
Lo que los atentados de Atocha el 11 de marzo de 2004 supusieron de ocasión para su manipulación mediática y política por parte del PSOE de Rodríguez Zapatero y posterior desalojo del PP, se repitió con la trama Cerdán como urdidora de la moción de censura a Rajoy 14 años después.
Índice de epígrafes:
1. Una decisión que resquebraja el muro de contención del PSOE
2. Cerdán y Alonso: la conexión que activó la máquina
3. De la moción de censura a la ingeniería parlamentaria
4. Servinabar: mucho más que una adjudicataria
5. Implicaciones: corrupción como sistema, no como accidente
6. Conclusión: todo está conectado
I. Una decisión que resquebraja el muro de contención del PSOE
La decisión del magistrado Leopoldo Puente, instructor del caso Koldo en el Tribunal Supremo, de enviar a prisión sin fianza a Santos Cerdán, ex número tres del PSOE, no es un hecho aislado.
Es el primer gran reventón judicial dentro del bloque operativo, político y económico que mantiene en pie al sanchismo. El juez aprecia indicios de organización criminal, cohecho y tráfico de influencias, y subraya el riesgo de destrucción de pruebas, en un contexto en el que la estrategia de contención mediática y jurídica del Gobierno empieza a hacer aguas.
La Fiscalía, lejos de contemporizar, ha respaldado las medidas más duras. Ya no se trata del exministro Ábalos ni del comisionista Koldo García.
Se trata del arquitecto de la mayoría parlamentaria de Sánchez. Cae, por tanto, una pieza estructural, no un eslabón débil.
II. Cerdán y Alonso: la conexión que activó la máquina
Del auto judicial se desprende que la red no era solo financiera, sino también política. En 2016, Cerdán firmó un contrato privado para adquirir el 45% de Servinabar, S.L., empresa gestionada por Antxón Alonso, por apenas 6.000 euros. Aunque alega que el contrato se rompió, el documento sigue vigente y en poder de Alonso, según la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO). Este vínculo va más allá del papel empresarial.
En su declaración ante el juez, Cerdán reveló que Antxón Alonso fue clave para asegurar el apoyo del PNV a la moción de censura contra Rajoy en 2018. Hablamos, por tanto, de un empresario vinculado a una red adjudicataria y, al mismo tiempo, intermediario en decisiones políticas que cambiaron el rumbo del país.
El juez interpreta esta doble condición como indicio de un modelo operativo en el que se entrelazan alianzas parlamentarias y beneficios empresariales, trazando un circuito que combina lealtades políticas con flujos de dinero opacos.
III. De la moción de censura a la ingeniería parlamentaria

Lo que hasta ahora se presentaba como una jugada maestra de estrategia parlamentaria —la moción de censura de Sánchez— aparece ahora, a la luz del auto, como una operación en la que los hilos del poder no se tejieron solo en los despachos del Congreso, sino también en reservados empresariales y pactos informales.
La declaración de Cerdán sitúa a Alonso como mediador con el PNV. El partido vasco, sin embargo, ha reaccionado calificando de “ridículo” ese relato y ha reiterado que su voto respondió a la sentencia Gürtel, no a ningún puente empresarial.
Aun así, el dato no es menor: la mayoría que permitió a Sánchez llegar al poder nace con una sombra de posible tráfico de influencias que no ha sido aún despejada.
IV. Servinabar: mucho más que una adjudicataria
Servinabar aparece ya no solo como receptora de contratos públicos, sino como nexo estructural entre negocio y poder. El juez subraya que su configuración accionarial, las condiciones del contrato y la cercanía entre sus administradores y altos cargos del PSOE apuntan a una estructura profesionalizada de enriquecimiento y lealtad política.
La hipótesis de trabajo del juzgado es clara: esta empresa pudo servir para canalizar pagos, disfrazar relaciones de dependencia y financiar indirectamente favores políticos, al margen de los circuitos institucionales.
V. Implicaciones: corrupción como sistema, no como accidente
El caso de Santos Cerdán, lejos de reducirse a una infracción ética o un error personal, refuerza la tesis de una corrupción sistémica que atraviesa las distintas fases del poder político: formación de mayorías, adjudicación de contratos, distribución de comisiones y, finalmente, blindaje institucional.
Que un empresario como Antxón Alonso figure como socio mercantil, facilitador político y beneficiario indirecto de adjudicaciones públicas no es una anécdota. Es un patrón.
Y el patrón apunta directamente a la forma en que Pedro Sánchez ha construido su poder: una red de fidelidades articulada desde lo invisible y legitimada desde lo parlamentario.
VI. Conclusión: todo está conectado
La prisión de Cerdán no es el final, sino el primer gran temblor de un edificio que puede comenzar a desmoronarse. Porque si es cierto que Alonso facilitó alianzas, que empresas amigas recibieron contratos, y que políticos de alto nivel se beneficiaron indirectamente, entonces la corrupción no es un coste del poder: es su condición de posibilidad.
Y lo que hasta ahora era rumor, sospecha o crítica, comienza a convertirse en materia penal, fáctica y procesalmente demostrable.
Y Mariano Rajoy, el mayor consentidor de los caprichos socialistas y víctima política de Zapatero en 2004, volvió a caer en 2018, víctima de la organización delictiva de Pedro Sánchez y sin haberse enterado de cómo pudo pasarle.
ENLACE Y DOCUMENTO RELACIONADOS:
“Cerdán declara que el dueño de Servinabar facilitó que el PNV apoyara la moción contra Rajoy”
Artículo 14 (30 de junio de 2025): Aquí se detalla la versión judicial, según la cual Santos Cerdán atribuye a su socio —Antxón Alonso, administrador de Servinabar— un papel determinante como canal de interlocución con el PNV, asegurando que su vínculo fue clave para “permitir y facilitar” el contacto que desembocó en el voto favorable del partido vasco a la moción de censura.
Auto dictado por el magistrado instructor Leopoldo Puente en el marco del caso Koldo, referente a la situación personal de Santos Cerdán León, tras su declaración como investigado el 25 de junio de 2025.
El documento confirma y amplía la información ya difundida en prensa, aportando elementos jurídicos que refuerzan la tesis de que Antxón Alonso no era solo un empresario asociado a Cerdán, sino un actor de peso en la construcción de las alianzas políticas que sostienen a Sánchez desde 2018. Esta implicación hace saltar por los aires la línea de defensa de “hechos aislados” o “actuaciones personales”, apuntando a un entramado sistémico, donde la estrategia parlamentaria y la adjudicación de contratos públicos estarían profundamente entrelazadas.

Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED