Mientras en Moncloa se diluyen explicaciones y se fabrican cortinas de humo para capear las balas de la UCO, el Gobierno avanza a paso firme en su operación más silenciosa y eficaz: el control quirúrgico de Indra, esa joya dual del Estado que sirve tanto para contar votos como para fabricar radares militares
Intervención silenciosa: la nacionalización empresarial que se cocina en Asturias
Nadie ha anunciado una nacionalización. No se ha publicado ningún decreto ni se ha izado bandera alguna en las azoteas de Duro Felguera. Pero si uno mira con atención lo que ocurre en la industria asturiana —con nombres como Duro, Imasa o Santa Bárbara— empieza a vislumbrar lo que en tiempos menos sutiles se habría llamado estatismo rampante. Ahora lleva traje, se disfraza de “reestructuración” y sonríe desde los despachos de Indra.