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El gobierno del Sr. Barbón sigue empeñado en introducir el “bable”, cueste lo que cueste, sin importarle que para los asturianos hay otras prioridades como el paro, la natalidad, la educación, la sanidad, la vivienda, etc., antes que la denominada “llingua”, siendo esta de un uso muy minoritario en el Principado de Asturias.
Este dirigente ha dado órdenes a la consejera de educación para que continúe su senda de promoción del asturiano, poniendo nombres en ese dialecto a los treinta y un centros que integran la primera fase de la red autonómica pública de escuelas infantiles de cero a tres años.
La consejera de Educación del Principado, Lidya Espina, se ha encargado de buscar nombres autóctonos, en colaboración con algunos ayuntamientos afines al sistema, como si no tuviesen más problemas en su consejería, como por ejemplo las plazas vacantes en las escuelas públicas, y sin embargo, los colegios concertados no pueden atender más solicitudes al tener las plazas cubiertas.
Detrás de la cooficialidad se amparan grupos radicales de extrema izquierda y nacionalistas de clara inclinación xenófoba que tienen el mismo proyecto político que los filoetarras de Bildu, los anticapitalistas de ERC, quienes esconden un proyecto para la destrucción de España, lo cual es radicalmente contrario a las esencias asturianas que se sustentan en un profundo amor a nuestra patria común y en el sentimiento de ser “la Cuna de España”.
Todas las autonomías con lengua cooficial (incluida Galicia), comparten tres puntos:
- 1): Un movimiento político separatista.
- 2): Una creciente marginación del español en la educación y sector público.
- 3): Un crecimiento del gasto público asociado a la “normalización lingüística”.
Por eso no hay duda de que, una vez impuesta la cooficialidad del bable, Asturias comenzará a transitar por el mismo camino, con iguales resultados, que se resumen en la fractura de la paz social. Con la aprobación de la cooficialidad será el inicio de una serie de normas que atacarán a los derechos individuales: estudiantes y funcionarios serán obligados a aprender bable y los comerciantes y las empresas estarían obligados a “adaptarse”.
Aún hay muchos que creen que la oficialidad del bable es un tema cultural o defensa del patrimonio asturiano, pero se equivocan. Lo cultural es el envoltorio “amable” y en el fondo, es un tema político y económico.
El bable es “para andar por casa” y no para institucionalizarlo. Bien está protegerlo, pero en su lugar natural, nunca a nivel literario. Pretender enseñarlo en la escuela es una tontería, ya que lo que necesitan los que habitan las aldeas y hablan bable, es precisamente perfeccionar el castellano para poder leer, entre otras muchas cosas, a los asturianos Clarín, Jovellanos, Ochoa, Velarde, etc. Si esto no se tiene en cuenta, seguirán en condiciones inferiores el día de mañana ante los que hablan el castellano y no digamos ante los que hablan inglés.
La cooficialidad trae consigo la semilla del odio. A partir del momento en que se implantase la cooficialidad habrá asturianos de primera y asturianos de segunda, asturianos buenos y asturianos malos. Los que usan bable pueden optar a puestos en la Administración y el resto no, tal como sucede en otras regiones de España. La cooficialidad es mala para los bables. La primera víctima de la cooficialidad serían los propios bables, las distintas modalidades dialécticas asturianas, que sucumbirán ante el bable normalizado y de laboratorio de la Academia de la Llingua, tal como ocurrió en Vascongadas con los distintos vascuences.
La cooficialidad utiliza el bable como herramienta política, no como lengua. Los idiomas son herramientas creados por los hombres para facilitar el entendimiento y la comunicación entre los seres humanos. En Asturias todos nos entendemos, todos hablamos español y no hay ningún déficit de comunicación social, por lo tanto, el bable no opera aquí como una herramienta de comunicación, sino de incomunicación.
La cooficialidad supone un incremento del gasto público y de los impuestos, como contratación de profesorado, servicios de traducción, miles de horas de formación y contratación de funcionarios bable parlantes en todas las oficinas de atención al público de todos los organismos públicos de Asturias.
Al final, vemos que es una iniciativa cara y populista, que no corresponde a la demanda social real. Que el Presidente del Principado de Asturias se deje de experimentos que no aportan ningún beneficio a nuestra región, ni a los asturianos, y que se dedique a gobernar para todos y no solo para una clase de ciudadanos que le dan su respaldo y su continuidad como presidente.
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Empresario y político por servicio a la sociedad. Diplomado en Derecho Tributario y Asesoría Fiscal. Diplomado en Asesoría Laboral y Seguridad Social.
Mi propósito es difundir y dar a conocer ideas, defendiendo sin complejos un extenso ideario cuyos ejes son el valorar la familia como ámbito transmisor de vida y núcleo educador por excelencia, respetando y promoviendo su labor social y humana y su derecho natural. La familia es el elemento fundamental de nuestra sociedad y la impulsora del bien individual y común.