Artículo publicado en la revista Torre de los Lujanes, número 77, destinado monográficamente a ensayos breves sobre los diversos aspectos de la pandemia producida por el Covid 19. Torre de los Lujanes es la revista editada por la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Enlace de descarga del nº 77 de dicha revista: https://matritense.net/wp-content/uploads/2022/09/TORREDELOSLUJANES77.pdf

EL CAMBIO ANTES DE LA COVID-19

El comienzo de la sociedad como cambio

La historia de los últimos doscientos cincuenta años es la historia de la aceleración de los cambios. El relato de estas es objeto de reflexión constante en todos los niveles en que esta pueda producirse y con una amplitud difícil de abarcar. Mas lo que puede ser más relevante constatar es que, desde que podemos datar su comienzo a gran escala, la aceleración es creciente. Los cambios impactan en la vida de los individuos en cuanto son los propios individuos, como tales y en su dimensión social, los que producen esos cambios.

El desarrollo dominante de la idea de cambio

Desatadas las fuerzas intelectuales de la ciencia como modo prioritario de abordar los problemas de las sociedades, el diseño más o menos deliberado de las instituciones políticas, sociales y económicas facilitaron la conversión de la ciencia en tecnología. La idea de la perfectibilidad permanente desbordó a la de la perfección preexistente a la que había que replicar en alguna medida. Y, por decirlo de alguna manera, la acumulación exponencial de perfeccionamientos acelera los cambios materiales y sociales también de manera exponencial.

Cambios directos inducidos por la pandemia de la COVID-19.

La aparición de la pandemia producida por el virus COVID-19 supuso un impacto muy importante en diversas áreas vitales de las sociedades. Hablamos de unas consecuencias cuyo grado de imprevisibilidad fue, incluso, mayor que el que supuso el descubrimiento mismo del virus. Al margen de las hipótesis acerca de la intencionalidad atribuida a este, lo cierto es que los gobiernos, las instituciones internacionales, los sistemas de salud y la población mundial se vieron asaltados por una pandemia que las alcanzó sin preparación previa.

Cambios sanitarios. Estrés en los sistemas de salud.

La capacidad operativa de los mismos ha sido puesta a prueba. Instituciones sanitarias nacionales con vocación de cobertura integral, como es el caso de las españolas han sufrido una intensa afluencia de casos de Covid-19.  Por número, por desconocimiento de a qué se enfrentaban y por no existir en España vacunas disponibles durante diez meses de contagios, la capacidad de atención sanitaria sufrió un grave desbordamiento. La respuesta del sistema sanitario pivotó entorno a los hospitales públicos. Estos son, en España, los verdaderos centros de la estructura asistencial. Por consiguiente se precisó aumentar la cantidad de camas disponibles y contratar nuevo personal sanitario. Esta saturación obligó a habilitar otras dependencias hospitalarias con camas para Covid-19 y, en determinadas autonomías, a la construcción por vía urgente de hospitales con mayor o menor eficiencia asistencial. Tales centros operaron durante la primera ola de la pandemia prioritariamente. De manera añadida, desviar recursos a los casos de Covid-19 obligó a desatender o ralentizar los tratamientos de otras enfermedades.

Enseñanzas de la sobrecarga de los sistemas de salud

Una de las conclusiones más notables del estrés organizativo sufrido en tales términos es el reconocimiento de que centrarse en los hospitales para la atención sanitaria supuso un error. Trece especialistas en epidemias de Italia encabezados por Mirco Nacoti aconsejaron el día 21 de marzo de 2020 un cambio en el modelo sanitario. Los problemas que detectaron en el actual fueron, fundamentalmente, dos:

  • La excesiva concentración de la atención de las epidemias en los hospitales. Estos se convirtieron, entre otras cosas, en vectores de difusión de la epidemia al concentrar tanto pacientes como personal sanitario contaminado (sintomático o no) e infraatendido.
  • La inconveniencia de que los sistemas sanitarios occidentales se centren exclusivamente en la atención sanitaria directa sin tener establecidos, con vocación de permanencia, equipos gestores de salud pública y equipos de planificación epidemiológica.

Ambas son, por tanto, cuestiones que deben ser abordadas en el futuro y que implicarán cambios necesarios en los sistemas sanitarios. También, como es obvio, la globalización de la lucha contra las epidemias más centrada en un nivel científico y gestor es la otra de las enseñanzas para tener en cuenta.

