Cada semana que pasa resulta más evidente: Moncloa ha decidido apadrinar a la Indra de los Escribano. No ya como contratista, sino como estructura industrial de poder.
El rapapolvo de Defensa a Indra y su cortina publicitaria
Defensa ha dado un tirón de orejas a Indra por los retrasos del VCR 8×8 Dragón. Lo demás —anuncios a página completa y marcos narrativos— es ruido. La tinta no aprieta tornillos.
Escribano fuerza a la semipública Indra a pagar de 500 a 700 millones más por su propia empresa
Ángel Escribano, presidente de la semipública Indra, ha decidido que la compañía que administra debe comprar su propia empresa privada, EM&E (Escribano Mechanical & Engineering), a un precio inflado
Asturias primero. Escribano, después.
Cuando una “estrategia industrial” se pliega a la agenda de una sola empresa, deja de ser política pública para convertirse en gestión de expectativas ajenas. Si es industria deberá haber reglas; si es falsa promesa, bastará la foto.
Indra, Santa Bárbara y La Nueva España: crónica de una falsedad interesada
Hay falsedades que se escriben con desgana, y otras que se construyen con presupuesto. La publicada por La Nueva España sobre los fiascos y retasos de Indra en el 8×8 Dragón pertenece, sin duda, a la segunda categoría.
Ángel Escribano, Pedro Sánchez, SEPI e Indra: El pelotazo de EM&E con dinero público y trampas privadas
Este no es un escándalo financiero más. Es una operación política de autoconcentración de poder y riqueza, en la que los Escribano, Indra y el Gobierno se reparten trozos del mismo pastel. Un pastel horneado con fondos públicos y servido en bandeja por el BOE.
Sánchez, Escribano e Indra: continúa el desembarco en nombre del Estado (o del Partido)
Mientras en Moncloa se diluyen explicaciones y se fabrican cortinas de humo para capear las balas de la UCO, el Gobierno avanza a paso firme en su operación más silenciosa y eficaz: el control quirúrgico de Indra, esa joya dual del Estado que sirve tanto para contar votos como para fabricar radares militares
Intervención silenciosa: la nacionalización empresarial que se cocina en Asturias
Nadie ha anunciado una nacionalización. No se ha publicado ningún decreto ni se ha izado bandera alguna en las azoteas de Duro Felguera. Pero si uno mira con atención lo que ocurre en la industria asturiana —con nombres como Duro, Imasa o Santa Bárbara— empieza a vislumbrar lo que en tiempos menos sutiles se habría llamado estatismo rampante. Ahora lleva traje, se disfraza de “reestructuración” y sonríe desde los despachos de Indra.