Asturias Liberal > España > ¿Aforamiento o licencia para matar?

El aforamiento consiste en la sujeción a un fuero especial, distinto del ordinario, lo que implica que el conocimiento de la causa contra un aforado no corresponde al mismo tribunal que al resto de los ciudadanos, sino al que la Constitución o la ley establezca expresamente, convirtiéndolo en su «juez ordinario predeterminado por la ley» en el sentido del artículo 24 de la CE. (Las razones del aforamiento, Arnaldo Alcubilla, Enrique, 2022).

Ahora, como casi siempre en mí es menester, voy a intentar explicar esto de una manera sencilla, como si tuviera que hacerlo para un niño de tres años que está a punto de pasar a 1.º de Columpios.

El aforado es una persona que goza de un régimen especial de inmunidad (¡OJO! De inmunidad, no de impunidad), generalmente en la política o en la Administración pública. En la mayoría de los casos, suelen ser funcionarios o políticos que no son juzgados por tribunales ordinarios —los que nos juzgan al resto de los mortales—, sino por otros superiores, como el Tribunal Supremo. Este estatus se establece para protegerles en el ejercicio de sus funciones.

Ahondando en el tema, imagina que un director de colegio tiene que tomar decisiones importantes, como elegir entre dos actividades para que los niños se diviertan. Si elige la actividad A y resulta que a los niños no les gusta, el aforamiento —casi como un virtual seguro de responsabilidad civil— actúa como un escudo que lo protege. Esto significa que, si se equivoca, no será castigado de manera muy dura, porque el aforamiento está ahí para ayudarlo.Pero está claro que ese director no puede hacer lo que quiera sin control. No debería —más bien, no puede— actuar como le venga en gana, pensando que tiene un seguro (aforamiento) que lo cubre.

Dicho seguro solo lo protege si actúa de buena fe, pero nunca si lo hace con dolo, y mucho menos si hay premeditación y alevosía, sabiendo que puede causar daño a los niños. En ese caso, ¡ni aforamiento ni leches!

Hoy en día, el aforamiento en la sociedad parece significar que, al alcanzar ciertos cargos o ejercer ciertas funciones, uno se convierte automáticamente en aforado, como si fuera el dueño del balón cuando jugábamos en la calle y pudiera cambiar todas las reglas del juego en su beneficio.

Sobra decir que, aunque algunas personas tienen un trato especial dentro de la justicia —como los directores o los que ostentan altos cargos—, la idea es que todos deberían ser tratados de manera justa. Es como si en un juego todos tuviéramos las mismas reglas, sin importar si somos jugadores noveles o expertos.Así que, aunque a veces parece que algunos tienen más ventajas, la justicia debería ser igual para todos.

No deberían existir tratamientos especiales en el sistema judicial solo porque sus casos los analiza el Tribunal Supremo. En términos transversales, todos deberían tener acceso a un juicio justo y a la protección de sus derechos. No puede haber desigualdad en el tratamiento judicial de los aforados y del resto de los «terrenales». La justicia debe ser la misma para todos y, quien la haga, que la pague. Aforado o no.En la empresa, el aforamiento podría asimilarse —casi ni por asomo— a un Seguro de Responsabilidad Civil de Alta Dirección, que protege a los empresarios en caso de decisiones erróneas, siempre que hayan actuado de buena fe. Es decir, si un alto directivo debe elegir entre A o B, el simple hecho de equivocarse no debería ser causa de persecución judicial.

Llevando este razonamiento al absurdo, podríamos retroceder hasta la Edad Media, donde un aforado sería el equivalente a un guerrero religioso en las Cruzadas que, por orden del «Altísimo», se erigiría en juez y parte, decidiendo sobre la vida o muerte de quienes se cruzan en su camino.

En fin, en la actualidad, donde «casi todo vale», muchas veces habréis oído decir que a «fulano» o «mengana» no les pasará nada porque están aforados». Es como si ser aforado fuera su propia «licencia para matar», como James Bond, con su elegante traje y su Martini agitado, no revuelto.

Pero en lugar de eliminar a los malos, ese estatus de aforado le confiere poder para muchas más cosas, y por supuesto ajenas a su función. Sin embargo, al igual que Bond, que era consciente de que no todo valía en su mundo de espionaje, el aforado debe recordar que tener esa «licencia» no significa que pueda hacer lo que le plazca sin consecuencias. Así que, aunque disfrute de ciertos privilegios, siempre hay un límite. Después de todo, supongo que no querrá terminar en una situación tan complicada como las misiones del agente secreto, ¿verdad?¡Un poquito de por favor y siempre con moderación!

En pocas palabras, ciertas reflexiones para Primero de Parvulitos:

-¿El aforamiento permite evadir la justicia, corromper, defraudar, abusar del poder, cometer fraude fiscal, transgredir la buena fe contractual a sabiendas, mentir (más a sabiendas todavía) y realizar toda clase de tropelías contrarias a las normas éticas y legales?

-¿Dónde está el límite de las responsabilidades inherentes al cargo?

-¿Por qué los aforados parecen espías secretos con «licencia para matar»?

-¿Por qué hay tantos aforados?

-¿Es igual el alcance del aforamiento para todos ellos?

-¿Por qué, cuando se inicia un nuevo partido político, parte de su discurso suele incluir eliminar el método D’Hondt, reducir el número de senadores o acabar con el aforamiento, y luego, cuando llegan al poder, esas promesas se convierten en «agua de borrajas»?

Por cierto, como «creo» que estoy aforado y solo me analizará la justicia divina, voy a hacer una locura —sin pensar que la espada de Damocles me pondrá contra el paredón en caso de equivocación—: voy a pedir un chocolate con churros y echarle dos (o tres) sobres de azúcar.

Número de aforados por países:

España: Aproximadamente 250.000 personas, incluyendo más de 232.000 miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, además de políticos, jueces y fiscales.Fuente: RTVE2.

Francia: 21 personas, incluyendo al presidente de la República, el primer ministro y los miembros del Gobierno.Fuente: ABC3.

Italia: Solo el presidente de la República está aforado.

Alemania: No existen aforados; todos los ciudadanos son juzgados por los mismos tribunales.

Reino Unido: No existe la figura del aforamiento.

Estados Unidos: No se contempla el aforamiento; todos son juzgados por tribunales ordinarios.

¿Chocante, no? En el pasado, los niños querían ser como sus padres, ingenieros, médicos o astronautas. Ahora, todos quieren ser youtubers o futbolistas. Al paso que vamos, aspirarán también a ser aforados. Tiempo al tiempo…Y como decía la gran Concha Velasco: «Mamá, quiero ser artista». Pero a este paso, tendremos que cantar: «Mamá, quiero ser aforada». En fin… Como reza la otra canción: «Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra…»

ENLACES RELACIONADOS:

  1. https://www.rtve.es/noticias/20180917/aforado-cuantos-hay-espana-leyes-amparan/1800640.shtml
  2. https://www.abc.es/espana/20140510/abci-exceso-aforados-espana-201405091625.html
  3. https://elpais.com/politica/2014/06/20/actualidad/1403291510_620596.html