La política española ha abandonado el drama solemne para instalarse bajo una carpa de circo, donde Pedro Sánchez, maestro de ceremonias de apariencia majestuosa, simula mandar, pero en verdad obedece y, desde luego, no gobierna.
Lo que comenzó con el bloqueo de un decreto ómnibus en el Congreso, se ha transformado en un pacto con Junts que reescribe las reglas del juego político con movimientos calculados y malabares estratégicos. Entre concesiones calculadas, promesas disfrazadas y piruetas tácticas, el Partido Popular, irónicamente, se convierte en el payaso involuntario de este espectáculo en cinco números.
Primer número: El domador y los leones famélicos
El decreto ómnibus, diseñado para atender urgencias sociales como pensiones y ayudas a damnificados de Valencia, se convirtió rápidamente en el látigo que Junts agitó para dominar la pista, mientras Sánchez celebraba, satisfecho, su enésima pirueta del manual de resistencia.
Asturias, por su consejero Guillermo Peláez, no quedó atrás, añadiendo su ridículo lamento al espectáculo, rugiendo por los 500 millones de euros que, aseguraban, perderían si el decreto no avanzaba. La escena, pintoresca y saturada de dramatismo, no buscaba resolver problemas reales, sino arrastrar la tensión política al Congreso.
Desde las gradas, el público contemplaba cómo los llamados derechos sociales quedaban en lo que siempre han sido: simples decorados en un acto diseñado para manipular emociones.
Segundo número: El prestidigitador y su truco de magia
El espectáculo alcanzó su clímax ayer, cuando Sánchez pactó con Junts, añadiendo al decreto una cláusula que protegía a propietarios frente a desahucios. Una maniobra brillante, que, cual truco de prestidigitador, desvió las miradas del público.
Sin embargo, tras el telón, se escondían movimientos más profundos: la promesa de tramitar una cuestión de confianza, el compromiso de blindar la amnistía y la reactivación del eterno debate sobre la independencia catalana. Este circo político, más cercano a una partida de póker que a un juego de ajedrez, revela a Sánchez como un ilusionista que juega con frialdad calculada mientras el público apenas recuerda el desvanecimiento de las promesas iniciales.
Tercer número: El equilibrista y la cuerda floja
Las modificaciones al decreto, apenas un envoltorio decorativo, sirvieron de preludio para concesiones estratégicas mayores. En este número, Sánchez se balancea en la cuerda floja, sostenido por una red tejida cuidadosamente por Puigdemont. A cambio de estabilidad parlamentaria, el líder socialista se comprometió a tramitar la cuestión de confianza y a garantizar que la amnistía no solo avance, sino que quede atornillada como pilar del acuerdo.
Puigdemont, convertido en disparatado titiritero , consolida su peso en la política nacional mientras Sánchez, cual equilibrista, esquiva las críticas con pasos calculados, aunque a costa de un desgaste al que sólo él es ajeno.
Cuarto número: El payaso involuntario
El Partido Popular, convencido de haber logrado bloquear el decreto inicial, se encuentra ahora en el centro del número cómico. Sánchez utilizó el bloqueo como trampolín para pactar con Junts, dejando al PP atrapado en una situación irónica: mientras el maestro de ceremonias y los acróbatas catalanes se llevan los aplausos, los populares quedan como el payaso torpe que tropieza una y otra vez en la pista.
Lo que inicialmente parecía una estrategia firme de oposición se convirtió en una bofetada autoinfligida, una jugada que refuerza la narrativa de Sánchez y alimenta el espectáculo.
Quinto número: El malabarista y las bolas en el aire
El pacto con Junts transformó el decreto ómnibus, que pasó de ser un símbolo de bloqueo a una herramienta maestra en el arsenal estratégico de Sánchez. El líder socialista demuestra que el vacío legislativo y la parálisis no son errores ni obstáculos, sino bolas que malabarea con destreza para forzar alianzas y consolidar su poder. Cada concesión, cada movimiento, se suma a una coreografía donde las promesas se mezclan con el arte de la supervivencia política.
Epílogo: Una función interminable
Mientras tanto, Valencia y el resto del país permanecen atrapados en este espectáculo circense, donde las necesidades reales quedan relegadas a simples telones de fondo. En esta función de cinco números, Sánchez se presenta como obediente maestro de ceremonias, Junts se lleva las ovaciones como los acróbatas principales, y el PP, paradójicamente, sigue en el centro de la pista como el payaso que, sin quererlo, hace avanzar la narrativa de los protagonistas.La función aún no termina, pero el precio de la entrada ya lo paga el público.
Las luces siguen encendidas, el telón no ha caído, y el eco de las risas y los aplausos se mezcla con la creciente sensación de que el espectáculo, pese a toda su pompa, no deja de ser una fantasía de humo y espejos.
Pedro Sánchez (clave para captar búsquedas relacionadas con el presidente del gobierno).
ENLACES RELACIONADOS:
- https://www.elconfidencial.com/espana/2025-01-28/sanchez-alarga-negociacion-puigdemont-decreto-pensiones_4051863
- https://www.esdiario.com/nacional/250128/151610/sanchez-claudica-puigdemont-reducen-29-medidas-decreto-tramitara-cuestion-confianza.html
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED