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Un colega está negociando su incorporación a una empresa del sector de la ingeniería y proyectos industriales. Profesional de dilatada experiencia y acreditada solvencia, su perfil es de los más buscados hoy en día en nuestro sector: sin problemas para estar expatriado en cualquier parte del mundo -a merced del proyecto que toque- y con ganas de enfrentarse a desafíos y problemas lejos del “home-office” con los medios de los que disponga.
Por lo que me ha contado, después de acordar su rol en el proyecto y las condiciones de expatriación, la negociación está en este momento en el asunto sensible: su salario; y parece que está encallando por una diferencia de 5000$ anuales arriba o abajo. Esa diferencia no es menor, pero cuando nos referimos a una figura de notable responsabilidad en la obra de un proyecto, sólo el tiempo que transcurre mientras se negocian 5000$ más o menos es más caro que el ahorro que esa persona clave te puede proporcionar.
Cuando hablamos de costes y presupuesto, es fundamental ser conscientes de dónde está el beneficio, el despilfarro o la ruina de un proyecto y parece que hoy en día las grandes empresas han perdido esa perspectiva. Yo estoy empezando a resignarme cuando llegan a mí planes de ahorro de cómo ahorrar en una fabricación que –frecuentemente- no dejan de ser “ideas felices” que pasan por ser infieles a nuestros proveedores más leales buscando otros más baratos, aún a sabiendas del riesgo que entraña contratar a alguien con poca experiencia o sin ningún tipo de vinculación previa.
Hace años llegó a mi correo una solicitud para realizar un estudio de cómo ahorrar en la madera de estiba de un embarque, porque alguien estaba trabajando en una oferta y el presupuesto estaba tan ajustado que había que ahorrar: mi respuesta fue que si la viabilidad económica del proyecto pasaba por el ahorro en la madera de la estiba no merecía la pena entrar en esa oferta; supongo que -aun así- el muchacho de turno se pasó horas intentando hacer cálculos de ahorro en la madera… horas cuyo coste probablemente fuera superior al ahorro que pretendía conseguir.
No solemos tener en cuenta lo que cuesta nuestro tiempo: les he contado en alguna ocasión el ejemplo de una reunión de –pongamos- seis personas durante una hora que equivale a seis horas de trabajo para la empresa (eso sin contar el tiempo empleado en preparar la reunión), y la proliferación de reuniones vanas que se multiplican a diario en nuestras empresas con el consiguiente coste en horas de personal… y por eso soy un declarado opositor de las reuniones multitudinarias y sin un objetivo claro.
Pero volviendo al principio y a la negociación del salario de un responsable de proyecto en obra, vamos a ver por qué yo no lo considero un coste sino una inversión. Para empezar, en este sector cada vez quedan menos profesionales con experiencia demostrada y que estén dispuestos a estar expatriados (para los ajenos al sector les recuerdo que estar expatriado suele suponer estar lejos de tu familia y tener un permiso de 15 días -viajes incluidos- cada 3 meses), así que si usted tiene la fortuna de dar con uno de estos perfiles haría bien en prestarle atención.
Si queremos ir a un detalle más preciso, recordemos que la diferencia en la negociación de nuestro amigo son 5000$ brutos anuales (menos de 500$ al mes). Seguro que a muchos les parecerá una cantidad estimable, pero en el maremágnum de una obra es el chocolate del loro: un ahorro insignificante en relación con la economía que se busca.
Tomando como ejemplo una obra de unas 500 horas diarias de trabajo, en la que hay que ordenar y coordinar distintos equipos para que sean efectivas, el proyecto se gana con la eficiencia del montaje (partiendo de la base de que en los suministros deberíamos, al menos, empatar con nuestros rivales); la coordinación de los trabajos es clave para que los gastos en operaciones y maniobras se ajusten a lo que estaba presupuestado si es que no somos capaces de mejorarlo.
Por ponerlo en perspectiva, sólo con que esa persona nos permita optimizar 20 horas de trabajo en un mes siendo más eficientes (a un coste mínimo de 25$/hora) habremos amortizado la contratación de ese mánager: ¿Cuántas horas se pueden perder por una falta de planificación o de coordinación de los trabajos si depositamos esa responsabilidad en un perfil sin experiencia? Si –por otra parte- nos fijamos en el coste de una grúa no muy grande (unos 250$/hora) debemos tener presente que en una sola jornada de 8 horas nos jugamos 2000$, así que los trabajos deben estar perfectamente planificados y coordinados para optimizar ese tiempo y ese coste.
Con sólo dos ejemplos inmediatos, y sin entrar en más detalles, hemos visto cómo 5000$ al año pueden ser una inversión o un coste: si el profesional elegido tiene experiencia y competencia no tendrá problemas en conseguir eficiencias en las horas trabajadas por el equipo o ahorros en el coste de grúas que amortizarán con creces su sueldo.
Si la empresa escatima en sueldo y contrata a un perfil sin experiencia o sin capacidad para gestionar la obra no sólo perderá dinero con ese sueldo, sino que se expone a una sangría de costes sólo en horas trabajadas y pérdidas por malas planificaciones de los trabajos.
Por todo lo anterior mi amigo me suele decir “las empresas, la gente… no saben dónde está la
plata”
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Licenciado en Filología Española (Literatura)
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