En el año 2010, durante los días 7, 8 y 9 de abril, organizamos los ahora responsables de Asturias Liberal (Manuel Rosal y Joaquín Santiago) el congreso “Asturias, presente y futuro” en el Auditorio Príncipe Felipe, de Oviedo.

Lo hicimos con nuestra otra marca, CES (Centro de Estudios Sella) y de entre las relevantes conferencias pronunciadas destaca la del tristemente fallecido Juan Velarde Fuertes.

Por su interés para el debate necesario acerca de la economía de Asturias, transcribimos el texto íntegro de su conferencia que ha de ser nuestro homenaje a su trascendente figura como economista y como persona.

Este texto ha de servir, además, para relanzar un debate serio acerca de nuestra región y, por supuesto, de España.

HACIA UNA NUEVA ASTURIAS, O LA PUGNA DE UN DISTRITO INDUSTRIAL EN RELACIÓN CON LA COMPETITIVIDAD (D. Juan Velarde Fuertes)

¿Tiene algún sentido dedicar mucha atención a las cuestiones regionales en estos momentos en que la Unión Europea, la Eurozona y, desde luego la ampliación de los fenómenos globalizadores de la economía mundial están cada vez más presentes? Concretamente, ¿merece la pena estudiar lo que le sucede a la economía asturiana, salvo dentro de las fronteras del Principado? Lo que sigue es una introducción a algo que va mucho más allá de un simple localismo, heredero de un mensaje romántico que, por ello, tiene cada vez menor significación para una economía pujante.

En España se retrocede en el proceso unificador de los mercados

En primer lugar, conviene echar mano de un gran economista, asturiano por más señas, Valentín Andrés Álvarez. Cuando se le hablaba de la homogeneidad que la economía creada como consecuencia de la globalización, siempre relataba que, en sus viajes de Madrid a Doriga, el conductor del coche, tras pasar Pajares, siempre se detenía a echar gasolina en ciertas estaciones de servicio, mientras evitaba otras. Don Valentín le preguntó: ‑“Pero, ¿por qué no se detiene en cualquier estación de servicio, puesto que la gasolina es la misma y los precios iguales por la libre competencia entre ellas?” La respuesta fue inmediata: ‑“Mire usted, la gasolina será igual, pero la sidra que venden es muy diferente”.

¿Está Asturias condenada a ser un área industrial deprimida?

De pronto, por lo que sea, en lo económico, una región concreta puede ofrecer algo que impulse o rechace la localización industrial. El estudiar un caso concreto, en esta ocasión, el asturiano, tiene trascendencia general. En este caso, como mínimo, para toda España. Y además ha de tenerse en cuenta que la situación autonómica impuesta por la Constitución de 1978 crea unas realidades que, a efectos nacionales económicos, no pueden ser ignorados. Traslademos a España y sus autonomías lo que señaló Benjamin Cohen en su aportación “Beyond EMU. The problem of stability”, publicado en el volumen dirigido por Barry Eichengreen y Jeffrey Frieder, “The political economy of European Monetary Union” (Westview, 2000), al indicar que “era un sueño pensar en una transparencia perfecta en los mercados europeos, a causa de que sus naciones miembros viven, aun, en un mundo de estados soberanos”. En septiembre de 2007, Barry Wichengreen en un documento de trabajo del National Bureau of Economic Research, titulado agresivamente “The breakup of the Europe” ‑¿podría pensarse en otro titulado “The breakup of Spain?”‑ insiste en esto. Concretamente, a pesar por ejemplo del euro, de un fuerte sistema financiero y de algunos otros factores, en España se retrocede en el proceso unificador de los mercados, a causa de las fronteras autonómicas. Pero esto motiva que una realidad regional cualquiera, aparte de su individualidad, repercuta sobre el resto de las españolas y de ahí el interés de estos estudios. No es ocioso, no, para el resto de la nación conocer si Asturias va bien o mal, y si puede, o no, ir mejor.

Debilidades relativas de Asturias: “lasciate ogni speranza”

Comencemos, en este sentido, por señalar que es evidente que Asturias había dejado de ser un distrito industrial señero de la región cantábrica a partir de la gran reconversión de la economía española de 1959. Como sucede en muchas ocasiones corría el riesgo de convertirse en una típica área industrial deprimida. ¿Se trataba de algo irreversible? En la Escuela de La Granda, en el verano de 2008, precisamente ese fue el centro de los debates en la semana del 4 al 8 de agosto, en colaboración con la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), bajo el título, como se verá, perfectamente acertado de “La competitividad como objetivo de la economía asturiana”. Lo dirigió, de modo magnífico, el presidente de la FADE y de la Cámara de Comercio e Industria de Oviedo, Severino García Vigón, un economista importante licenciado en la Universidad Complutense.

Es apasionante estudiar esta cuestión de la inexorable, o no, decadencia económica de Asturias tanto si únicamente se nos ocurre manejar las macromagnitudes corrientes, por un lado, como, por otro, si nos basamos en noticias de actualidad. Echemos mano, en este último sentido, por ejemplo de lo que aparece reflejado en la prensa diaria del Principado. Por ejemplo, en “El Comercio” del 26 de diciembre de 2008 con un titular a toda plana, en la página inicial, que reza: “Arcelor Mittal retrasará hasta 2011 la ampliación del segundo horno alto de Gijón. La obra que permitirá aumentar la producción de acero líquido en un millón de toneladas estaba prevista para el próximo año”. Y también en el mismo diario, el 12 de febrero de 2010, se recogen por E. Arenas unas declaraciones de Gonzalo Urquijo y los directivos españoles de Arcelor Mittal en una rueda de prensa celebrada en Luxemburgo señalando que “la productividad de las plantas asturianas (de esta multinacional) es un 20% más baja que la del resto de las plantas europeas”. Y volviendo a las macromagnitudes, parecería suficiente con lo que se refleja en el recién publicado volumen de Julio Alcaide Inchausti y Pablo Alcaide Guindo, “Balance económico regional (Autonomías y provincias). Años 2000 a 2008” (Funcas, diciembre, 2009). Muy sintéticamente en él observamos un panorama que, con el más benévolo de los juicios, se podría calificar de muy difícil. Pero no adelantemos acontecimientos.