Patologías psicológicas en la población.

En otros niveles, en los que afecta a la subjetividad de los individuos, se da una realidad estadística asociada a la inquietud ante la pandemia y las representaciones colectivas que la pandemia provoca en ellos. Implicadas en esas representaciones colectivas figuran instituciones y personalidades de todas las esferas sociales, científicas y políticas. Se da en muchas personas de manera abierta, y de manera larvada en muchas otras, un aumento de los cuadros de estrés. Los estados psicológicos de este tipo tienen la capacidad de inhibir la operatividad de los individuos y de los grupos sociales dentro de los cuales se relacionan. Producen, en no pocos casos, limitación de la capacidad para razonar de manera práctica, pues se altera previamente la propia competencia para gestionar emociones, pensamientos y, en consecuencia, acciones.

Afectaciones psicológicas

El temor que provoca la incertidumbre facilita respuestas de adaptación tanto como de inadaptación o de resistencia al cambio. También despierta en el cerebro, en determinados casos, una incapacitación patológica ante lo incierto.

A pesar de los aún insuficientes estudios acerca de las afectaciones psicológicas derivadas de la pandemia, los existentes permiten indicar los siguientes:

  • Aumento de los síntomas depresivos.
  • Aumento de síntomas de ansiedad.
  • Aparición de estrés postraumático.

En los tres grupos de afecciones un probable y común factor agravante fue la sobreexposición a las noticias y bulos acerca del desarrollo de la pandemia, su gestión y sus efectos.

Pero es muy relevante para este análisis el agravamiento de la sensación de inseguridad ante el futuro tanto económico como laboral. Las pérdidas de puestos de trabajo y las previsiones de futuras pandemias afectan a la población, especialmente joven, acelerando el ritmo de los cambios y acrecentando una percepción de inseguridad mayor que la vivida en la recesión declarada en 2009.

Si las instituciones políticas y la comunidad científica muestran desorientación y las creencias de carácter absoluto han perdido la capacidad de asegurar anímicamente una paz interior y social, las psiques se muestran, cuando menos, temerosas en grado no escaso.

El clima generalizado puede calificarse como de indefensión psicológica y social ante situaciones que superan ampliamente a las capacidades adquiridas hasta el momento.

Expresándolo metafóricamente, las olas desbordan a los navegantes en múltiples direcciones.

Cambio tecnológico y durabilidad

Otro de los fenómenos cambiantes se da en términos de con qué y cómo se trabaja y se estudia, así en cómo y con quiénes se relacionan las personas. Y esto afecta al uso de las llamadas nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. La aceleración creciente del cambio tecnológico lleva aparejada la sustitución de los objetos que las incorporan. Al igual que hemos citado antes, en este sector los componentes van incluidos en un sinfín de productos donde la regla de lo efímero incluye tanto a consumidores como a fabricantes. Los primeros llevan décadas incorporándose al recambio del bien y rebajando el mantenimiento de dicho bien en una relación dialéctica con los fabricantes que tiene lugar dentro de una dinámica es complementaria. ¿son los consumidores quienes realizan su demanda en primer lugar y los fabricantes ofrecen lo que los consumidores les piden? ¿Son los fabricantes quienes guían la demanda con las estrategias de márquetin y de no reposición de bienes? Sean cuales sean las respuestas que el lector prefiera dar a las anteriores cuestiones, es innegable que lo breve se impone como dinámica económica y que las presiones ejercidas por los fenómenos naturales aceleran ese nuevo modelo en el cuál todo cambia. Esto induce a moverse hacia interpretaciones vitales alejadas de “lo permanente” y adaptadas a su contrario.

Cambio climático antropogénico.

El fundamento de esta previsión no es más que el posicionamiento teórico de la mayoría de la comunidad científica entorno al paradigma de encaje “kuhniano” que denominamos como “Calentamiento Global Antropogénico”. Entre los efectos asignados a la veracidad de dicho paradigma, entre otros muchos y todos negativos, figura de manera relevante el futuro exponencial aumento de pandemias de carácter aún desconocido. Se las presuponen, también, de muy difícil control de no adoptarse medidas que tengan un doble carácter: globales y profundamente transformadoras.

