Hoy traemos en Asturias Liberal una exposición fundamental, clara y documentada de eso que no nos contaron en el colegio y que aún sigue sin contar. No hay todavía una conciencia de la gran falsedad que ha ido calando con los siglos y que cada vez más eruditos e investigadores del mundo hispano están desmontando. En la película emitida en RTVE2, España, la primera globalización, varias figuras desglosan este mensaje. Entre ellos está quien fue vicepresidente del gobierno español, Alfonso Guerra, que enuncia una reflexión terrible: «Siempre ha habido campañas de descrédito de unos contra otros, pero lo característico de la Leyenda negra contra España es que han sido los propios denigrados, los españoles, quienes han asumido y aceptado los términos de ese descrédito».

Hoy recomendamos vivamente ver el video de Paloma Hernández, investigadora asociada de la Fundación Gustavo Bueno, sobre este tema. Si se prefiere leer, acompañamos la transcripción del mismo. También pueden hacerse ambas cosas. No tiene desperdicio.

«Buenos días, sus señorías. Mi nombre es Fortunata y Jacinta, esto es ¡qué M de país! y hoy les invito a cambiar la M del título por la H de Hispanidad. Sobre la Hispanidad podemos aportar argumentos emocionales y subjetivos apelando a nuestro sentimiento de pertenencia a una comunidad universal, pero tal y como expresa el matemático y doctor en filosofía, Carlos Madrid Casado, a la idea de Hispanidad también se puede contestar sin sentimentalismos reconociéndola como esa serie de relaciones objetivas que a día de hoy mantienen las distintas naciones políticas que fueron fruto del imperio español.

Fortunata y Jacinta abordará este programa desde el punto de vista de este vínculo formal, material y objetivo, invitándoos a que aportéis vuestro testimonio personal desde el punto de vista que consideréis más adecuado. Nuestro foro de YouTube, que ha demostrado por cierto ser muy activo gracias a vuestras aportaciones, funcionará así como un documento vivo de la Hispanidad.

Bien sé yo que tendremos algo de gatuperio y de follón y de controversia, y que algún gaznápiro se pondrá enseguida a buscarle pelo al huevo. Pero hoy les ruego que como los hispanos de ambos hemisferios, llevamos cinco siglos, ¡cinco siglos, se dice pronto!, soportando insultos y durísima autocrítica, traten hoy de fijarse en los aciertos de aquella tremenda y dificultosa empresa que iniciamos juntos hace más de cinco siglos, ¡leñe!

Empezamos.

Somos una comunidad enorme que se extiende desde Río Grande hasta Tierra de Fuego y que comprende, por supuesto, la España peninsular, Guinea Ecuatorial, el Sáhara Occidental y Filipinas, donde quedan todavía muchos hispanohablantes a pesar de haber perdido el español el rango de idioma oficial.

A día de hoy, la Hispanidad hace referencia a una comunidad internacional conformada por más de una veintena de naciones políticas. Una comunidad que en sus orígenes atravesaba el continente americano de cabo a rabo. Desde Alaska hasta la Patagonia y desde Manila hasta California, pasando por la península, por ejemplo, por Zamora, ahí al lado de Portugal. Estas extraordinarias dimensiones son las que otorgaron al Imperio español el rango de universal. Universal también por lo de católico, que significa universal, o también a través del todo.

Hablante: Al visitar cualquiera de los 21 países hispanos podemos percibir un aire de familia, el cual puede atribuirse al moldeado de actitudes, hábitos y costumbres que hizo la Iglesia Católica bajo la creencia de la igualdad de razas y su fusión.

El descubrimiento de América supondrá además la confirmación de la teoría de la esfera, enunciada desde antiguo por los griegos, que llegará a tener un alcance global efectivo tras la vuelta al mundo de Elcano y la ulterior anexión de Portugal en 1580. Abarcará el Imperio entonces los tres océanos desplazará al Mediterráneo como centro del mundo y llamará incluso a las puertas de China. Escuchemos ahora un testimonio sobre la Hispanidad desde Polonia.

Hablante: Bueno, yo los he traído aquí, a la cima de la colina, en mi barrio, porque cuando piensa en la idea de la Hispanidad, lo veo en tres dimensiones. Primero, la inmensidad horizontal, ya que no fue solo el descubrimiento de América, sino del mundo como tal, que se hizo de repente más grande. Así que gracias, españoles, por ese tamaño XXL del mundo.

Como ya hemos avanzado en capítulos anteriores, el imperio español se enmarca dentro de la categoría de Imperio Generador, modelo enunciado por el filósofo Gustavo Bueno, único filósofo español que junto con los investigadores de la Escuela de Filosofía que él mismo fundó, la Escuela de Oviedo, dispone de herramientas teóricas para acometer una firme defensa de la Hispanidad.

América no sólo se conquistó a través de las armas, sino sobre todo a partir de pactos establecidos con aquellas comunidades nativas que prefirieron las alianzas con los españoles para luchar juntos contra los más sanguinarios.

Hernán Cortés conquistó Tenochtitlán junto a unos cientos de españoles y 200.000 chacaltecas. El avance de Jiménez de Quesada por el territorio panche se hizo con 50 españoles y 15.000 muiscas. La conquista de Cuzco la hicieron 190 españoles, junto a 30.000 muiscas, cañaris y chachapoyas. ¡Hay lo que ha dicho, cachapoyas!; bueno, es que se llamaban así.

Estos pueblos indígenas vieron a los conquistadores españoles como libertadores y obraron voluntariamente, conscientes de sus necesidades y de sus propias ambiciones. Los chacaltecas y los totonacas, por ejemplo, fueron los primeros en declararse leales a la Corona y en beneficiarse de sus derechos como nuevos súbditos de la Monarquía Hispánica. Sin perjuicio de las violencias que pudieran cometer los conquistadores, varios son los elementos que nos permiten establecer una diferencia entre el modelo de acción imperial generador y el modelo depredador. Depredadora serían las metodologías abrasivas practicadas sobre todo por el colonialismo del siglo XIX. Y el que no quiera ver la tostada es que es un adoquín. Pero ya en el siglo XVI encontramos un ejemplo clarísimo en la política llevada a cabo por Portugal en Brasil.

Imperios generadores e imperios depredadores

Entonces, brevemente, ¿Cuáles son los elementos que caracterizan al imperio español como generador? Con algunas diferencias sustanciales, el Imperio Español es heredero del Imperio Romano y lo primero que define a Roma es que allá donde llega se replica a sí misma. No se limita a establecer colonias o factorías en las zonas de costa, sino que reproduce sus propias infraestructuras, sus instituciones y emprende de forma sistemática la labor civilizatoria.

Del mismo modo que Roma realiza injertos de sí misma en los nuevos territorios conquistados, inaugurando ciudades, construyendo acueductos, baños públicos y calzadas, también España levanta ciudades, abre universidades, instaura cabildos, hospitales, bibliotecas, imprentas, editoriales, extensas vías de comunicación con los caminos reales, escuelas, catedrales, monasterios, audiencias, periódicos, diccionarios en lenguas indígenas y grafías.

Recordemos que entonces las lenguas indígenas no contaban con grafías y que si hoy se conservan fue gracias a que entonces se gramaticalizaron. Y de hecho el náhualt se gramaticalizó antes que el alemán y al igual que hizo Roma, España compartió sus técnicas y sus tecnologías con las nuevas poblaciones asimiladas. Las enseñaba y además las ponía al servicio de toda la comunidad.

La impresionante ingeniería que posibilitó la construcción de cientos de acueductos por todo el Imperio Romano, estaba destinada a proporcionar agua corriente de excelente calidad a todos los habitantes de las ciudades, no solo a las clases pudientes. Lo mismo con los baños públicos, ¡rapaza!, eran públicos. Ahí todos, todos juntos. Ahí los aristócratas con la plebe y con los patricios y los plebeyos. ¡Y todos juntos!

Del mismo modo, las universidades en América estaban abiertas tanto a españoles como indígenas, a mestizos o a criollos. Las universidades de Salamanca y la de Alcalá de Henares sirvieron como modelo de las nuevas universidades que se iban fundando por todo el territorio americano.

