La economía asturiana parece atrapada en un dédalo fiscal, donde cada decisión promete ser la salida y termina siendo otro callejón sin salida. La incertidumbre tributaria ha convertido el crecimiento económico en un viaje eterno con GPS sin señal. Mientras unos discuten si añadir peajes o cambiar las señales, los empresarios ya miran la opción de coger la autopista… hacia otra comunidad.
La Incertidumbre: Un Obstáculo para la Confianza
Hablar de subidas de impuestos en Asturias es como proponer un peaje en mitad de una carretera desierta: no recaudas nada, pero desmotivas al viajero. FADE y las cámaras de comercio lo tienen claro: cada curva mal diseñada frena inversiones y llena el camino de baches económicos.
Eso sí, seamos justos: aunque critican con acierto la falta de claridad fiscal, estas mismas entidades se suben sin dudar al tren de las subvenciones para I+D+I, incluso si el destino es un absurdo político. Es como aceptar un billete de primera clase a una estación fantasma: no lleva a ningún lado, pero el asiento es cómodo.
Propuestas como gravar a los grandes tenedores de viviendas son el equivalente fiscal a llenar un tanque con agua en vez de gasolina: puede parecer creativo, pero no soluciona el problema. A largo plazo, solo consigue que el motor se pare del todo.
La Curva de Laffer: Una Señal que Ignoramos
En este debate fiscal lleno de idas y venidas, la curva de Laffer es ese cartel luminoso que nadie mira. Nos recuerda que más impuestos no siempre significan más recaudación; a veces solo logras que la economía apague el motor. Es como intentar exprimir más jugo a una naranja seca: lo único que consigues es hacer ruido.
Mientras otras comunidades afinan sus políticas fiscales para atraer inversiones, Asturias sigue dando vueltas por carreteras secundarias. Reducir los impuestos no es un lujo ni una osadía; es una forma práctica de liberar recursos, incentivar el crecimiento y abrir rutas que lleven a algún destino prometedor.
Construir una Economía que Fluye
¿Qué pasaría si dejáramos de poner barreras y empezáramos a construir un camino recto y eficiente? Asturias necesita menos vericuetos, menos calellas, menos debates sobre quién lleva más carga y más soluciones claras. Por ahora, el panorama es confuso: el gobierno asegura que no habrá subidas de impuestos en Asturias, mientras su socio insiste en que los “ricos” asuman más peso.
Entre una cosa y otra, el tráfico económico sigue atascado y pendiente la imprescindible entrada en la autopista del descenso drástico de impuestos, vía infalible al ascenso del PIB.
Si en lugar de culpar al paisaje, los responsables fiscales se dedicaran a despejar el camino, podríamos avanzar hacia un sistema donde empresas y ciudadanos trabajen con confianza, sin sentir que el suelo se hunde bajo sus pies.
Asturias Necesita Salir del Atolladero
No podemos seguir girando en círculos. Asturias necesita un plan fiscal que sea como una autopista: fluido, seguro, diseñado para atraer inversión y talento. La riqueza en Asturias no es un pozo sin fondo; es un flujo que necesita libertad para circular, para llegar a todos los rincones de la región. La prosperidad no está en más rotondas ni en desvíos ideológicos, sino en un camino claro, abierto y diseñado con propósito. Asturias tiene el potencial de ser un referente económico, una arteria principal en el mapa de España. Solo necesitamos dejar de improvisar y tomar la carretera correcta. Eso sí, sin GPS en modo “recalcular”, por favor.
ENLACES:
Barbón rechaza ahora la subida de impuestos:
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED