
(Foto de portada: Javier Escribano a la derecha de Pedro Sánchez)
Indra, BOE y prensa amiga: el monopolio que se gesta en la sombra.
Por algún motivo que huele a despacho cerrado y favores mutuos, el Gobierno de España ha decidido que el futuro de la industria nacional de defensa pase inevitablemente por Indra, esa empresa semipública cuyos tentáculos crecen a golpe de BOE. El argumento es tan viejo como sospechoso: sin Indra, no hay soberanía tecnológica. Y por si alguien duda, ahí están los titulares servidos en bandeja por La Nueva España, que repite la cantinela sin pestañear: que si Indra es la clave, que si sin ella no hay ecosistema, que si el futuro se escribe con “I” mayúscula… de Indra, claro.
Lo que ya funciona (y molesta): Santa Bárbara y la eficacia silenciada
La realidad, sin embargo, camina por otro lado. Y lo hace con paso firme, sobre raíles que llevan décadas asentados: General Dynamics European Land Systems (GDELS), a través de su filial Santa Bárbara Sistemas, lleva produciendo carros de combate, sistemas de artillería y tecnología puntera desde Trubia (Asturias) y Alcalá de Guadaíra (Sevilla) mucho antes de que algún burócrata de ministerio se levantara con ansias de rediseñar lo que ya funciona.
Una verdad incómoda: el sistema industrial ya existe
En Trubia se fabrican barcazas y torretas. Se ensamblan vehículos blindados. Se reactivaron líneas de producción de cañones de gran calibre. Se exportan piezas a Estados Unidos. Y en Alcalá de Guadaíra, lo mismo: se montan sistemas enteros, se moderniza el parque móvil del Ejército de Tierra, se entrega producto terminado y fiable. ¿Cómo se llama eso, sino sistema industrial de defensa?
El relato oficial: cuando la propaganda borra la historia
Pero claro, ese relato no encaja con el cuento oficial, ese que repiten algunos medios como si viniera dictado de arriba (quizá porque viene de arriba). En esa versión distorsionada, sin Indra no hay futuro, como si la capacidad productiva y la experiencia de empresas como General Dynamics no existieran, como si los ingenieros de Trubia y Sevilla llevaran décadas fabricando maquetas en lugar de carros de combate.
Los Escribano: el desembarco del círculo presidencial

Y como toda maniobra de control necesita rostro y firma, aquí entran Javier y Ángel Escribano, empresarios bien conectados, de los que no necesitan padrinos porque ya duermen en la antesala del poder. Escribano no solo dirige una compañía homónima (EM&E), ahora integrada en el consorcio Tess Defence junto a Indra, SAPA y la propia Santa Bárbara, sino que pretende liderar la industria de defensa española desde un tablero que ya está jugado. Sus movimientos son finos, estratégicos, oportunos. De pronto, su empresa aparece vinculada a proyectos en Andalucía, en Asturias, en toda España. Y con cada paso, más cerca del centro de decisiones.
Los Escribano no solo arman torretas: también dirigen Indra, colonizan El País, en cuyo accionariado han entrado para frenar la resistencia al gobierno que ya presenta su presidente Joseph Oughourlian. Y disparan desde Moncloa con dinero público como munición y favores como escudo. Su ascenso fulgurante huele más a compadreo que a mérito.
Y mientras tanto, la industria de defensa —la de verdad— asiste al espectáculo con el ceño fruncido y el dedo fuera del gatillo.
Inventar lo ya inventado: la gran maniobra de distracción
¿Su objetivo? Inventar lo ya inventado. Reescribir el mapa de la defensa para que parezca que todo empieza ahora. Con él. Con Indra. Con su círculo. Con sus filiales.
El Corredor de la Carisa —heredero estratégico de la Vía Carisa romana— es un músculo que ya existe. Conecta los puntos calientes de la industria nacional:
• Cuadros y Ferral del Bernesga (León), donde el INTA y el Mando de Artillería de Campaña desarrollan capacidades clave.• Monte la Reina (Zamora), con su cuartel reabierto y financiado.
• Córdoba, futura sede de la Base Logística del Ejército.
• Alcalá de Guadaíra, con su fábrica operativa.
• Y por supuesto, Trubia, la villa cañonera, que no necesita lecciones sobre cómo hacer un blindado.
Un corredor vivo, funcional, con 167 sedes de empresas vinculadas directa o indirectamente a la industria de defensa. No hace falta inventarlo. Ya está. Sólo hay que respetarlo, potenciarlo, dejar de manipularlo.
Conclusión: el monopolio como disfraz de modernización
Así que no, no hace falta que Indra excluya a lo que ya funciona para que exista una industria de defensa española. No hace falta, cuando menos, Javier Escribano para que la pilote como un monopolio. Y mucho menos hace falta el discurso oficial que pretende borrar décadas de trabajo sólido para justificar un nuevo reparto del pastel. Lo que hace falta, más bien, es dejar de actuar como si la soberanía tecnológica viniera en maqueta interesada desde La Moncloa, y empezar a escuchar a los que llevan generaciones trabajando con acero, con precisión, con responsabilidad.España ya tiene músculo industrial en defensa y base para añadirle fibra proteínica.
Lo que está en juego ahora no es la construcción de ese músculo, sino quién se lo apropia. Y en eso, el Gobierno ha mostrado su mano con demasiada claridad.
ENLACES RELACIONADOS:
1.Los Escribano y su desembarco en Indra:
https://elcierredigital.com/investigacion/emporio-escribano-sector-defensa-llega-presidencia-indra
2. El corredor de La Carisa en LNE:
https://www.lne.es/asturias/2025/04/10/via-carisa-eje-renacer-industria-116222525.html
3. La política militar como amiguismo

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED