
Hace alguna década tuve un jefe que luego se fue a la política. Importante reseñar que siempre fue un gran profesional y mejor persona: empático, humilde y absolutamente cercano, sin pensar en el puesto que ostentó u ostentaba en cada momento de su vida.
Semanas después de marcharse me propuso ir con él, ya que tenía un puesto para mí que ni pintado (Director de Industria…). Obviamente le dije que no (era la segunda vez que me negaba a mí mismo a entrar en la política, y hubo bastantes más), pero reflexioné con él en voz alta:
—José, desconozco las razones del porqué tu idea de salir de la empresa privada y meterte en la política, sobre todo porque vas a cobrar menos y, lo más importante, ¿cómo puedes haber estado antes, hace unos años, con un gobierno de izquierdas y ahora vuelves con uno de derechas? ¿Cómo puedes indicar en un momento determinado “paralelo” y, años después, “perpendicular”?
—López: la primera pregunta es muy fácil de contestar, pues porque, aunque el importe sea inferior en la parte inferior derecha de la nómina, las prebendas colaterales, los puestos en Consejos de Administración y un largo etcétera hacen que la balanza económica final sea ostensiblemente mayor. La segunda también resulta fácil: los políticos o “seudo-políticos”, como las buenas madres, no mentimos nunca, simplemente cambiamos de opinión. Tan solo ajustamos la narrativa a nuestra situación particular. Y si primero decimos “paralelo” y luego “perpendicular”, finalmente argumentaremos: “paralelo lo más perpendicular posible”.
Y eso me ha quedado grabado a fuego para siempre.
¿En qué momento de la operación me he perdido?
En el entorno empresarial, social, familiar o incluso económico:
Hay potenciales clientes que te piden una nave con localización y características constructivas determinadas. Tras enseñarles varias, todas les parecen altas, bajas, grandes, pequeñas o una pléyade de singularidades extemporáneas.
Y terminan eligiendo una “caseta de perro” con una ínfima superficie comparada con la requerida y en ubicación fuera de los parámetros. ¿En qué momento de la operación me he perdido?
Hay potenciales interesados que solicitan una máquina-herramienta con unas funcionalidades determinadas. Las que se les ofrecen o son caras, o son viejas, o simplemente son algo que no les gusta.
Terminan seleccionando un torno cuando realmente estaban buscando una fresadora, y comprándola al doble de su target. ¿En qué momento de la operación me he perdido?
Hay responsables de RR. HH. que instan a buscarles un determinado perfil con unas habilidades específicas.
Los que ofrecemos suelen parecerles muy juniors, muy seniors, muy viejos o muy jóvenes.
Ejemplo: proceso de selección de un comercial con amplia experiencia en el sector, con segundo idioma y con capital relacional.
Y terminan contratando a un junior, recién titulado y del mismo pueblo, pero que sabe inglés.
¿En qué momento de la operación me he perdido?
Hay otros que, cansados de su enésimo ERP en pocos años, requieren una solución que se adecúe ad hoc a su casuística.
Y terminan con otro ERP (Enterprise Resource Planning o sofware de Planificación de Recursos Empresariales) , barato, comercial y cuyas particularidades distan notablemente de lo necesario y, por supuesto, de su estrategia futura.
¿En qué momento de la operación me he perdido?
Finalmente, hay empresas que piden presupuesto para reestructurar las mismas, hacer sus planes estratégicos y acompañarlas para llevarlos a cabo.
Les parecemos caros y terminan contratando un diagnóstico que les indica que la cosa va mal y que, o aumentan la facturación o disminuyen costes, o ambas.
Obviamente bastante más caro que el nuestro, con un informe lleno de ratios y colorines, pero sin una reformulación y enseñanza de su estrategia para llevarlo a cabo.
¿En qué momento de la operación me he perdido? Y un largo etcétera…
¿Velas al pairo o rumbo definido?
Visto lo anterior, no me cabe duda de que las empresas, los gobiernos, la sociedad civil o los entornos familiares, entre otros, son organizaciones dinámicas y, por tanto, flexibles, ágiles y capaces de sortear los múltiples vericuetos diarios, pero…
¿Será también que muchas de ellas no tienen localizado el foco y creen que reinventarse significa buscar nuevos nichos de mercado disparando a todo lo que se mueve o simplemente mantienen sus velas al pairo y al albur de las tropelías del dios Eolo?
¿O tal vez cuando se explicó la geometría euclídea (paralelismo, perpendicularidad…) ya hacían pellas a tan temprana edad?
Geometría difusa, estrategia incierta
Así que, aquí estamos, en muchos de los entornos de nuestra vida, navegando en este océano de opiniones cambiantes, donde “paralelo” y “perpendicular” se entrelazan como si fueran viejos colegas en una fiesta de geometría alterada.
Al final, terminamos siendo expertos en esa matemática difusa del “paralelo lo más perpendicular posible”, bailando alrededor de la verdad mientras no recordamos que somos adultos y, en realidad, estamos inmersos en un ejercicio constante de convertir líneas rectas en curvas.
Y tú, querido lector…¿TIENES TU HOJA DE RUTA CLARAMENTE DEFINIDA O ABOGAS POR SER PARALELO LO MÁS PERPENDICULAR POSIBLE?
Ahí lo dejo…

Consultor empresarial.
Germánico en organización, perseverante en las metas, pragmático en soluciones y latino en la vida personal.
¿Y por qué no?