
En Venezuela, la lucha por la libertad se ha convertido en una gesta heroica que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio.
Millones de venezolanos, dentro y fuera del país, resisten frente a un régimen que ha “institucionalizado” el terrorismo de Estado como arma para perpetuarse en el poder.
Este régimen, jefaturado por Nicolás Maduro, no solo ha sumido a Venezuela en una de las peores tragedias humanitarias de su historia, sino que ha desplegado una maquinaria represiva que busca aplastar toda esperanza.
Sin embargo, en medio de la oscuridad, la resistencia clandestina se enciende y se alza como un antorcha de dignidad, un bastión inquebrantable que mantiene viva la lucha por la democracia.
En el corazón de esta resistencia se encuentra María Corina Machado, una líder cuya valentía y determinación son un ejemplo para el mundo. María Corina, con su liderazgo incontestable, ha desafiado las amenazas, la persecución y las inhabilitaciones arbitrarias impuestas por el chavismo.
Desde la clandestinidad, donde se refugió tras las el atraco al verdadero resultado de elecciones del 28 de julio de 2024, ha demostrado que el miedo no puede doblegar la voluntad de un pueblo unido.
Su reaparición el 9 de enero de 2025, tras 133 días resguardada, para encabezar una protesta en Caracas contra la ilegítima toma de posesión de Maduro, es un testimonio de su compromiso inquebrantable.
A pesar de ser “violentamente interceptada” por las fuerzas represivas, su mensaje resonó con fuerza: “Hagan lo que hagan, esto se acabó”.
María Corina no sólo lidera con palabras, sino con acciones y asumiendo riesgos personales que inspiran a millones a mantenerse firmes en la lucha por la libertad. El régimen, consciente del poder de su liderazgo, ha incrementado su persecución.
La han acusado de “traición a la patria” y cuanta barbaridad se les ocurre, la han amenazado con intensificar “la cacería” para reducirla a la cárcel, pero ni siquiera estas maniobras han logrado silenciarla.
Desde la clandestinidad, María Corina ha coordinado estrategias para visibilizar el robo electoral y movilizar a la ciudadanía, diseñando mecanismos resilientes, adecuándose a las características de la realidad de nuestro país, sitiado por mafias peligrosísimas y demostrando que la lucha persistente y resistente no necesita de reflectores para ser efectiva.
Su capacidad para organizar y cohesionar a la oposición, incluso bajo las condiciones más adversas, es un legado que trasciende las fronteras de Venezuela.
Por tal razón hemos hablado de La Doctrina Machado, tesis que emerge como un marco estratégico integral que busca transformar el hemisferio americano en un bastión de democracias resilientes, donde los ciudadanos son los verdaderos artífices del cambio. Inspirada en el liderazgo y los ideales de la líder opositora venezolana María Corina Machado, esta doctrina propone una combinación de:
- -Resistencia pacífica
- -Presión internacional coordinada
- -Y una sólida reconstrucción económica para enfrentar las dictaduras modernas y sus devastadoras consecuencias regionales.
Su visión no se limita a la liberación de Venezuela, sino que aspira a forjar un continente unido por los valores de la libertad, los derechos humanos y la soberanía popular.
María Corina no está sola. La historia de la resistencia venezolana está marcada por líderes que, como ella, han abrazado el clandestinaje como un escudo para proteger su vida y su lucha.

Otro ejemplo es el de Juan Pablo Guanipa, un aliado cercano de María Corina, quien también recurrió a la clandestinidad tras las elecciones de julio de 2024.
Guanipa, fue capturado en mayo de 2025 en el marco de la “Operación Tún Tún», un operativo que tiene la impronta del jefe de los métodos represivos, Diosdado Cabello, que busca desmantelar la resistencia opositora.
Desde la clandestinidad, Guanipa mantuvo viva la lucha por la democracia hasta que fue secuestrado por las fuerzas del régimen, acusado de liderar supuestos actos terroristas.
Su detención, como la de tantos otros, suman 948 seres humanos en condición de presos políticos, lo cual es una muestra del terrorismo de Estado que persigue silenciar cualquier voz disidente.
El terrorismo de Estado en Venezuela se manifiesta en detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones forzadas y asesinatos.
Organismos como Human Rights Watch han documentado casos de brutalidad contra opositores, como el de Edwin Santos, cuya muerte en 2024 fue denunciada como una posible ejecución extrajudicial por parte de la oposición y la ONG como Provea.
La persecución no se limita a líderes políticos; periodistas, profesores, médicos y activistas sociales han sido blanco de esta represión sistemática.
El régimen ha cortado servicios básicos a asilados en embajadas, como fue el caso de la Embajada de Argentina en Caracas, y ha recrudecido su asedio contra cualquier forma de disidencia. Frente a esta maquinaria de terror, la resistencia clandestina se ha convertido en la columna vertebral de la lucha venezolana.
No se trata solo de esconderse, sino de reorganizarse, planificar y mantener viva la esperanza de un pueblo que no se rinde. María Corina Machado y Edmundo Gonzalez Urrutia, con su liderazgo legitimado por millones, encarnan esta resistencia.
Su mensaje de unidad y su estrategia para restituir la Constitución son una brújula para todos los que soñamos con una Venezuela libre.
La lucha no termina. Cada venezolano que alza su voz, que pinta un grafiti con el mensaje “Aquí ganó Edmundo,” que se organiza en la clandestinidad o que marcha en las calles o en las redes, es parte de esta resistencia.
Le decimos a María Corina, a Catalina, a Rocío, a Dinorah, a Carlos Azuaje, a Juan Pablo, a Yandir Loggiodice y a las dos jóvenes Génesis Gabriela Pabón Paredes y Rocío Del Mar Rodríguez, que fueron condenadas a 10 años de prisión en Venezuela por estampar una foto con la caída de la estatua de Chávez, fueron acusadas de “incitación al odio, traición a la patria y terrorismo”, que no están solos.
En definitiva, a los miles de activistas que integran “los Comanditos” y que se resguardan estratégicamente y a todos los presos políticos y a los millones de venezolanos en la diáspora que esta lucha no será estéril.
La clandestinidad no es el fin, sino el comienzo de una nueva etapa de lucha. Como dijo María Corina, “esto es hasta el final.” Venezuela será libre.

Antonio José Ledezma Díaz (San Juan de los Morros, 1 de mayo de 1955) es un político y abogado venezolano, destacado opositor al régimen de Nicolas Maduro. Actualmente exiliado político en España. Fue el alcalde mayor del Distrito Metropolitano de Caracas hasta 2015, cuando fue sustituido por Helen Fernández.También se ha desempeñado como alcalde del municipio Libertador de Caracas en dos ocasiones y gobernador del antiguo Distrito Federal. Fue dos veces Diputado del extinto Congreso Nacional de Venezuela (actual Asamblea Nacional) desde 1984 y fue elegido Senador de la República en 1994, siendo la persona más joven en ser elegida para ese cargo.