Es una idea demasiado común la que postula que las «cosas» que suceden «dentro» son las más importantes y deben captar nuestra atención de manera exclusiva. Que se puede, por ejemplo, diagnosticar la situación de España solamente por lo que sucede fronteras adentro sin atender a los entornos.
Pero no. Un Estado, como toda realidad, existe, evoluciona y se explica mediante su interior (dintorno), sus fronteras (contorno) y su exterior (entorno). Lo que sucede en cada parte influye y se entrecruza con lo que pasa en las otras y, a no ser que nos ajustemos orejeras de asno, tenemos el deber de estar atentos a todo ello.
En el entorno inmediato de nuestra nación está Marruecos que, desde hace un par de décadas, lleva una política firme de reforzamiento interno y de presión hacia todo lo que la rodea. España está, así, en su punto de mira. Pero ¿Cómo incrementa el vecino reino de Mohamed VI su solidez interna, la de sus fronteras y su entrometimiento en las cosas de su vecino España? Veamos.
Las alarmas
Las alarmas disparan la indagación y ésta, la realidad. Los sucesos ya conocidos del giro hacia la sumisión completa que Pedro Sánchez asumió con secretismo hacia el Sáhara, la dimisión de la ministra de Exteriores, González Laya, forzada por Marruecos; la explotación de petróleo en aguas que podrían ser españolas, cerca de las Canarias, la compra de material militar con punto de mira en Andalucía, la reivindicación de anexión permanente de Ceuta y Melilla,…
Hitos todos ellos de preocupación, no aptos para mentalidades de avestruz, que es con la que las élites políticas y empresariales españolas andan distraídas. Eso y la connivencia relajada de gran parte de los españoles. Pero hay más cosas, de esas que aparecen poco en los titulares más destacados de lo publicado y publicitado.
¿Qué es el Majzén?
Hablar de los vecinos es hablar del Majzén, el Estado profundo alauí. El majzén marroquí es la estructura de poder por antonomasia, que se organiza en círculos concéntricos implicando a diferentes niveles a toda la oligarquía de Marruecos, constituida de forma piramidal cuyo vértice es el rey de Marruecos (Mohamed VI).
El majzén establece un estrecho control a través de una relación de sumisión del poder ejecutivo, legislativo y judicial hacia el poder de la corte real oligárquica. Sin embargo esta relación se traduce cada vez más en una colaboración necesaria y en el sostenimiento de una imagen de estatus quo por el cual el majzén ejerce un poder de supervisión sobre estos tres poderes.
Lo más positivo para Marruecos, pero mucho menos para sus vecinos, es que el majzén está dejando atrás su visión en exceso conservadora y ha visto un cambio generacional. Los militares y demás cortesanos del majzén, hasta hace bien poco, solo se ocupaban de sostener el trono a toda costa dentro de Marruecos y vivir una vida de élite.
Mas esa cúpula está siendo sustituida por jefes más jóvenes, menos absolutistas en las formas, pero no en el fondo. Y, muy importante, con una clara voluntad internacional. Formados lejos de los palacios y del aislado grupo elitista marroquí, estos nuevos dirigentes, muchos de ellos anónimos, han sido formados en las mejores universidades de Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Lo que relatamos de las alarmas y lo que a continuación sigue es producto de este nuevo y expansivo poder.
Los últimos movimientos de Marruecos
Sin ánimo de ser exhaustivo éstos son los más significativos:
- Marruecos refuerza su dotación de armamento en un plan que llega hasta el mágico y pacifista año 2030. Sí, el mismo en el que la humanidad habrá superado hambres, guerras y desastres ecológicos. El caso es que «la adquisición de tecnología militar avanzada reduce la ventaja de España».
- España vende armas a Marruecos. Después de los episodios de Sánchez con el Sáhara y su teléfono, nada sorprende. La lógica entre naciones aconseja limitar esa clase de ventas a Estados con actitudes inestables, ¿no? Pues no. Estas ventas suceden desde los tiempos de Zapatero y no fue interrumpido mayormente bajo los gobiernos de Mariano Rajoy.
- Los servicios secretos marroquíes tienen en España a alrededor de unos 30 «trabajadores» especializados y a cientos de colaboradores. ¿para qué? Para lo siguiente.
- Ojalá el sentido común y estar informado bastara para llegar a la conclusión de que Marruecos busca anexionarse Ceuta y Melilla mediante, en principio, técnicas de guerra híbrida. Ésta se caracteriza por el uso de la población civil (avalanchas de migrantes hacia España), las restricciones comerciales (con Ceuta, principalmente, para ahogar su economía) y otras. Mas si el sentido común no bastara, esto es lo que afirma un estudio del Observatorio de Ceuta y Melilla hecho en equipo de las universidades de Barcelona, de Granada y de la Pablo Olavide, de Sevilla.
- El PSOE de Marbella lleva en su lista a una colaboradora del partido marroquí en el poder. Iman El Akel, que va en el puesto 14, forma parte del Comité de Derechos Humanos y Mujer del partido centrista-liberal del primer ministro de Marruecos.
- Su economía no va mal y Marruecos se posiciona como uno de los países más competitivos del mundo con una estrategia industrial basada en la soberanía de su nación. Algo, esto último, que no figura entre las ideas que los dirigentes españoles manejan.
En suma
Nadie duda de la lógica del votante que emite su sufragio ajustando su mira a los dolores o a las bendiciones más inmediatas. Pero hay pueblos y pueblos, y aquellos que solo miran para casa, su ombligo o el cordón de su zapato, olvidan que una gran fuente de sus problemas no se generan dentro de sus fronteras, sino más allá de ellas.
Y las cuestiones relativas a una soberanía mal defendida pueden derivar en perjuicios comerciales y laborales para los, en este caso, españoles. Sobre otros asuntos como perder las ciudades de Ceuta y Melilla hemos de pensar que no van a quedar tan lejos en el tiempo, como hemos visto.
Aprendamos de Marruecos para confrontarlo.
Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED