Una España de federalismo asimétrico conjugada con una región Cantábrica de “geometría variable”. Así se ve desde fuera y desde dentro la pugna intraespañola de corredores ferroviarios y de hidroductos desatada entre el Atlántico y el Mediterráneo. A cualquiera que esté informado no pueden por menos que asaltarle dos ingenuidades. Que España no actúe como España y que las regiones Atlántico-Cantábricas empiecen a caer del guindo cuando es manifiestamente tarde.

Hace años que se adoptaron los sintagmas “federalismo asimétrico” y “geometría variable”. El primero era profusamente empleado por Pascual Maragall para justificar su propuesta de Estatuto catalán. Y el segundo fue practicado más que empleada por Zapatero para justificar sus cambios de alianzas con eso mismo del Estatuto y, variando, variando, a Maragall terminó traicionando.

Lo asimétrico significaba que cada región iría por su cuenta en una carrera a dos, tres y hasta cuatro velocidades. O, ¿querría decir Maragall que una parte de España (la suya, claro) dictaría sus premisas al resto? Así parece ser. El Mediterráneo manda mucho.

Las regiones mediterráneas de España y sus poderosos grupos de presión empresariales apuestan por reforzar sus ejes de transportes (carreteras y red ferroviaria) y por su conexión con Europa. Y tienen otros intereses, poderosos aliados en los gobiernos de Alemania y Francia para lograrlo.

Buscan reforzar con Francia la entrada/salida de mercancías que, a la vez, estarían conectadas a sus puertos, Valencia y Barcelona. Añaden a eso el impulso a la construcción de conducciones energéticas: gas, hidrógeno verde, etc. Llevan varios años con esto y los aliados que se han buscado son consorcios empresariales, regiones y demás Estados europeos.

Me llama la atención, en mi primera ingenuidad, la segunda de las geometrías variables, la del “corredor Atlántico”, que a veces fue del Noroeste y que a poco que nos despistemos será del Cantábrico y no de todo él.

Por la parte Atlántica o “el Noroeste”(Galicia, Asturias, Castilla-León y Cantabria) hubo un largo sesteo. Algunas palabras de vez en cuando para hacer que se hacía, escasa presión empresarial o, al menos, muy inferior a la que aplicaron los mediterráneos desde hace ya varios años. Y para de contar.

El País Vasco no quiso saber nada de eso porque, durante la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, los peneuvistas tenían en él su aliado; y ese aliado no era cosa menor, sino cosa mayor, como diría Mariano. El Brexit dio al traste con todo esto y ahora el gran aliado británico ni está ni volverá.

Urkullu, además de presidir el Gobierno Vasco, es también quien coordina la Comisión del Arco Atlántico, una de las seis entidades geográficas que forman la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas en Bruselas. A Urkullu ya le pica la prisa, se suma a Galicia, Asturias y Cantabria pero impone un cambio de geometría y de prioridades

Donde antes había un eje del Noroeste-Atántico-Cantábrico que reivindicaba (sesteando, recordemos) una primacía y reforzamiento de la red ferroviaria con Europa, ahora hay solo un eje semicantábrico: de Cantabria a País Vasco y directos a La Francia. Ni Galicia, ni Asturias, ni Castilla-León.

Galicia tiene, al menos, la iniciativa de pelear por su corredor ferroviario y buscará aliados en Portugal. Lo mismo que Castilla-León. Cabe preguntarse si Asturias ¿tendrá alguna iniciativa consistente? La respuesta es no, es, decir, Adrián Barbón firma las intenciones de todos pero le preguntará al jefe cuánto cumple. O es lo que suele hacer.

Reseña de LNE:

“Pero en lo tocante al ferrocarril, eso sí, la intervención inicial de Urkullu dejó claro que “nuestra agenda común abarca la red ferroviaria”, precisando que urge la presión sobre Francia para la conexión transfronteriza y que en el corredor cantábrico se incluye “la red entre Cantabria y Euskadi”

El resto del eje solo será apoyado por Urkullu en lo tocante a inciertos futuros hidroductos. Eso si finalmente éstos no se quedan solo para el tramo que a las Vascongadas le interese.

Pero el asturiano Adrián Barbón hace como que no se enteró de lo que el vasco, con su habitual seriedad vasca, dijo. Al contrario, habla discurriendo por las vías enmarañadas de confundir a la opinión pública en pleno año electoral. Le urgen las cortinas de humo tras el Fevemocho del que él era conocedor y los retrasos del AVE a su región, como se lee en LNE:

Barbón volvió a ordenar las prioridades ferroviarias de Asturias poniendo una vez más arriba del todo la apertura de la Variante de Pajares, en tanto que supone la puerta al Corredor Atlántico”.

Me llama la atención también el papel del Gobierno porque mantengo una persistente ingenuidad como español. Quiero que España tenga y aplique una política económica nacional. Lo deseo y creo que algún día eso llegará. Por eso me resulta llamativo que el papel del Gobierno sea de mero transmisor del eje que más comprima. Ya llegará a algún acuerdo con el PNV que le interese solo al PNV.

Y, también, de lo que los intereses de partes poderosas de Europa (Europa no es una sola voluntad en nada de nada, ahí no soy ingenuo), le aprieten. Gestionar las apreturas internas y las externas amistades poderosas.

Serán cosas del “federalismo asimétrico”, supongo.