Aunque hay cierta controversia, se considera que la primera fue la Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima, fundada en 1551. Su Colegio del Príncipe era una institución de élite para la nobleza indígena y en 1648 unos 600 alumnos de distintas razas cursaban estudios allí. Disponía el Colegio de San Pablo de Lima, la biblioteca más importante del continente americano, con más de 40.000 volúmenes frente a los 4.000 de Harvard, fundada en 1636, casi 80 años más tarde.

Estos libros no estaban precisamente dedicados a la doctrina católica, sino a múltiples ramas del saber, como las matemáticas, la arquitectura, la botánica o la medicina. En total se fundaron 25 universidades en la América española.

Ni holandeses ni portugueses fundaron universidades y de hecho, la primera universidad de Brasil data de 1913. ¿Y qué decir del imperio alemán en África o del holandés en Oceanía? Y la muy culta Bélgica no abrió ni una sola universidad en el Congo. En la América española se estipuló una educación interracial y de hecho, muchos indios pudieron estudiar y dedicarse a las leyes. Las primeras facultades fueron las de filosofía, teología y artes, seguidas después por las de jurisprudencia y Medicina.

Una característica de las universidades de la América española es que había cátedras para las lenguas indígenas cuyo conocimiento era obligatorio para los curas y religiosos que quisieran ejercer la enseñanza.

El tremendo patrimonio artístico y cultural de América es testigo material de la obra española más allá de la simple colonización. Un patrimonio que es fusión, contagio y sincretismo. Esto que vemos en pantalla es la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, iniciada en 1573, y en ella confluyen diversos estilos arquitectónicos: el gótico, el barroco, el churrigueresco y el neoclásico. Ahora quiero enseñarles la catedral de mi ciudad, Salamanca, ciudad de tradición, churrigueresca por antonomasia.

Salamanca está situada en plena meseta castellana, en el cuadrante noroeste de la Península Ibérica. El edificio fue levantado entre los siglos XVI y XVIII, mezclando como la mexicana los estilos gótico, tardío, renacentista y barroco. Y no sé si saben nuestros amigos charros mexicanos que charro es el gentilicio popular de nuestro campo salmantino. Charro es nuestro campo charro, somos los salmantinos y todo lo que provenga de nuestra provincia charro son nuestros trajes típicos y nuestra joyería también es charra.

Este es el traje charro típico de Salamanca que se parece en el corte al de los toreros. Y este otro es uno de los trajes típicos mexicanos. Pero hablando de América, no podemos olvidarnos de la música. Las inmensamente florecientes y bien administradas misiones de mojos y chiquitos en Bolivia fueron testigo de una extraordinaria cultura musical barroca desarrollada desde el siglo XVII. Y en 1990 sus inmensos archivos fueron declarados por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Los pobladores locales ocuparon sus lugares en el coro, pero también fueron solistas, instrumentistas, copistas, constructores de instrumentos, compositores e incluso maestros de capilla.

Hablante: En lo novedoso de los jesuitas era esto, que ellos no, no tanto. Traían los músicos, grandes músicos de Europa para que les acompañasen en sus labores evangelizadoras, sino más bien desde el comienzo apostaron por los indígenas. Por un lado, los jesuitas traen la música barroca desde Europa, pero esta música por los indígenas no fue sentida como algo ajeno. Ellos, en el tiempo muy corto, la aprenden, la transforman y la tratan como su propia. Y así este barroco comienza a ser el barroco, no solamente europeo, sino el barroco misional.

Y esto por no hablar de la literatura, puesto que si hubo un Garcilaso de la Vega Peninsular, también hubo un Garcilaso, el Inca. Y lo más divertido es que ambos podían llamarse compatriotas. Al igual que Roma extendía sus instituciones allá donde iba con el derecho romano a la cabeza, así España replicaba en América los cabildos, que eran como pequeños parlamentos descentralizados en las ciudades que cumplían una función legislativa.

