Cuando se realiza una composición lírica, la rima es un recurso muy empleado para dar belleza a las estructuras poéticas. La coincidencia de sonidos al final de cada verso crea un impacto muy característico en el receptor, incrementado notablemente si la poesía se acompaña de una dicción perfecta.

Existen rimas oxítonas, paroxítonas y proparoxítonas dependiendo de la sílaba que contenga el último acento. Ejemplo de rimas oxítonas serían aquellas que fijan su fuerza en la última sílaba, como en el caso de  “Moriyón”.

La rima en la poesía, en la canción, imprime fuerza, belleza. Sin embargo, cuando aparece en un texto en prosa, nos suena raro, tal vez desagradable, nos despista. Es un defecto. La rima involuntaria es algo a evitar.

“Carmen Moriyón, alcaldesa de Gijón” es una rima involuntaria, un fallo, algo que suena mal. Las rimas involuntarias se pueden corregir alterando los elementos o buscando sinónimos que rompan la coincidencia. “Carmen Moriyón, la que gobernó en 2015 con el apoyo de Podemos, vuelve a ser alcaldesa de Gijón”.

Algo mejora. “Carmen Moriyón, que se comprometió a no pactar con Vox, gracias a ellos es alcaldesa de Gijón”. Solucionado, alejamos los elementos que riman.

El caso es que todo lo que incluya a Moriyón no suena bien. Lo de gobernar con Podemos en Gijón en 2015 no tiene explicación alguna. Una traición absoluta a los afiliados y simpatizantes del partido. Cuando el proyecto de Foro entró en una espiral desafortunada, Moriyón acumuló errores que siempre achacó a los demás.

Fue candidata de Foro a las autonómicas de 2019 y se apresuró a echar la culpa de los malos resultados a Álvarez-Cascos, en la línea de los “grandes líderes” que se atribuyen las victorias y reparten la culpa de las derrotas. En este caso no asumió nada pero es que tampoco se incorporó a la oposición en la Junta General, de nuevo engañando a los votantes que la habían elegido para representarles.

Tiempo después el partido alentó graves acusaciones contra el antiguo fundador y presidente, Francisco Álvarez-Cascos, pendientes de resolución judicial, en un intento de menoscabar su imagen y minar su voluntad, un burdo ejercicio de acoso y derribo contra quien les dio todo a cambio de nada.

Para ello recurrió a lo “mejor” de Foro, a unos elementos de moral similar que no han dudado en difamar allí donde tuvieron voz pública. El problema es que eliminando a Álvarez-Cascos volaron los puentes con los que el centro derecha podría haber ido de manera conjunta a las pasadas elecciones autonómicas para obtener un mejor resultado, algún diputado más con el que poner contra las cuerdas a Barbón.

Recurrió a José Suárez Arias-Cachero “Felechosa” e Inaciu Iglesias, al primero para atacar a Álvarez-Cascos y al segundo para abanderar la defensa del asturianismo, convirtiéndoles en las nuevas víctimas de sus engaños tras ofrecerles alguna falsa promesa que en este caso tendría que ver con la cooficialidad del asturiano, y dejándoles tirados tras pactar con Vox en Gijón, partido claramente posicionado frente a la imposición lingüística.  

Foro es un partido en descomposición pero a Moriyón y a los suyos nada les importa. Han conseguido una victoria en Gijón porque por una parte han aprovechado que las candidaturas de PSOE y PP eran flojas y por otro que hay cierto buen recuerdo de su mandato. Muchos ciudadanos han votado a Foro por eliminación, no como opción. 

El teatrillo estaba claro: en Foro no iban a renunciar a la alcaldía y si había que pactar con unos o con otros, se haría. Todo vale en un partido que lejos está de lo que fue. Las dimisiones demuestran en qué se ha convertido Foro: una agrupación de interesados más preocupados de sus cuestiones que de la cosa común. Así les va.