Comencemos por señalar que Asturias posee una alta densidad demográfica ‑100’6 habitantes por km2‑ pero es la única región autonómica que en la década 1998-2008 ha disminuido su población. Por provincias, en la década 1997-2007 eso únicamente sucede en España, aparte de en la ciudad autónoma de Ceuta, en el que podemos denominar bloque asturgalaicoleonés de siete provincias que pierden habitantes: Lugo, Orense, Asturias, León, Palencia, Zamora y Salamanca. El censo de la población de Felipe II ya se había hecho para comprobar el monarca dónde, en sus reinos, existía decadencia, y no andaba muy descaminado. En ausencia de macromagnitudes provinciales en los años 30 del siglo XX, Perpiñá Grau utilizó la población como señal de mayor o menor actividad económica. Además esta realidad asturiana amenaza con empeorar, porque Asturias forma parte del grupo de diez provincias con un porcentaje de personas de edad superior a los 65 años que está en el 22% de la población total. El conjunto de España de esa edad se encuentra cerca del 13%, y aun así, se considera que, con esos porcentajes, se muestra que, salvo por la inmigración, tiene nuestra nación una realidad demográfica recesiva.

A efectos de magnitudes macroeconómicas, eliminemos por la crisis, el año 2008 y concluyamos por ser el último de fuerte desarrollo, en el 2007. Así se observa que, en el periodo 2000-2007, el conjunto de Lugo, Orense, León, Zamora, Soria, Guadalajara, Ciudad Real y Asturias es el que ha tenido un desarrollo menor en España en cuanto al PIB a precios básicos. Medido éste por la variación media anual, se observa que la de Asturias es análoga a la de Orense y Guadalajara, y algo mayor que la de las otras cinco. En 2007, Asturias formaba parte del grupo de las diez provincias que registraban el menor crecimiento del PIB a precios básicos. La media española fue del 3’58% y la de Asturias un 3’34%. En 2007, entre las 52 provincias ordenadas de mayor a menor, Asturias ocupaba el puesto 46 en tasa de actividad de su población, con el 50’51%. En el empleo total, que aumentó en España en el periodo 2000-2007 un 15’64%, lo hizo en un 12’78% en Asturias, con lo que el Principado, en provincias, ocupa el puesto 32 de mayor a menor creación de ocupación.

Naturalmente esto produjo que en el año 2000, con un índice de convergencia con la Unión Europea de los 15 del 78’44%, Asturias ocupase el puesto 16 de las 19 realidades autonómicas; sin embargo, en el año 2007, ha pasado al puesto 14, al converger con más fuerza que Castilla-La Mancha y que Murcia. Sin embargo, la convergencia española fue de 100’74, y la asturiana de 89’84, ocupando Asturias entre las 52 provincias el puesto 37, de mayor a menor convergencia en 2000 y el 32 en el 2007.

Finalmente, no se pueden olvidar los datos de la demanda interna asturiana, que fue de 28.860.600.000 euros en 2007, y que al ser la renta interior bruta asturiana de 23.739.100.000, exigió una financiación externa de 5.121.500.000 euros, lo que por habitante supone la llegada del exterior español de 4.755’2 euros. Sólo reciben mayores fondos por habitante, por este orden, Melilla, Ceuta, Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha.

Todo este panorama daba la impresión de que sobre la economía del Principado podría escribirse un “lasciate ogni speranza”. Sin embargo esto supone, históricamente, un error, porque Asturias ya había sido, en el pasado, y hasta mediados del siglo XIX, una de las zonas más deprimidas de España. Sin embargo atinó a incorporarse a las características muy especiales que tuvo la Revolución Industrial en España, y por eso, desde esos mediados del siglo XIX y hasta cien años después fue uno de los florones del desarrollo económico nacional.

Fortalezas de Asturias

Como a partir de esa fecha se inicia el proceso cuya proyección a inicios del siglo XXI acabo de exponer, pudiera considerarse que la de Asturias era una de esas situaciones regionales que, en muchas ocasiones y países, no tiene marcha atrás. Sin embargo era evidente que quedaba en Asturias, como punto de apoyo evidente para salir de esa situación, un talante empresarial, una realidad del mundo obrero, una reacción del ámbito intelectual de la región y, también, por cierto, en la opinión pública asturiana, que creaba un clima apto para que, si se adoptaban los ajustes estructurales adecuados se pudiese reaccionar. Una vez más resplandecen unas palabras de Alfredo Marshall en el capítulo X del libro IV de sus “Principios de Economía”: “Cuando una industria ha escogido una localidad para situarse en ella, es probable que permanezca en la misma durante largo tiempo, pues son muy grandes las ventajas que los que se dedican a la misma industria obtienen de la mutua proximidad. Los misterios de la industria pierden el carácter de tales; están, como si dijéramos en el aire y los niños aprenden mucho de ellos de un modo inconsciente. El buen trabajo es apreciado como se merece; los inventos y los perfeccionamientos en la maquinaria, en los procesos de fabricación y en la organización general de los negocios, se estudian pronto para dilucidar sus méritos e inconvenientes; si una persona lanza una nueva idea, ésta es adoptada por los demás y combinada con sus propias sugerencias, y de este modo se transforma en una fuente de otras ideas. Y pronto las actividades subsidiarias se establecen en las proximidades, proporcionando a la industria principal, útiles y materiales, organizando su tráfico y tendiendo de diversos modos al ahorro de su material”.

Asturias logró mantener las bases para que pudiese fructificar en cualquier momento un distrito industrial marshalliano. No tenía, para sus propias necesidades, problema energético alguno; la población activa tenía buenas condiciones educativas para adaptarse a las exigencias de la actual etapa de la Revolución Industrial; los servicios financieros, las empresas de transportes, la red comercial en todos sus aspectos, seguían siendo eficaces. Todo el que estudiase seriamente la situación económica asturiana tendría que convenir que los fundamentos para un eficaz distrito industrial eran bien visibles.

Quien acertó a eliminar los miedos previos fue Joaquín Lorences Rodríguez, con Andrés Moreno Santos como ayudante de investigación y el prólogo de Jaime Rabanal García, al ser el autor del libro “Competitividad de la economía asturiana” (Gobierno del Principado de Asturias. Consejería de Economía y Asuntos Europeos. KRK Ediciones, Oviedo, diciembre 2007). Es una prioridad científica que ha de reconocérsele. La importancia de este libro es evidente. Después de superar el debate que, en relación con la competitividad planteó Krugman en la “Oxford Review of Economic Policy”, 1996, más la réplica de Porter y Ketels, y en el caso de España, y de modo muy destacado, de tener presentes los planteamientos macroeconómicos del profesor Villaverde en su artículo de “Papeles de Economía Española”, 2007, nº 113, nos muestra cifras que ofrecen una información que me atrevo a calificar de notabilísima y muy novedosa.