La expectativa de que esta interpretación se imponga como duradera se asienta en dos aspectos igualmente: la tendencia racional a considerar un hecho nuevo como precedente de subsiguientes fenómenos similares y la consideración de los programas de investigación científica como dotados del carácter que Imre Lakatos le dio.

Siguiendo a este investigador de la metodología de la ciencia, en un Programa de Investigación Científica (PIC) existe un Núcleo Duro y que, con escasa posibilidad de error, hoy está definido en torno al término “Calentamiento Climático Antropogénico”, y con él, un Cinturón Protector que lo constituyen un sinfín de Hipótesis Auxiliares, dotadas de mucho más poder de verificación o, al menos, de falsabilidad. Entre las hipótesis de este tipo que se manejan figuran las múltiples transformaciones que suceden en el medio ambiente, que facilitan la proliferación de pandemias víricas.

Aceptando o no el modo en que Lakatos definió el modo de actuar de la ciencia, lo cierto es que los cambios globales en los modos de vida, esos que vienen obligados para revertir los fenómenos citados por estos PIC, han llegado para no marcharse. Si se acepta la definición de Lakatos, porque habría que esperar una nueva revolución científica que sustituyera un paradigma por otro; y si no se acepta, porque cualquier otra creencia en el funcionamiento de los Programas de Investigación Científica debe ser matizada por la intervención no cuestionable en ellas de instancias gestoras, tanto de lo sanitario como de lo medioambiental, de carácter no estrictamente científico.

Y estas matizaciones parecen poco cuestionables sea cual sea el modo en que se conciban las metodologías propias de esas actividades científicas. Y es claro que, más que de una Ciencia en abstracto, debemos percibir este campo del conocimiento como compuesto por sus entornos reales: científicos que son personas cuyas circunstancias instrumentales y materiales limitadas, trabajan en una comunidad competitiva/colaborativa, y dependen de las diversas fuentes de financiación, etc.

CAMBIOS INDIRECTOS ACELERADOS POR LA COVID-19

Aceleración de la adaptación al cambio tecnológico

El impulso de la digitalización

Sin llegar a disponer de datos estadísticos globales del uso de las Nuevas Tecnologías lo cierto es que estas han recibido un claro impulso. Fruto, principalmente de la necesidad de mantener una distancia social  necesaria, la Covid-19 ha añadido un poderoso motivo a los ya existentes  para su uso y, con él, para su innovación.

Esta crisis del Covid-19 ha dejado claro que la tecnología puede ser un pilar importante para la supervivencia de muchas empresas, desempeñando un gran papel hasta el punto de que las empresas transformadas digitalmente son las que mejor han sobrevivido a esta crisis, pudiendo continuar con su actividad o mitigando el impacto.

La prestación y venta a distancia de servicios y productos se generaliza en centros médicos, hospitales, oficinas de grandes y pequeñas empresas, lugares de reunión y entretenimiento, etc. La teleasistencia médica en primera instancia ha crecido y esto supone un impulso innovador que incentiva la inversión de las empresas y seguros médicos.

Pero el sector de la salud no será el único que siga manteniendo, aún después de la pandemia, las tecnologías digitales, el comercio electrónico y el teletrabajo seguirán extendiéndose. Y es que las empresas han podido ver cómo la tecnología y el emprendimiento ha sido la salvación para muchas de ellas.

Muchas han podido comprobar cómo la tecnología era la única forma de sobrevivir. Empresas que antes de la pandemia rehusaban del uso de esta tecnología, con el Covid-19 se han visto forzadas a tener que innovarse y comprobar que son, así, capaces de responder a la demanda incrementada y obtener una rentabilidad con costes más reducidos.

En términos generales se ha conseguido entender que esta renovación digital será necesaria para lograr que las empresas y los gobiernos sigan siendo competentes en un mundo post-Covid, ya que cada vez se ve más imposible volver a la situación que había antes de la pandemia.

El teletrabajo ha sido de esas tendencias que antes de la pandemia no estaba muy extendida, aunque iba creciendo con los años. Pocas eran las empresas que lo tenían instaurado o bien en una parte o en la totalidad de su plantilla. Por ejemplo, en España, en 2019 el porcentaje de personas que trabajaban desde casa de manera continua pasó del 4,3% al 4,8%, y el porcentaje de las que lo hacían ocasionalmente pasó del 3,2% al 3,5%.

