
Nos consta que uno de los temas que brillan por su ausencia en la vida pública española, sin duda, va en torno a la excelencia.
Singapur sin embargo va en sentido contrario. Mientras que en España los alumnos que marchan “medio regular” en sus estudios van a clases particulares, ésta república insular de Asía funciona al contrario.
Todos, en principio, poseen una ilusión innata de ser los mejores y para ello, los que van mejor en los estudios son aquellos que van a clases particulares. Más aún, si las notas que sacan no son del agrado del ambiente estudiantil, los mismos políticos, aunque lo deseen, que ni sueñen en estar en partidos políticos o en lugares relevantes. Ustedes mismos.
En España nos podría servir la “buena Memoria Histórica” con la buena referencia que podríamos tener de nuestros “ilustres” a través del cine, literatura y de medios de comunicación. Aquí, quien se lleva la voz en mando, por desgracia, son los que son. Se han realizado estudios suficientes alrededor de la mediocridad y del conformismo y se ha llegado a la conclusión que ambas dimensiones citadas se retroalimentan.
Nuestros sistemas políticos, administrativos, académicos, etc, no se esconden fomentando tales desaventuras. Se propician que lleguen a altos cargos los más aduladores y sumisos al superior y siempre se ha oído que para pensar ya está el jefe. De tal manera, nuestras sociedades han dejado crecer las malas hierbas en los caminos de muchas personas. Nos quejamos del nivel político que existe en nuestro mercadeo de “excelencias bananeras” con respecto a los que andaban cercanos a la Transición.
Sin más, estos días nos hacía llegar a esta Vicesecretaría un catedrático universitario de Ciencias que, una universidad española concedía algunos créditos hacia las asignaturas más relevantes de Ciencias si ayudaban a sacar adelante las medias maratones de su ciudad natal. Ya lo dice todo.
Las Revistas llamadas de Alta Calidad , donde si un doctorando escribe un artículo que merezca la pena, por ser publicada, se le otorga la capacidad de presentarse a otros retos académicos, llevan a su vez, no todas, un embalaje de amiguismos descomunal.
La impresión que da desde la esfera pública es que cuanto más sinvergüenza y más calamidad eres tienes derecho a ser la mano derecha como asesor de todo un ministerio.
Esto ahora mismo está ocurriendo. Las Asambleas Regionales y Ayuntamientos tampoco se quedan atrás. Sabemos de hecho que la Universidad ya no es el reducto del saber y de la libertad de cátedra. Se han impuesto lógicas de mercado en los ámbitos culturales.
Nadie se arriesga a descubrirnos a alguien valioso o a desvelarnos una obra loable, pero de todos es sabido, al menos subo mi lanza de esperanza, necesitamos tener y admirar a todos nuestros excelentes, a nuestros modelos, sabiendo que nos inspiran una sana emulación y, las nuevas generaciones necesitan ver de veras lo bueno para ser mejores, pero es posible que no lo vean.
¿Cómo fomentar y mostrar la excelencia? El igualitarismo dogmático nos impide que colegios de toda índole se propongan formar futuras élites políticas y culturales que nos benefician. Las academias de ciencias, artes y letras siguen anquilosadas. De 100 alumnos universitarios, a final de curso, se han marchado casi 80. Las consolidaciones de premios públicos y privados con procedimientos transparentes es vital y, todo lo que se imaginen…se quedarán cortos sin duda.
Cada uno de ustedes, de nosotros, podemos poner nuestro granito de arena. No es bueno decir que está bien lo que no lo es. Una vez más empecemos desde nuestros domicilios.
Animamos a las familias que fomenten en sus hijos buena lectura y buena literatura. Ambas, sin duda, abrirán a los hijos caminos de libertad y amplitud de miras. Por otro lado, las familias tienen la obligación, ante tanta mediocridad, de buscar buenos centros educativos de cierta relevancia aunque para ello debamos sujetarnos un poco más el cinturón. Buscar la excelencia en casa familias a invertir y fuera de casa es todo un reto.
Los políticos, sin duda, que aprendan la lección. La búsqueda de la excelencia lleva consigo estudio, saber escuchar, buenas lecturas, reflexión y apostar por la calidad de nuestro proceder.
España se lo merece, y dejemos de echar un pulso sobre las universidades públicas o privadas, y volquémonos en buscar la EXCELENCIA, dejando a los padres elegir la enseñanza que quieren para sus hijos.

Empresario y político por servicio a la sociedad. Diplomado en Derecho Tributario y Asesoría Fiscal. Diplomado en Asesoría Laboral y Seguridad Social.
Mi propósito es difundir y dar a conocer ideas, defendiendo sin complejos un extenso ideario cuyos ejes son el valorar la familia como ámbito transmisor de vida y núcleo educador por excelencia, respetando y promoviendo su labor social y humana y su derecho natural. La familia es el elemento fundamental de nuestra sociedad y la impulsora del bien individual y común.