Gracias a ellas se percibe cómo la industria del Principado ha sabido convertirse, precisamente en estos momentos, en competitiva, si consideramos, por supuesto, como contraste, lo que sucede en España y también en otras regiones autonómicas españolas. Para ello se parte de esta definición de competitividad, que se lee en las págs. 22-23 y 40: “Una región es más competitiva que otra si en su economía pesan más las actividades que satisfacen… (ciertos) requisitos”. Estos son los de tener “un coste laboral unitario inferior a su respectiva media estatal y cuyos determinantes son una productividad media del trabajo y un coste medio mejores simultáneamente que los de sus homólogos nacionales”.

Y he aquí que Asturias como se observa en las págs. 63-64 de este libro del profesor Lorences, posee con alto nivel de competitividad en las siguientes ramas industriales y de los servicios que, de acuerdo con las denominaciones de la Contabilidad Regional de España, son: energía eléctrica, gas y agua; industria textil y de la confección, cuero y calzado; industria química; metalurgia y fabricación de productos metálicos; otros productos minerales no metálicos; construcción; educación; finalmente, actividades sanitarias y veterinarias. De este modo, como “estas actividades suponen casi el 39% del Valor Añadido Bruto asturiano y el más del 33% del empleo”, son capaces de situar a la región “en el quinto lugar (en competitividad) entre las autonomías españolas·”, de las diecisiete que estudia, pues no analiza –y no merecía la pena‑, a Ceuta y Melilla. Por delante se encuentran, por este orden, País Vasco, Madrid, Navarra y Baleares. Esta agrupación de cinco comunidades muy competitivas –véase la página 61 de este libro de Lorences‑ se encuentra muy alejada del resto, incluida Cataluña. Esta última consigue mejorar su competitividad gracias al “peso que tienen en… (su) economía las actividades (con) un coste medio laboral inferior al que asumen sus homólogos en el conjunto del país” (pág. 259).

También en este libro, y para Asturias, se estudian otros niveles menos exigentes en el terreno de la productividad, ampliándolos a veinticinco sectores de modo muy completo para el periodo 2000-2004. Se elimina, naturalmente, el sector de “Hogares que emplean personal doméstico”. Con todo ello, queda claro que, como dice Jaime Rabanal en el prólogo (pág. 21), es evidente “el fin del monocultivo empresarial y de un proteccionismo narcotizante de la iniciativa emprendedora”, dando “paso a un paisaje bien distinto”.

Todo esto se acaba de ratificar en el artículo, también de Lorences y Juan Francisco Canal, Convergencia productiva de la economía asturiana, publicado en Papeles de Economía Española, nº 123 de 2010, monográfico Fondos estructurales y Convergencia regional, donde se señala “que el sistema productivo asturiano ha registrado durante el periodo de observación (2000-2006) avances significativos de eficiencia evaluados a través de la productividad aparente del trabajo… (que) ha propiciado la evolución favorable de los costes unitarios de la producción regional y, por tanto de su competitividad en relación con la media nacional… La productividad media de la economía asturiana superó por primera vez a la media nacional en 2002, después de un largo periodo de lenta aproximación conforme avanzaba y se consolidaba su reconversión a lo largo de las últimas décadas”. Y añaden: “La relevancia de la convergencia productiva de la economía asturiana es clara, ya que, en condiciones normales se puede considerar inalcanzable la convergencia en renta per capita y bienestar con el conjunto del país si antes el sistema productivo no se homologa con el nacional en niveles de eficiencia y competitividad”. Y este artículo concluye así: “Durante el periodo 2000-2006 el sistema productivo regional ha experimentado avances sustanciales en su eficiencia y competitividad que son el fruto de la aportación de la mayoría de las actividades económicas. A priori, estos cambios deberían haber favorecido un crecimiento más rápido de la producción y el empleo que propiciara la convergencia en niveles de vida y bienestar”.

Pero al crisis que se inicia en 2007 ha supuesto una brusca ruptura de tal proceso.

No se debe olvidar en este sentido que según las cifras del INE, el PIB de España cayó en 2009 respecto a 2008 un 3’6% ‑entre paréntesis, en el siglo XX desde 1930, con la Gran Depresión, 1936, 1937 y 1945 no se registraba una caída tan alta‑, y tampoco que el de Asturias lo hizo más aún, en un 3’7%. Sólo sucede con más fuerza que en Asturias, de menor a mayor caída, en Baleares, Cataluña, Canarias, Comunidad Valenciana y Aragón. L. Gancedo, al comentar estos datos en La Nueva España de 24 de marzo de 2010, destaca cómo contrastan con las tesis del Gobierno del Principado quienes defendieron “asiduamente la tesis de que la economía regional estaba encajando mejor la crisis que otras zonas de España” e incluso, que “Asturias lideraría la recuperación en España”. Pero, de todos modos, en esta oleada hacia el futuro no debemos olvidar, tomados del texto, evidentemente superado en cuanto a la magnitud del global del descenso por las cifras señaladas, ciertas puntualizaciones del documento Análisis y predicciones de la economía del Principado de Asturias para el periodo 2008-2010, del Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico: Asturias, marzo 2009, del Instituto Flores de Lemus. Son éstas:

1) Que “la dimensión actual de la crisis inmobiliaria en Asturias está más relacionada con las dificultades financieras que con el exceso de oferta”, lo que confirma que “la crisis que vive Asturias no es de tipo productivo como las anteriores en las que el componente previo (crisis de los sectores básicos: minería, siderurgia, construcción naval, agricultura y ganadería…) era predominante. Por el contrario, en este caso, el componente financiero es el esencial”.

2) “La estructura económica asturiana es radicalmente diferente a la vigente en las anteriores crisis. Por una parte, la economía tiene una mezcla de actividades muy semejantes a la de las regiones más avanzadas, en las que predomina el sector servicios y el sector industrial es altamente eficiente”.

3) Que “las reestructuraciones realizadas para salir de las crisis anteriores han dado origen a un sistema productivo altamente competitiva con el resto del país”.