Tan pronto como pisa Hernán Cortés las playas del actual Méjico, funda el Ayuntamiento de la Villa Rica de la Veracruz, que se convirtió en el primer Ayuntamiento de la América continental y también en la primera ciudad fundada por europeos.

Las Cortes de León de 1188 son consideradas por la UNESCO como el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo. Son cortes donde está representado el pueblo, en las primeras con campesinos libres que pueden elegir señor, con municipios de hombres libres y amplia capacidad de decisión. Este sistema se había ido construyendo en la península desde el siglo IX y es el que se replica en América a través de los cabildos.

Hablante El corregidor casi que primero, casi que el segundo, y todos los demás oficiales que formaban parte del Cabildo y cada uno tenía su función.

El imperio español se consolida manteniendo algunas de las estructuras políticas preexistentes, como por ejemplo la figura de la nobleza indígena hereditaria. Tal sería el caso de los curacas, siendo ellos los curacas quienes ocuparon los cargos principales de los cabildos y fueron las reformas borbónicas del siglo XVIII las que sin comprender una mierda de cómo funcionaba América e influidas por las moderneces de la Ilustración francesa, empezaron a aplicar políticas de centralización y a retirar las atribuciones de los cabildos.

Pues anda que no se te ha subido a ti el monje a la cabeza. ¡Ay, como te trinquen los Borbones te dejan aviá, aviá! Elemento esencial para comprender la diferencia entre los imperios generadores y los depredadores es el estatuto jurídico que se otorga a las poblaciones asimiladas, al igual que sucede con Roma.

Generador de mestizaje

España no excluye a estas poblaciones, sino que las asimila. Potencia el mestizaje. El sincretismo cultural y racial y les otorga el estatuto de súbditos de la Corona. Desde el punto de vista de su estructura territorial, tampoco puede decirse que el imperio español tuviera colonias al estilo portugués, sino que instaló virreinatos equivalentes en muchos aspectos a las provincias romanas.

Tampoco puede hablarse de metrópoli en el sentido que el término adquirió con el colonialismo del siglo XIX, que establecía una diferencia jurídica entre los territorios de ultramar y la metrópoli europea, reduciendo el vínculo a una relación de explotación económica y de exclusión social.

De hecho, todavía en el siglo XVIII podía considerarse sin ningún reparo que Madrid era un villorrio comparado con Lima o con Ciudad de México, y que ni mucho menos podían compararse con la pestilente y con la insalubre París y mucho menos con la caótica Londres.

Y hasta tal punto esto era así que hasta los ingleses tuvieron que reconocer que estas ciudades americanas eran las más ricas y las más espléndidas del mundo.

En definitiva, la acción que lleva a cabo el imperio español en tierras americanas es como un injerto de yemas vivas en una amalgama de culturas vivas, mientras que la América del Norte se llevó a cabo más bien un trasplante, una sustitución de donde quedaron excluidas las culturas y las poblaciones autóctonas.

Y todavía se atreven a acusar a los españoles de la desaparición de las poblaciones de América del Norte, ¡invertebrados, culebras, simples, boñigas, memos, mastuerzos, gaznápiros, caraduras, ignorantes, miserables!.

España lleva a América ideas y conceptos que posibilitan la generación de futuras naciones políticas. Así, por ejemplo, y aunque algunos se retuerzan en la silla al escuchar esto, hemos de reconocer que desde el punto de vista formal, material y objetivo, México no es hijo del imperio azteca, imperio que tenía sojuzgada a otras naciones indígenas como los chacaltecas y los Totonaca.

México es hijo del Virreinato de la Nueva España, fundada por Hernán Cortés sobre la base de instituciones precolombinas, del mismo modo que la España visigoda era hija de la Hispania romana. El español es la segunda lengua más hablada del mundo después del chino mandarín y sigue creciendo. Por ejemplo, es la segunda lengua más estudiada y más hablada en los Estados Unidos. La lengua española nos identifica como una colectividad de más de 570 millones de personas en el mundo.

