Asturias Liberal > España > España a oscuras: el empecinamiento de Sánchez contra la energía nuclear

El reciente apagón que nos dejó a millones de españoles sin suministro eléctrico durante horas no solo fue un episodio puntual de colapso energético, sino también el síntoma visible de una política energética profundamente equivocada.

Ideología frente a realismo

El gobierno de Pedro Sánchez, aferrado a una visión ideológica de la transición ecológica, ha optado por desmantelar progresivamente las centrales nucleares en España, cerrando la puerta a una de las fuentes más fiables, limpias y estables de generación de electricidad.

El presidente Sánchez y su gabinete, particularmente influenciados por el ala más radical del ecologismo político, han promovido una transición energética que pretende prescindir de la energía nuclear bajo la premisa de avanzar hacia un modelo 100% renovable, lo que ha generado una vulnerabilidad técnica que ya estamos pagando.

España ha sido pionera en energías renovables, y ese liderazgo debe celebrarse. Pero el error del actual gobierno ha sido confiar exclusivamente en ellas sin garantizar el respaldo necesario para momentos de alta demanda o de baja producción renovable. A diferencia de la solar o la eólica, que dependen del sol y del viento, la energía nuclear ofrece producción continua las 24 horas del día, los 365 días del año. Renunciar a esta estabilidad es como construir una casa sin cimientos.Durante años, expertos del sector eléctrico han advertido sobre los riesgos de desmantelar el parque nuclear sin contar con una alternativa técnica realista.

Pero el gobierno de Sánchez ha seguido adelante con su hoja de ruta, anunciando cierres escalonados de las centrales aún operativas: Almaraz, Ascó, Cofrentes, Vandellós y Trillo, todas con décadas de vida útil por delante y operando con altos estándares de seguridad.

Los hechos

El apagón de estos días debería ser una llamada de atención. No fue solo un fallo puntual: fue el aviso de que el sistema está llegando a su límite. Cuando las renovables no generan lo suficiente y no hay almacenamiento ni respaldo térmico suficiente, el resultado es un colapso. Y lo más preocupante es que este tipo de situaciones pueden repetirse con mayor frecuencia si se continúa eliminando capacidad firme de generación.

Pedro Sánchez ha optado por cerrar las nucleares sin tener garantizado que las renovables puedan reemplazarlas en fiabilidad. Esto no es solo un error estratégico, es una temeridad. Porque cuando la luz se va, no se trata solo de incomodidad: se paraliza la economía, se ponen en riesgo vidas y se genera una dependencia energética que debilita al país.

La paradoja es evidente. Mientras España cierra sus reactores, sigue importando electricidad de Francia, un país que genera cerca del 70% de su electricidad mediante energía nuclear. Es decir, compramos a otros lo que podríamos producir nosotros mismos, con la misma o mayor seguridad, y generando empleos e inversión nacional.

Además, importamos energía que muchas veces proviene de fuentes más contaminantes, como el gas, lo cual contradice los objetivos climáticos del propio gobierno.

La demonización de lo nuclear no resiste un análisis serio.

  • En términos de emisiones de CO₂, la energía nuclear es tan limpia y tan verde como las renovables y en Europa ya lo han reconocido así.
  • En términos de seguridad, las centrales modernas son extremadamente seguras.
  • Y en cuanto al coste, mantener las nucleares actuales resulta mucho más económico que depender de importaciones o construir almacenamiento masivo que aún no está maduro tecnológicamente.

Ejemplos de otros Estados

Países como Suecia, Finlandia o incluso el propio Estados Unidos están revalorizando la energía nuclear como parte esencial del mix energético del futuro. Francia ha anunciado la construcción de nuevos reactores.

Alemania, que había apostado por suprimir las nucleares, está sufriendo las consecuencias de su decisión y ha tenido que volver a recurrir al carbón en algunos momentos. ¿Es este el modelo que quiere seguir España?

El presidente Sánchez ha convertido la política energética en un campo de batalla ideológico, cuando debería ser un asunto de Estado. La seguridad energética no puede depender del viento o del sol. Tampoco puede sacrificarse en aras de una imagen política “verde” que se desmorona al primer fallo técnico. Lo verde también debe ser seguro, fiable y accesible.

Conclusión

La transición ecológica es necesaria, sí. Pero debe ser inteligente, progresiva y basada en datos, no en eslóganes. Y en esa transición, la energía nuclear no es un obstáculo, sino una aliada imprescindible para alcanzar la descarbonización sin renunciar a la seguridad y la soberanía energética.Si el gobierno de España (o debería llamarlo desgobierno) continúa su cruzada contra la energía nuclear, no solo estaremos renunciando a una fuente limpia y fiable, sino que estaremos hipotecando nuestra independencia energética, encareciendo la electricidad y poniendo en riesgo la estabilidad del sistema.

El apagón ha sido un aviso. La pregunta es si el gobierno sabrá escucharlo antes de que sea demasiado tarde.

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