4) Que “hoy en Asturias predomina la iniciativa privada frente a la pública que fue mayoritaria” en otras crisis anteriores, cuestión importante porque “la empresa pública establecida en la región siempre administró el impacto de las crisis dilatando en el tiempo el ajuste para diferir y diluir los potenciales costes políticos. Por el contrario, hoy la empresa privada sigue los mismos incentivos que la del resto del país y los aplazamientos o retrasos de los ajustes están fuertemente penalizados por el mercado”.

Existe, pues, tras todo lo dicho, una rectificación coyuntural y estructural a la que se podría denominar sabiduría convencional sobre la economía asturiana y, además, a la creencia que sobre la región ha caído la situación de un área económicamente deprimida de modo irreversible.

¿Qué puede esperarse de la competitividad de Asturias?

Esto se abordó en la Escuela de La Granda, y merece glosarse el complemento que cristalizó después de las aportaciones y debates allí efectuados. Creo que así, al resumir esta reunión efectuada hará pronto dos años pero que contiene aportaciones valiosísimas, y que corría el riesgo de perderse, nos aclarará muchas cosas de lo que puede esperarnos en Asturias, concretamente en relación con la competitividad.

Las intervenciones que tuvieron lugar, se iniciaron con la de ese gran especialista en estudios de economía regional que es el profesor José Villaverde Castro. Desde su cátedra de la Universidad de Cantabria no cesa de ofrecer luces muy valiosas sobre estas cuestiones bajo el título de “La competitividad de las regiones españolas”. En este caso, y desde luego discrepando de la postura de Krugman –véanse los artículos de éste, “Making sense of the competitiveness debate”, en “Oxford Review of Economic Policy”, nº 3 de 1996 , y “Competitiveness: a dangerous obsession”, en “Foreign Affairs”, nº 2 de 1994‑, quien sostiene que carece de sentido hablar de competitividad espacial de las naciones o regiones, elabora Villaverde un índice compuesto de competitividad regional en España, después de mencionar los principales indicadores simples. Por cierto que subraya, con toda razón, “que realmente existe poca diferencia en que a la hora de referirnos a indicadores de competitividad hablemos del PIB per capita o hablemos de productividad. Hasta tal punto que si establecemos la correlación entre estos dos indicadores de niveles, la correlación es de 0’954, es decir, prácticamente la unidad”. Y si es correlación por rangos, es de 0’957, “con lo cual… prácticamente nos da lo mismo utilizar una variable o la otra”. Queda así claro que del índice compuesto de competitividad para el año 2000, “Madrid aparece situada siempre en el primer puesto… Y el País Vasco aparece siempre, sistemáticamente, situado el segundo… (En cuanto) al tercero… Navarra aparece en muchos casos; después aparece en otros índices La Rioja; en algunos aparece Cataluña… Si nos fijamos en los últimos… Extremadura (cuando se utilizan unos indicadores)… y Baleares (cuando se emplean otros)… ocupan las últimas posiciones… Asturias está en una posición intermedia con todos estos indicadores”. Si pasamos a la serie hasta el año 2005, “Madrid… se sitúa en las primeras posiciones… de forma continuada, y el País Vasco, lo mismo. En el caso de Extremadura vemos que se sitúa siempre en la última posición o en la penúltima (alternando con)… Murcia (y a su lado, Andalucía)… Asturias se sitúa… entre las posiciones 8 y 7, y Cantabria en la 9”.

Otra aportación importante fue la Joaquín Lorences, titulada “Competitividad de la economía asturiana”. Se centró en la construcción de “índices de competitividad territorial, índices de competitividad de un sistema productivo regional, a partir del análisis y valoración de la competitividad de cada una de sus piezas, de cada una de las ramas que lo integran, al mayor nivel  de desagregación que permiten las fuentes estadísticas”. Los conceptos básicos que utilizó para cada rama son el Valor Añadido Bruto, el margen bruto –esencialmente, los beneficios de la empresa, los costes del capital, las amortizaciones y los alquileres‑ y los costes laborales, o sea salarios, cotizaciones de todo tipo, indemnizaciones, seguros, gastos de formación y así sucesivamente. Y a partir de ahí, elabora otros tres conceptos: “El primero de ellos es el coste medio laboral, dividiendo costes laborales totales de la empresa o de la rama entre su número de ocupados”. El segundo es la productividad media aparente del trabajo, que es “el valor añadido bruto generado por la empresa o por la rama, dividido entre el número de ocupados… Con estos dos conceptos… elaboramos el tercer concepto: el coste laboral unitario o coste unitario de producción, que es el cociente entre lo que cuesta un trabajador y el valor de lo que produce ese trabajador”. Así se observa que “los costes unitarios de producción en Asturias, siempre han sido mayores que en España”. Pero hasta 1995-1996 estos costes eran tan altos que “el sistema productivo asturiano apenas daba para otra cosa más que para pagar los costes laborales vigentes”. Fue el sistema que “colapsó en Asturias, dando lugar a un duro ajuste… que tuvo un alto coste en términos de plantas industriales, explotaciones agrarias, cierres de empresas de todo tipo, y supuso una gran pérdida de puestos de trabajo. Concretamente, hasta 1996, Asturias perdió… 140.000 empleados, 90.000 en el sector agrario, al que normalmente se tiene muy olvidado, y 50.000 en el sector industrial”. Pero después todo ha cambiado, pareciéndose a la española la realidad empresarial asturiana y se convirtió en un crecimiento inequívoco del número de ocupados que sigue ‑desde entonces‑ hasta hoy”. En 1997 tenía Asturias 319.000 empleados. Más arriba hemos dado las cifras de 2007, o sea bastante más de 100.000 ocupados a partir de entonces, especialmente el “asalariado del sector privado… Obviamente, detrás de un asalariado siempre hay un proyecto de empresa… El despegue del empleo asturiano… (está) protagonizado por la empresa privada”. Y al saltar al estudio de la competitividad regional, a través de cuatro índices, Lorences obtiene una comparación de la competitividad por ramas de actividad que sitúa a Asturias muy en vanguardia de la realidad nacional, por supuesto después del País Vasco, Madrid, Navarra, Baleares, pero delante, en muchas ocasiones, de Cataluña y de las demás. Las cifras que ofrece muestran, con “una evidencia contundente…, que después de muchos años de esfuerzos y sacrificios en la región, Asturias ha conseguido sanear su economía y homologarla con las más eficientes del país”. Como se ve, la de Lorences es una aportación básica, y de la que no se puede prescindir al otear el futuro del Principado.