Lamentablemente, también es la lengua que por ignorancia y prejuicios, resulta en la España peninsular más vilipendiada y despreciada por el mundo académico, que no termina de enterarse de que el idioma español es la mejor y más potente tecnología que tenemos a nuestra disposición.

Mucha gente no quiere reconocer que un idioma siempre está en competencia dialéctica con otros idiomas. Y si el español ha alcanzado hoy día esta fuerza extraordinaria es porque en su momento fue la lengua del imperio, del mismo modo que el latín logró ese desarrollo y ese alcance gracias a que fue la lengua del Imperio Romano.

No podemos olvidar, además, que el imperio español era católico. Eso explicaría, por ejemplo, la veneración que la Virgen de Guadalupe despierta hoy día tanto en México como en Alaska o Filipinas. Pero si nos interesa una interpretación más fina, escuchemos lo que tiene que decirnos el filósofo Pablo Huerga Melcón:

«El imperio español que conformó un nuevo mundo, estuvo basado en los ideales del humanismo renacentista, que consistían en elevar al hombre a lo más excelso. Se proyecta al hombre a través del ideal de Jesucristo, de lo que tiene de sacrificio por el bien de la humanidad. Todas las instituciones del Imperio se sostenían sobre este ideal, principio transformador de la realidad, ideal que hay que recuperar de alguna manera. Porque aunque el imperio español desapareció, la civilización permanece. Somos todos países hermanos».

Y ya para ir cerrando el capítulo les dejo una batería de testimonios que hablan sobre la Hispanidad»

Testimonio: España determinó una historia universal y estoy segura que si lo mismo hubieran hecho, por ejemplo los franceses, ¡mon dieu, olalá! Por todas partes de Europa los libros escolares de historia estarían llenos de apoteosis y glorificación.

  • Testimonio: Para nosotros, desde Hispanoamérica, el sentido del hispanismo tiene el sentido de la búsqueda de, en primer lugar, profundizar en el estudio y en la reinterpretación de los hechos históricos para vencer y para destruir estos elementos de la leyenda negra.
  • Testimonio: Reivindicar la hispanidad ahora mismo, reivindicar la Ibero y reivindicar la Ibero fonía es reivindicar un modo de estar en el mundo para actuar en él de cara a producir algo que sea siempre universal.
  • Testimonio: A dos siglos de la independencia, empezamos a añorar el que en algún punto del camino erramos todos, incluyendo, por supuesto, los propios españoles.
  • Testimonio: Si Europa no espabila y sigue sin reconocer esa parte esencial del bagaje cultural, España, por su parte, para coger fuerza, podría volver a orientarse más hacia su propia hispanidad. Porque, como bien dice Ignacio Gómez de Liaño, España es un país fundacionalmente americano.
  • Testimonio: Y la tercera dimensión, casi indescriptible por la altura de vuestro espíritu, ingenio gigantesco, valentía, bravura. También conocimientos en la materia de navegación, especialmente navegación en el mar tenebroso, atemorizante, que ocultaba muchos secretos, misterios, monstruos, tiburones, quizás sirenas.
  • Testimonio: Estamos todos necesitando de reforzar, de reconstruir nuestros nexos para hacer de la idea del hispanismo una causa de emancipación conjunta, basándonos en nuestra cultura común, en nuestros grandes valores de esa hispanidad. José Bolívar Cimadevilla CIMA reformuló una famosa cita de Ortega y Gasset: si Europa es el problema, Hispanoamérica es la solución.

Y hasta aquí este capítulo dedicado a la Hispanidad. Ya saben ustedes que Fortunata espera con ansia todos sus comentarios y que arde en deseos de que se arme una buena tremolina en nuestro foro de YouTube, puesto que la tía o predica o revienta. Recuerden que pueden localizarnos en redes sociales y que aquí abajo, en el apartado de descripción, pueden encontrar el enlace a Patreon por si quieren contribuir al sostenimiento económico de este proyecto.

Saludos a los hispanos de ambos hemisferios, blancos y negros, rojos y chocolate, a todos. Y recuerda, si no conoces al enemigo ni a ti mismo, perderás cada batalla. Hasta luego».

Paloma Hernández