Este escenario ha cambiado completamente en los últimos meses con la llegada de la pandemia, ya que las empresas se vieron obligadas a implantar esta modalidad de trabajo. Durante las semanas del confinamiento el porcentaje de personas teletrabajando creció hasta el 34%.

Covid, calentamiento y movilidad

Además de lo anterior, la regla impuesta por la gestión, consecuente con el paradigma del “cambio climático antropogénico”, lleva ya adelantando la respuesta a la cuestión de la energía, es decir, de sus consecuencias como causante del calentamiento global. Y una de ellas, relevante en alto grado porque trasladarse o no hacerlo es un presupuesto de la apertura nuevas oportunidades vitales, es la del uso energético para el transporte. Desde hace años se está impulsando el uso de energías no contaminantes, de no emisores de CO2 y de medios de transporte consecuentes con ello. El avión es uno de tales, y quizá el de más difícil adaptación a la regla de la eficiencia energética y de la denominada sostenibilidad. Aunque no se deben perder las esperanzas de algún tipo de tecnología eficiente aplicada a la aviación civil, lo cierto es que los plazos previstos en ella son largos. El compromiso de las empresas de aviación es de conseguir la reducción de la mitad de las emisiones hechas en 2005 para el 2050 y, son, sin duda, demasiado optimistas. La urgencia declarada por tales emisiones impone otras medidas más al alcance y que, además de poder sustituir ventajosa o casi ventajosamente a los aviones, conllevan también una alternativa al automóvil. La apuesta ya está en la agenda de WEF (World Economic Forum). Por el momento, los viajes en avión están bajo sospecha de ser dañinos y su uso contiene por ello, la negativa carga moral correspondiente. La actual crisis del Covid conlleva un efecto aún más intenso debido a las fuertes restricciones de movilidad, que recayendo en todos los medios de transporte en general, se ceba en la aeronáutica en particular. La movilidad está, de todas maneras, bajo sospecha en tanto en cuanto a la que denominamos “regla de la pandemia” le asigne un riesgo y, por ende, una carga moral como “reprobable”. Ya dadas las perspectivas de que las pandemias sean algo ya habitual en nuestras vidas, los cambios en cuánto y cómo se deberá viajar, cambiarán. Dos fenómenos globales naturales, el del cambio climático antropogénico y el de la generalización de enfermedades víricas globales que, combinados, animan a los centros de decisiones mundiales a impulsar cambios incuestionables y obligados a la humanidad.

CAMBIOS EN LAS MENTALIDADES

El ideario de lo efímero y de la aguda percepción de lo cambiante tiene su cara y su cruz. El cambio supone un aumento de la competitividad no solamente empresarial sino, también, social. Las comunidades se ven afectadas por este fenómeno donde el ritmo exponencial de los cambios puede verse como oportunidades o como amenazas.  Siempre que estos sigan una regla competitiva hacia la mejora, el efecto conjunto puede ser positivo. Genera oportunidades, aprendizaje y un área de posibilidades más amplia para los proyectos de vida que sean capaces de ver y de aprovechar lo cambiante. Pero su efecto en las mentalidades de una buena porción de individuos puede no ser estimulante sino depresivo. La sensación de que las novedades superan a las capacidades emocionales y mentales de los individuos lleva a estos sentirse mal, muy mal con los cambios, percibidos como la inmersión en un caos incontrolable. En las empresas, especialmente las pequeñas, la criba es altamente significativa y lo mismo que conectan a algunas al crecimiento con las oportunidades, condenan a muchas a la desaparición y a engrosar la lista de desempleados y de beneficiarios de ayudas sociales. Las instituciones políticas y quienes las dirigen se ven incapaces de deshacerse de esquemas ideológicos y administrativos que les permitan abordar el cambio. No reemplazan esos esquemas porque ni tienen el deseo de hacerlo, ni pueden llevarlo a cabo con los viejos conceptos, ni se planean un reemplazo de lo que no funciona por lo que sí lo hace. Muchas veces, además, dependen de un funcionariado hostil a un cambio que perciben arriesgado para su estatus.