Pero esto quedaría casi en nada sin otras diez aportaciones a problemas sectoriales, o incluso a empresas, de modo muy concreto. La riqueza que se deriva de su examen no es para contada, como pronto creo se comprobará. Se abre la relación, casi me atrevo a decir, que llena del espíritu de Jovellanos, con las relacionadas con los transportes y comunicaciones. Para Asturias, la nueva “carretera de Castilla” jovellanesca está directamente relacionada con estas ponencias.

Los transportes en Asturias y sus infraestructuras. Con Jovellanos al fondo

Este punto clave del desarrollo que es el sistema de transportes y comunicaciones del Principado pasa por ello a tener que exponerse con cierta amplitud. Recuérdese que, para Kindleberger es uno de los puntos de apoyo esenciales de todo desarrollo regional, en un trípode junto con una población activa bien preparada y una energía abundante, barata y de buena calidad. La causa es esencial, porque ni la cuestión de la energía ni la de la preparación para novedades del desarrollo económico por parte de la población activa, son las más exigentes para Asturias hoy. En cambio, sí lo es el transporte. Jovellanos aludió con agudeza a estas tres exigencias. Además sus temas de la carretera de Castilla y del puerto de Gijón, a más del Instituto de Gijón, intentaban que el Principado tuviese los cuadros precisos para abordar la Revolución Industrial. Su discurso, cuando recibió el doctorado “honoris causa” por la Universidad de Oviedo, sobre el enlace de ambas instituciones, Universidad e Instituto, merece reflexión continua. Por otro lado, en el asunto de la energía, su preocupación por el desarrollo de la minería del carbón asturiano es bien conocida.

En relación con esto, no se puede dejar a un lado la aportación de Jacobo Cosmen en la Escuela de La Granda. La centró, en buena parte, en la acción concreta de ALSA en multitud de aspectos del transporte de viajeros, con enlace entre Asturias con “las autonomías del norte: País Vasco, Cantabria, Galicia y la provincia de León”. Es una empresa, pues, que “intercomunica dichos territorios”, a más de proporcionar un “transporte urbano y metropolitano en distintas ciudades” y “un transporte interurbano en algunas” de ellas, con una flota de 560 vehículos. ALSA asume, asimismo, la gestión “de 165 contratos de transporte escolar durante la vigencia del curso académico”, e incluso “el funicular de Bulnes”. El conjunto es un alarde, porque dentro del Principado atiende “a más de 500 núcleos de población, lo que provoca alrededor de unos 6.500 tráficos entre origen y destino”. En conjunto señaló que en la provincia existían 110 empresas de transporte, un millar de autorizaciones del transporte y 14 millones de viajeros/año. Agréguese que los operadores ferroviarios transportan, en el caso de RENFE, cerca de 8 millones de viajeros, y en el caso de FEVE, poco más de 4’6 millones. Todo esto, naturalmente, sirve para cohesionar el mercado del trabajo en el Principado, creando unas muy favorables economías externas para la actividad empresarial asturiana.

Un complemento importante fue el ofrecido por Ovidio de la Rosa, presidente de ASETRA, en relación con el transporte de mercancías por carretera. Lo inició con una afirmación evidente: “Sin nosotros, funcionar no funciona la economía y cuanto mejor funcionemos nosotros, mejor funciona la economía, y algo más: la economía europea… desde la II Guerra Mundial se ha desarrollado, gracias, entre otras cosas, sobre todo a la eficiencia del transporte de mercancías por carretera”. Destacó cómo éste enlaza con las “autopistas del mar,… un elemento absolutamente necesario para el crecimiento que se prevé… del 40% solamente en los ámbitos de la Unión Europea… (como) crecimiento de la demanda de transporte (de mercancías) desde el año 2000… al 2020”. Se destacó, por eso, respecto a Asturias, la significación de los puertos en relación con el transporte del carbón térmico y que los servicios de transporte por carretera, y también que en la región, “casi duplican los servicios de transporte intrarregional a los servicios de transporte interregional”. En Asturias, para conexión internacional, intereuropea, “anterior al año 1995, no teníamos más allá que dos empresas… Hoy ya operan cientos de empresas,… con mayor o menor dimensión”. En servicio público de transportes por carretera el número total de empresas que ofreció fue de 3.825 –el 2’9% del total español‑ y 9.102 autorizaciones, el 2’38% del total nacional. Un fenómeno asturiano es el bastante importante fenómeno cooperativo de este transporte: del “orden de 600 autónomos (que)… están en distintas cooperativas agrupados”, aunque Ovidio de la Rosa, quien señaló fue el mismo, un impulsor del movimiento cooperativo, ahora opina que “es un modelo absolutamente obsoleto y caduco… y además en estos momentos no responde realmente a los retos de competitividad que van a tener en los mercados”. También clamó críticamente, y con razón, por la Autovía del Cantábrico, “cuyo calendario iba a ser para el año 2000; no sé si será para el año 3000”, irónicamente dijo. Y continúa teniendo actualidad.

