capaz de subsistir.

  Cuando hace diez años aterrizó en los programas rosas de la capital porteña un “loquito” despeinado e histriónico hablando de la casta, de los políticos chorros y de los crímenes históricos del socialismo, nadie imaginaba que traería un mensaje iluminador e instructivo que poco a poco iría calando en la sociedad y no solo en la Argentina.

Con Milei, muchos descubrimos a Rothbard, a Mises, a Hayek, a Milton Friedman, a Ayn Rand  y a Margaret Thatcher entre otros.  Comprendimos las mil maneras en las que la política nos roba y descubrimos el mayor de los latrocinios que destroza  las economías de los que menos tienen para poner literalmente dinero falso en las manos de los gobernantes. La “máquina de hacer fotocopias” del banco central hace que en países como Argentina el peso del pollo que vas a comprar sea siempre inferior al peso de los billetes que necesitas para pagarlo.

Quedan las elecciones generales y en el caso de que Milei consiguiera la presidencia, un largo camino debería transcurrir para que este devastado país levantase cabeza. Queda la dolarización, la demolición del Banco Central, el adelgazamiento, hasta una saludable anorexia, del Estado, la privatización de miles de empresas zombis, la destrucción (léase de manera figurada) de la casta y centenares de medidas.

En algunos casos éstas serán dolorosas y complejas de comprender. Pero suenan vientos de cambio, de cambio de tendencia, de cambio de rumbo en un tren que lleva más de cien años a toda máquina camino del abismo.

Javier, con su pelo despeinado, su vehemencia, su naturalidad y, sobre todo, con sus vastos conocimientos en economía, mercado y política monetaria constituye la última esperanza del país de los gauchos.

#VIVALALIBERTACARAJO!!!!