España no es racista, o al menos no más que el resto.

Lo que pasa en la cancha se reproduce, multiplicado, en la grada. Por eso casi no voy al fútbol y dejé de ir al baloncesto -mucho ruido en la cancha me altera, me excita y pierdo los nervios y las formas-, para no caer en esas conductas; por eso cuando me altero procuro irme de los estadios, de lo que sean, por eso …, no criticaré al que pierde los nervios.

Una cosa muy distinta son los que organizados se dedican a eso, a insultar a los negros, a los sudamericanos, a los gordos, a los gays, etc; todos esos sobran en todas partes. También los políticos separatistas que insultan a los políticos no separatistas, los políticos de izquierdas/derechas que insultan al rival, eso me preocupa más, mucho más.

No puede ser cuestión de estado el insulto a un futbolista y, por contra, aplaudirse el insulto al rival político. Una cosa no puede ser sana y la otra insana.

Pues bien, las cosas en su sitio, porque los insultos no son peores que las agresiones, no están penados en ningún sistema jurídico con mas severidad que las agresiones físicas y en modo alguno se ven justificadas las unas por las otras.

Analizando fríamente todo el lío de Vinicius, y el oportunismo del “Tito Florentino”, y las auténticas barbaridades de su entrenador cuando manifiesta que lo apoya en todo, ¡No hombre no! en todo no se le puede apoyar, porque ha agredido a un compañero -de otro equipo pero a alguien que se dedica a lo mismo que él-, se ha encarado con el público, ha producido y reproducido gestos provocadores y de mal gusto; luego vienen las excusas, que si tiene 20 años, que si es mucha presión.

¡Zarandajas!. Mucha presión la tiene quien no llega a fin de mes y trabaja en un andamio. Vinicius no tiene presión, es un privilegiado y al tiempo un malcriado, un actor de un circo que deja muchos millones y que le produce pingües beneficios y muchos millones a él también; y como tal priviliegiado, se le debe exigir un comportamiento más exigente que al energúmeno, más acorde con su posición en el campo y no disculpar sus errores.

Así que de pobrecito nada, no confundamos los términos. Y no, no le va en el sueldo tener que soportar los insultos, sean racistas o no; lo que le va en el sueldo es portarse con educación y con dignidad, ser un deportista de verdad y no sólo un gran atleta.

Que le hayan insultado no justifica su conducta, y a mi lo que me trae hoy es su conducta, tanto como la de los descerebrados que le llamaron mono, autodefiniéndose en realidad, esos que seguramente no volverán a entrar a un campo de futbol y que deben ser sancionados con la más absoluta severidad acorde a su conducta.

Vinicuis no debe ser tratado como un héroe y eso también me preocupa. Su conducta es reprochable en tanto modelo para la juventud. Y sigo con lo que me preocupa, me preocupa que a estos actores de un espectáculo se les permita faltarse al respeto unos a otros, se les permita fingir, insultarse, hacer trampas, etc.

Y me preocupa que se les jalee en dichas conductas, porque esas conductas que vemos en el campo, son las que cunden ejemplo en nuestros jóvenes, son las que hacemos pasar por buenas, son las que si defendemos que como le insultan puede agredir, justificarán la violencia de terceros también, son las que lo convierten en una espiral absolutamente nociva. Y a mi, me preocupa lo que veo en la grada, pero insisto en que me preocupa mucho más lo que veo en el campo, ahí es donde apuntan las cámaras.

La razón es obvia y no podemos poner excusas, porque al que está en el campo se le paga para que se comporte, se le paga para que dé un buen espectáculo y para que sea ejemplo de valores, no para esto otro. Porque la reacción de Vinicuis tiene una explicación, pero nunca una justificación.

Y no, la liga no es racista, España no es racista. La liga tiene un protocolo de actuación y lo aplica, España leyes y las aplica.

Pero insisto, el problema no es solo que llamen mono a Vinicius, el problema es que en las gradas de fútbol se insulta, y mal está que te llamen mono, muy mal, pero también que te llamen hijo de puta. El insulto no es tolerable, o no debiera serlo, no ya en un recinto deportivo, en ningún lugar.

¿Acaso vamos a hacer un catálogo de insultos tolerables e intolerables en un campo de fútbol? Y ¿en una cancha de basket? Seamos serios de verdad, no para la foto de hoy. Que insulten a Vinicius o a cualquier mega profesional que gana un pastizal me molesta pero no es una cuestión de estado, el problema sería que no se adopten las medidas, generales -para evitarlo- y particulares -para reprimirlos-.

Me preocupa que en el deporte, y en el futbol no se sepa lo que es un deportista y se dé un mal ejemplo continuo, con periodistas que alaban a un jugador llamándolo listo cuando finge una falta y se tira, cuando exagera una entrada retorciéndose de dolor para inmediatamente levantarse cuando pitan, cojear un poquito y salir corriendo de nuevo.

Eso es lo malo, el engaño, la trampa y el mal comportamiento en la cancha que genera lo que genera afuera. Porque no se hagan trampas al solitario, la grada la caldea y convierte en lo que es lo que ocurre en el césped, no a la inversa. Aunque habrá excepciones ¿qué fue primero el güevo o la gallina?

Les dejo la definición de deportista, al menos la que yo aprendí de niño antes de las redes sociales, quizás sugiera algo:

“Deportista es aquél que no solamente ha vigorizado sus músculos y desarrollado su resistencia en la práctica de algún gran deporte, sino que, en dicha práctica ha aprendido a reprimir su cólera, a ser tolerante con su compañero, a no aprovecharse de una vil ventaja, a sentir profundamente como una deshonra la mera sospecha de una trampa y, a llevar con altura UN SEMBLANTE ALEGRE BAJO EL DESENCANTO DE UN REVÉS“.

Y por terminar, dos datos:

El primero histórico, de no racismo, pues en España, cinco siglos antes que en ningún otro país, siendo quizás el primer ejemplo de la historia de las leyes se encuentra en las reservas expresadas con respecto a la servidumbre en las VII partidas de Alfonso X el Sabio (Siglo XIII), primer código legal redactado en castellano, cuyos textos tienen consecuencias importantes pues…

la reina Isabel de Castilla, determinó por una Real Provisión, fechada en Sevilla, el 20 de junio de 1500, que los indios que se encontraban en Andalucía, enviados por Colón, se pusiesen en libertad y se devolviesen a sus “naturalezas” en el continente americano. ¿Y qué mayor síntoma de aceptación del diferente y de igualdad que este?

Y otro actual, a modo de pregunta retórica, en todo este barullo: qué significado pueden tener los escraches, los insultos a partidos políticos, la descalificación permanente del adversario, las despectivas afirmaciones sobre la derecha, el frentismo, de la Candidata Manamaná Yolanda Díaz, las manifestaciones del lamentable Pablo Iglesias sobre los antiocupas, o que la torpe Ministra ex del líder culpe de lo de Valencia a una periodista o a los rivales políticos.

Porque claro, lo de insultar como elemento de comunicación, que es lo que debe rechazarse siempre, parece que no importa si el insulto es, digámoslo en asturiano, un insultín o si va dirigido desde la izquierda a la derecha. Porque a ella cuando le afearon su torpeza política con la ley del “si es si” fue gravísimo.

Termino contento porque no he necesitado hacer comparaciones entre deportes y deportistas para esto. Y miren que he estado tentado.