Enlaza esto directamente con el transporte marítimo en relación con Asturias, que expuso con brillantez José Luis Diaz Rato director de la Autoridad Portuaria de Gijón. El gran puerto europeo es Rotterdam; él solo, tiene un volumen de tráfico prácticamente igual al de todos los puertos españoles; va seguido de Amberes y Hamburgo. El primero español es Algeciras; el segundo Valencia y el tercero es Barcelona: “En Gijón tenemos una cifra muy modesta y ocupamos el noveno lugar en relación con el tráfico total”. La Comisión Europea, desde 2001 acuñó el término de “autopista del mar”. Ante el futuro de estas “autopistas”, se han de tener en cuenta los problemas tremendos derivados de la ampliación de los grandes puertos europeos. Añadamos la intermodalidad ligada a los contenedores. Las perspectivas que expuso Díaz Rato de ampliación mundial del tráfico por este procedimiento, obligan a precisar qué puertos están preparados en este sentido, porque la dinámica es fortísima: “Shanghai en el año 1998 era el puerto número 10 (mundial)… En ocho años se ha convertido en el puerto número 3… Hong Kong que era el puerto número 1 de 1996… ha perdido esa posición… y la ha ocupado el puerto de Singapur… Rotterdam que era el puerto número 4 ha pasado al puerto número 7”. Agregó que las grandes navieras del mundo son Maersk, Evergreen, Cono, CMA y MSC y he aquí que “todas estas navieras tienen en estos momentos contenedores en el puerto de Gijón”, por lo “que trabajan con el puerto de Gijón y ofrecen el puerto de Gijón como origen y destino de sus productos”. El puerto de Gijón, nacido en el siglo XIX “es un puerto típicamente industrial, al servicio de la gran industria”. Tiene una característica: “Salir al mar como se salió en Gijón a finales del siglo XIX supuso un record para toda la ingeniería mundial”. Fue muy brillante la exposición que hizo de la evolución del concepto que debe tener el puerto de Gijón, al servicio de la siderurgia primero, y carbonero al servicio de la energía eléctrica después, y ahora, sometido al choque del contenedor. El futuro que tenía “era… muy lánguido”. Pero, ¿no “podríamos pensar que el puerto de Gijón era una alternativa a la salida de todos los productos de España hacia el norte de Europa”? Y de ahí, junto con el mantenimiento de las redes asturianas surge la nueva idea expuesta por Díaz Rato, porque cree “que el puerto de Gijón está ocupando una postura central para, en primer lugar, todo el tráfico de América y Europa”. También es capaz de ocupar “una posición muy importante en relación a todo el tráfico de Europa (porque)… (puede) ser un punto de concentración para todo (el)… Arco Atlántico”. Barcelona y Valencia van a ser los destinatarios del tráfico hacia Europa de China, pero el que de ahí “sube también a Rotterdam” puede conceder alguna oportunidad a Gijón, y ello parte del acuerdo establecido con el puerto de Ningbo, que mueve “más de 180 millones de toneladas”. A partir de ahí amplió esto, como se lee en su aportación, entendiendo “que el puerto de Gijón es un elemento básico para el desarrollo regional”. En resumidas cuentas, “el puerto de Gijón quiere convertirse en el polo de distribución del transporte marítimo del sureste de Europa”. Naturalmente, esto exige el complemento ferroviario adecuado. Me atrevo a decir que la famosa demanda de AVE para Asturias, exige una inversión en infraestructuras colosal con una rentabilidad no precisamente muy alta. Esa inversión, en mejora del transporte ferroviario por contenedores, y ese enlace con El Musel, podría ser muchísimo más interesante, aunque, de momento, mucho menos atractivo desde un punto de vista popular. Por todo ello es comprensible que lata en el ambiente la preocupación de una expansión de Asturias en el enlace con el Mediterráneo, donde cabalmente se encuentra el gran triángulo de enlace con Europa y con el mundo asiático en fuerte expansión. En este sentido es como hay que plantear la oportuna declaración del presidente de FADE, Severino García Vigón de que, según José A. Ordóñez en La Nueva España de 9 de noviembre de 2009, Asturias no puede quedarse “al margen” del corredor de enlace del Cantábrico con el Levante español, añadiendo, que no se trataba de algo poco importante y que esperaba “que los gobiernos de Asturias y España acabarán aceptando que Asturias no puede ser una isla ferroviaria”. Según la misma información, el riesgo existe, pues el Ministro de Fomento, José Blanco declaró que “el futuro corredor será una pieza clave para relanzar el transporte de mercancías por ferrocarril, al mejorar la unión de España con Europa y del Cantábrico con el Mediterráneo”, mientras destacaba que ese trazado conectará los puertos de Santander, Pasajes, Bilbao, Castellón, Sagunto y Valencia, sin aludir para nada a El Musel.

El complemento del transporte aéreo lo ofreció Javier Gándara, director general de Easyjet España, planteando las posibilidades de las empresas de aviación de bajo coste. La red actual de esa compañía opera “en cerca de 110 aeropuertos por toda Europa. En España (lo hace)… en 16 aeropuertos… tanto en (la) Península, como en Baleares… (y) Canarias”. Respecto a Asturias empezó “a operar en marzo de 2005, en la temporada de verano, desde Londres-Stansted al aeropuerto de Asturias… En febrero de 2007, ‑dijo‑ que fue cuando… (abrió) Easyjet la nueva base en Madrid-Barajas… comenzamos a volar desde Madrid a Asturias con dos frecuencias semanales… En abril de 2008 empezamos a operar un vuelo de Ginebra a Asturias”, con una ocupación de vuelo desde Stansted “sobre el 80 u 80 y pico, excediendo al 90% en muchos casos. El de Madrid… tiene un resultado similar en cuanto a factor de ocupación como el de Stansted. El de Ginebra lleva muy poco tiempo”. La crisis actual es conocida, y se derivan de ahí problemas más coyunturales que permanentes, que es visible que tenga que soportar ese sector.

La energía en Asturias

Asturias es una gran generadora de electricidad, que excede de sus posibilidades de consumo. La cuestión básica es el de su exportación, como se expuso en una importante aportación de Fernando Soto, quien explicó una serie de problemas derivados del desarrollo de la Red Eléctrica. Uno de los datos importantes que expuso fue que “los procesos de tramitación (con la mayoría de los Ayuntamientos y concejos por donde discurren sus instalaciones)… se llevan… el 80% del tiempo… desde que se planifica hasta que se pone en ejecución. Deberíamos… hacer algo para que esos tiempos no sean tan dilatados si queremos no perder el tren de la competitividad… A ver si ahora conseguimos que esas tramitaciones se puedan acortar en plazo, al menos en la red de transporte secundaria, como se establece en la ley 17/2007”.

Se complementó esta aportación con un interesantísimo trabajo de Patricia Labra. Nos relata en él cómo la red de salida de electricidad de Asturias, en las líneas de 400 que van a la meseta hace que confluyan en La Robla las líneas Soto-La Robla y Lada-La Robla, haciendo temer que “la posibilidad de pérdida de este nudo de La Robla, ponga en problemas el sistema regional… de Asturias”. Igual agobio surge en “las líneas de 220 que conectan con Cantabria” por el nudo de Puente San Miguel, “de forma que a la hora de pensar hacer una red nueva se deben pensar puntos alternativos a este nudo de La Robla, a este nudo de Puente San Miguel”. Como el consumo de energía eléctrica de Asturias crece a un ritmo en torno al 5%, lo mismo o algo por encima del ritmo total español, Patricia Labra desarrolló unas perspectivas de futuro de evidente interés, incluyendo los parques eólicos de la zona occidental –por ejemplo, la subestación Salas 400‑ que “permitirá cierta evacuación de eólicos de esta zona occidental”. Las consecuencias de la regasificadora de El Musel, la previsión de “que se ponga en servicio a finales de 2009” la conflictiva línea Soto-Penagos, “una conexión alternativa a las líneas de 200 existentes” se encuentran en ese porvenir. Esta línea formará parte del Eje Norte, al enlazar con el eje ASGA –Asturias-Galicia‑, para poner en contacto Asturias y el País Vasco “a un nivel de 400 kV. Algo así como una autovía del Cantábrico pero a nivel de infraestructuras eléctricas”. Aparte queda el proyecto de la muy conflictiva línea Sama-Velilla, antes Lada-Velilla y el cierre del anillo de 400 kV de Asturias “entre Soto, Grado, Tabiella, Carrio y Lada”. El telón de fondo que nos debe preocupar es éste: es evidente “la vocación exportadora (de energía eléctrica) de esta comunidad; en general el 30%-40% de la energía que se produce en esta región se viene exportando en los últimos años… Sin embargo, con la red actual no resulta viable evacuar más producción de la que hoy existe… En caso de que con la red actual se instalara más generación, obligaría a limitaciones de producción, incluso en situaciones de disponibilidad total… No obstante, con la nueva línea Soto-Penagos, los dos proyectos de ciclo combinado que son más fiables si son admisibles y con la red planificada a 2011, la evacuación adicional en Asturias es de unos 2.800 MW… La línea Soto-Penagos permitiría un incremento de la capacidad de evacuación de Asturias de unos 800 MW y el resto se debería prácticamente a la línea Sama-Velilla”. No es posible en relación con todos estos problemas energéticos pasar por alto la comparecencia del Consejero de Economía del Principado, Graciano Torre, en la Comisión de Industria y Empleo de la Asamblea de Asturias el 10 de noviembre de 2009, donde destacó la “debilidad” del actual sistema energético de esta región, compuesto por la central de Soto de Ribera y las líneas Lada-Robla y Soto-Robla, por lo que consideró obligado, ante el caos que se originaría si la central de Soto de Ribera sufriese una avería o un accidente, defender la instalación de nuevas subestaciones y autopistas de evacuación, como Lada-Velilla y Soto-Penagos, calificando de “insensatos” a quienes se oponen. En el Plan que se redactó en 2006, el carbón era la principal apuesta, “aun sabiendo que va a haber reducciones en los próximos años con el cierre de centrales térmicas obsoletas”. Por supuesto consideró que hay que ir adelante con el gas natural, mucho menos contaminante de CO2 que el carbón, con el fin de que Asturias sea “atractiva para la localización de posibles nuevas empresas”. Sobre el asunto polémico de las energías renovables, indicó que era “prácticamente imposible” que supusieran esas energías el 20% del consuno final, porque para lograrlo, “habría que levantar las restricciones medioambientales que hay, convertir a la región en un campo de aerogeneradores y poner unos 350.000 m2 de huertos solares”.

Las Tecnologías de la Información y la comunicación en Asturias

Pasemos a otra cuestión. Precisamente en la Escuela de La Granda, en la década de los 80 del siglo XX, cuando “el efecto pingüino” en las TIC era evidente en España –recuérdese que los depredadores atacan a los primeros pingüinos que se lanzan a pescar, por lo que ninguno quiere ser el primero que se precipita al mar‑, el profesor José Terceiro expuso otro gran cambio, derivado de la presente etapa de la Revolución Industrial, y relacionado con las comunicaciones, el provocado por las TIC, o tecnología de información y comunicaciones. Luis Rodríguez-Ovejero, presidente del Grupo SATEC, expuso esa cuestión, considerando a “las TIC… (como) el vehículo de la casi presente, y sin duda futura, Sociedad del Conocimiento”. Rodríguez-Ovejero aludió, por supuesto, a cómo “la difusión masiva de la informática, la telemática y los medios audiovisuales de comunicación en todos los estratos sociales y económicos, nos proporciona nuevos canales de comunicación (redes), e inmensas fuentes de información, potentes instrumentos para el proceso de la información, dinero electrónico, nuevos valores y pautas de comportamiento social, nuevas simbologías, estructuras normativas y formas de organizar la información”. Y sobre Asturias nos muestra que “el sector TIC… ha cambiado espectacularmente en estos últimos años. Entre 1999 y 2004, según un estudio de Eurostat, Asturias fue la región europea donde más creció el empleo en las TIC, casi un 16% de media… Si repasamos los datos que publica AETIC, se trata de empleo donde el 86’2% de los contratados son fijos y el 61% son titulados universitarios. Si se ve desde la perspectiva de las empresas empleadoras, Asturias ha pasado de tener 215 empresas TIC en 1999 a 533 en el 2006, un salto importante al que habría que añadir, según datos de un estudio del INE sobre Ciudadanía y Empresa, más del 12% de las empresas asturianas con más de 10 trabajadores en plantilla, emplean personal TIC”. Además, es muy significativo que “la salida de profesionales TIC a trabajar fuera de nuestra región, esté en claro retroceso y ocurre cada vez en menor medida. Probablemente empiece ahora a existir un flujo a la inversa… Eso genera un fenómeno inverso al tradicional «drenaje de talentos», e indiscutiblemente capitaliza a las empresas y a la región cara al desarrollo de futuras iniciativas”.

Casos concretos de competitividad en Asturias: Duro Felguera, Crady y Climastur

Pasemos ahora, tras este largo, pero indispensable preludio, a contemplar concretamente algunos casos concretos de la realidad industrial asturiana. En ella subyace cabalmente, la explicación de los índices de competitividad elaborados por el profesor Lorences. Por eso conviene comenzar por lo que sucede en una de las más tradicionales empresas asturianas, la Duro-Felguera. Javier González Canga expuso en aquella reunión, bajo el título de “Una aproximación a la competitividad en el mundo global desde la experiencia de una empresa de ingeniería y construcción de plantas industriales”, cómo la actual Duro-Felguera nada tiene que ver con aquella compañía, tan excelentemente historiada por el profesor e ingeniero Ramón Mañana. Tal como expone González-Canga, la filosofía básica de esta empresa ahora sería: “Nuestro futuro no pasa por hacer inversiones, sino por innovar, por dar licencias en esos países del mundo emergente e invertir esos beneficios en innovación, en capital intelectual y así estar continuamente en primera línea de negocio”.