Aquí, no obstante, es necesario plantear una diferencia. Si bien ciertas instituciones, como los estados y los grupos sociales padecen esa dinámica, existen grupos globales que se adaptan con firmeza a los motivadores del cambio: calentamiento global antropogénico y expectativas de futuras pandemias facilitadas por aquel. Estas fuerzas, que se afirman como verdaderas e inevitables, constituirían la regla impuesta por la naturaleza y, por ello, son incontestables.

Conclusiones

La naturaleza cambiante de la realidad es incontestable y hasta ahora no ha podido ser contrarrestada por constatación alguna. No obstante, estos cambios son mucho mayores y acelerados desde los fenómenos intelectuales, institucionales y científicos que los seres humanos han puesto en marcha entre los siglos XXVIII y XIX. Con ellos, el siguiente siglo y los años que ya han transcurrido del XXI han supuesto la aceleración exponencial de los mismos. Cabe preguntarse si la naturaleza humana está preparada para ello y, sin duda, lograr esa preparación es uno de los grandes retos. Las mentalidades, la manera como vemos el mundo global y las circunstancias personales y comunitarias se verán afectadas desde tres ejes principales: la tecnología, los retos medioambientales y la salud. Esos tres aspectos son los que determinan la prevalencia de otros dos: la globalización de los problemas humanos y la lucha entre modelos de pensamiento diferentes: los que responden a las estrategias de adaptación y/o aprovechamiento del cambio y los que reaccionan a él con pretensión involutiva. El cómo se den esas respuestas, la cantidad de personas y comunidades que queden fuera o no de él constituye la gran incógnita.

FUENTES

Cambios sanitarios.

  • Un mundo, una salud: la epidemia por el nuevo coronavirus COVID-19 (Antoni Trilla, Hospital Clínic de Barcelona, Universidad de Barcelona, ISGlobal, Barcelona, España, febrero de 2020).
  • Impacto del SARS-COV-2 en la salud mental de los profesionales sanitarios: una revisión sistemática (Juan Jesús García-Iglesias Juan Gómez-Salgado, Jorge Martín-Pereira, Javier Fagundo-Rivera, Diego Ayuso-Murillo, José Ramón Martínez-Riera  y Carlos Ruiz-Frutos, julio de 2020).
  • At the Epicenter of the Covid-19 Pandemic and Humanitarian Crises in Italy: Changing Perspectives on Preparation and Mitigation (Mirco Nacoti, MD, Andrea Ciocca, MEng, Angelo Giupponi, MD, Pietro Brambillasca, MD, Federico Lussana, MD, Michele Pisano, MD, Giuseppe Goisis, PhD, Daniele Bonacina, MD, Francesco Fazzi, MD, Richard Naspro, MD, Luca Longhi, MD, Maurizio Cereda, MD, Carlo Montaguti, MD, marzo de 2020).

Afectaciones psicológicas

  • Las consecuencias psicológicas de la Covid-19 y el confinamiento (Dra. Nekane Balluerka Lasa Dra. Juana Gómez Benito Dra. M.ª Dolores Hidalgo Montesinos Dra. Arantxa Gorostiaga Manterola Dr. José Pedro Espada Sánchez Dr. José Luis Padilla García Dr. Miguel Ángel Santed Germán, septiembre de 2020).
  • Las secuelas psicológicas que está dejando la pandemia por COVID-19 (Dr. Manuel Martín Carrasco, director médico de los centros de Hermanas Hospitalarias en Navarra (Clínica Psiquiátrica Padre Menni de Pamplona y Centro Hospitalario Benito Menni de Elizondo) y Vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, septiembre de 2020).

Cambio tecnológico.

  • Intervención de Jean-Christophe Bonis, analista de tecnologías emergentes, en el marco del encuentro Evens Today is Marketing organizado por la escuela de negocios ESIC (junio 2020).

Cambio climático antropogénico.

  • La estructura de las revoluciones científicas (Thomas Kuhn, 1962)
  •  La metodología de los Programas de investigación científica (Imre Lakatos, 1983).
  • Cambio climático (Revista Meteoros, año 11, nº 6, Octubre de 2019).
  • Planeta (in)sostenible. Zambrano, L. Col. El Cuarto de las Maravillas. Turner Publicaciones SL (2019).
  • Cómo evitar un desastre climático. Gates, B. Plaza & Janes (2021).