
Cuando tenía 18 años, durante mi último curso de Formación Profesional (ahora Grado Superior y antaño Maestría), tuve que realizar un proyecto de fin de curso y, ni corto ni perezoso, con el fin de recopilar información, me presenté en la puerta de una gran multinacional.
Pregunté por el jefe de mantenimiento y, ¡albricias!, me recibió. Con mi bisoñez —o juventud— y su edad (cuestión de percepciones, ya que lo veía bastante mayor y experto, aunque creo que tendría aproximadamente la edad que yo tengo ahora —o incluso menos—), le expliqué el motivo de mi visita.
Entre docenas de llamadas al teléfono fijo (no había móviles por aquel entonces) e interrupciones laborales en su despacho, estuvo toda la mañana enseñándome los talleres. Me proporcionó información, planos, etc.
Al marcharme, le dije:
—Discúlpeme, pero debo hacerle una última pregunta, si me lo permite. Teniendo tanto trabajo como tiene, ¿cómo ha podido perder toda una mañana conmigo, que no soy nadie y nada le puedo aportar?
Su respuesta fue:
—José Manuel, aciertas al decir que ahora mismo no eres nadie laboralmente hablando. Sea de una forma u otra, yo no he perdido el tiempo contigo, sino que lo he empleado. No te equivoques: dentro de poco tiempo quizá seas compañero mío, mi subordinado, mi jefe, mi proveedor o incluso mi cliente.
(Por supuesto, quedé alucinado con todo eso).
- —Pero lo más importante —continuó—, y que quiero que recuerdes siempre, en todo momento de tu vida, es que habrá personas como tú (amigos, hijos de amigos, vecinos, conocidos, compañeros, etc.) que requerirán tu ayuda y, llegado ese momento, debes hacer lo mismo que yo he hecho hoy por ti.
Gran filosofía de vida que he seguido y sigo todos los días, ya que el cargo que ostentes en determinado momento no debería hacerte una persona distinta, sino colocarte en una posición concreta dentro del escalafón laboral o profesional en ese instante determinado.Y la vida da muchas vueltas…

Consultor empresarial.
Germánico en organización, perseverante en las metas, pragmático en soluciones y latino en la vida personal.
¿Y por qué no?