Duro Felguera, de empresa siderometalúrgica, y hay que añadir que extractora de hulla, “en los años 70 cambió radicalmente su modelo de negocio y se convirtió en fabricante de bienes de equipo”. Pero en “los años finales del 90 y en la década actual” se tuvo que reinventar el negocio, “porque el modelo en el que estábamos era intensivo en mano de obra, que (por ello)… no podía sobrevivir en el mundo actual, y tuvimos que reinventarnos recientemente otra vez… Hoy somos una empresa donde el 80% de lo que hacemos es gestión de negocio, gestión de plantas llave en mano, gestión integral de proyectos. Es decir, nada que ver con lo que hacíamos hace cinco o diez años”, y esto porque “las empresas que son intensivas en mano de obra se desplazan hacia el Tercer Mundo, y las empresas que sobreviven en el mundo desarrollado son, sobre todo, empresas de ingeniería”. Así es como Duro-Felguera hoy tiene lo que se podría denominar un aspecto radicalmente original: al contemplar en los negocios a los que se dedica, que “hay algunos con un grado de internacionalización del 80% y otros con un grado de internacionalización del 10%… Cuando nosotros –continuó‑ vamos a construir algo en un país extranjero, eso ya no es posible si uno no está culturalmente internacionalizado e integralmente internacionalizado”. Esto es, Duro Felguera está construyendo una infraestructura portuaria para la India, pero haciéndola en China, agregando: “Estamos fabricando equipos en Bulgaria que van a ir para El Ferrol” y así sucesivamente, porque “no se puede vender fuera si no se compra fuera”. Aparte de ello, en esta aportación surge una defensa cerrada, y lógica, de la urgencia del conocimiento del inglés. Pero también envió un mensaje muy importante: en conjunto, los centros de decisión se están desplazando, y esto es gravísimo si no se asume. Por ejemplo señaló: “¿En Asturias, qué está pasando? Pues que Hidrocantábrico ya no decide aquí; Arcelor ya no decide aquí; Asturiana de Zinc ya no decide aquí; que Alcoa ya no decide aquí; que Dupont ya no decide aquí, que el 70% del PIB industrial asturiano está en manos extranjeras… Esas empresas tienen sus centros estratégicos y de decisión fuera”. El “efecto sede”· no puede ser nunca ignorado.

A continuación no es malo contemplar otra empresa totalmente diferente de la mano de Adriano Monís: una de fabricación y distribución de material eléctrico basada en lo ocurrido en “la planta de Porceyo, de Crady,… (Recordemos) lo que fue Crady en su momento, una empresa lider en su sector durante 25 años y que pasó por un proceso de reconversión brutal a finales de los 70, hasta mediados de los 90, cuando –señalaba Monís‑ nosotros empezamos a evaluar la opción de integrarla en el Grupo Temper”. Así es como fue exponiendo cómo actúa una fábrica situada en Gijón, con un centro logístico anejo, con el montaje en China de una nueva planta, “complementando nuestras operaciones de Asturias (con) sus… desarrollos… en China”, para lograr el gran reto que “no es fabricar en China, porque eso lo hace cualquiera; (sino que) el gran reto es vender en China”. Interesa esta aportación muchísimo al hacer la crónica subyacente de cómo se logra ser “la primera empresa del sector y la tercera de España en conseguir certificar… (su) sistema de investigación y desarrollo por AENOR. Hoy en día, como ocurría con la gestión de la calidad en su momento, más bien es una cuestión necesaria, más que suficiente”. Me atrevo a recomendar la lectura de sus palabras a todo joven emprendedor del Principado, y quizás, al hacerlo, consideren que ése, el del grupo Temper, es precisamente su talante, porque, como señala Adriano Monís, “el paradigma empresarial asturiano está cambiando. Está en un proceso de cambio en el que agentes que anteriormente estaban, de alguna forma, sino enfrentados, distanciados, hoy en día están buscando sinergias a base de sus esfuerzos. Y eso me gusta resaltarlo, porque no sólo la Administración, también los sindicatos, las Cámaras de Comercio, las federaciones empresariales y las asociaciones… creen que hoy en día están más en sintonía que nunca” y debemos aprovechar este nuevo talante.

Concluye esta síntesis con la presentación que hizo Pedro Luis Llana, del caso de la empresa “Climastar”. Al leerla ahora recuerdo el comentario que se nos ocurrió a muchos al final de su intervención en la Escuela de La Granda: ‑“Ha sido una deliciosa presentación de cómo se construye una empresa competitiva desde la nada financiera, pero sí desde luego, a partir de la agudeza empresarial”. Partió esta empresa de aquel habitáculo “pequeño, el más pequeño que había”, que “estaba debajo de una escalera”, y la encontramos, en el momento presente, con ventas en 60 países: En “la gama Home –dijo‑ estamos empezando a vender bastante (en Estados Unidos); en Francia vendemos mucho”. Añádanse 70 tiendas en España, más la fábrica de Climastar y han pasado sólo seis años. El ejemplo para la localización de la actividad la toman de Mercedes: Si “Mercedes es capaz de vender un coche fantástico en todo el mundo y lo fabrican en Alemania; ¿por qué nosotros no vamos a hacer lo mismo con la calefacción y fabricarla en Asturias?… Y vamos a hacer miles de unidades… Hemos puesto 60.000 unidades en el mercado el año… (2007). Nuestro objetivo es, en 8 ó 10 años, estar en torno al millón de unidades a nivel mundial”.

Falta la alusión a la agricultura. Su marcha hacia una auténtica industria agroalimentaria es evidente. Pero los golpes que se derivan del replanteamiento de la PAC, son clarísimos. Realidades como, por un lado la Central Lechera Asturiana y, por otro Danone, muestran que también ahí se ha ganado, o se está ganando, la batalla de la competitividad.

Conclusión

Esta puede ser una nueva Asturias. En medio de una realidad económica española muy preocupante, esta realidad asturiana no deja de ser un rayo de esperanza sobre el que conviene meditar, no sólo en el Principado, sino en toda la nación. Y queda muy claro algo que debemos a Darwin. No debe extrañar porque no en vano este gran biólogo recogió el armazón de su obra inmortal, “El origen de las especies”, precisamente de los economistas clásicos. Y he aquí que Darwin escribió algo que conviene tener siempre presente, en Asturias y en España: “Los que sobreviven no son los más fuertes de la especie, ni los más inteligentes, sino los que mejor responden al cambio”.

                                                           Juan Velarde Fuertes