Calientan motores esos autobuses y camiones que son los partidos políticos. No hay monoplazas en el sistema político español. Las organizaciones que aspiran a gobernar, que no a representarnos más que en la propaganda, son máquinas obsoletas que se reparan tras cada traspié en las urnas o en las encuestas. El PSOE es el partido, de los relevantes, que mayores reparaciones ha de hacer sobre la marcha desde los daños de la jornada del 28 de mayo.

Escuchando a los analistas de los medios que cobran de la creciente publicidad institucional, da la sensación que todo revolcón recibido ha sido fruto de una campaña «mal planteada». Que el dibujo (y no el fondo) de los pactos con Bildu, así como el mantenimiento de las ministras del sector Podemos en el gobierno son los culpables de un descrédito personal (injusto, por supuesto) de Sánchez cuya pena ha recaído sobre los sillones de «grandes y buenos gestores socialistas».

Salvan, pretendidamente y de este modo, a un partido cuyo promedio de acciones en la historia de España ha supuesto un drenaje de energías nacionales en beneficio de sí mismos y de algunos intereses radicados fuera de nuestro país. Y con Pedro Sánchez no sería diferente. Y con la siguiente, tampoco. Pero, en el caso de que la derrota previsible de Sánchez sea estrepitosa, ¿Quién ocuparía su puesto? La persona que prepara sus recursos para dar el salto tiene apoyos financieros y políticos de élite, intentando distanciarse, aparentemente, de las muchas manchas de gestión y corrupción que los llamados «buenos gestores» locales y autonómicos del partido han acumulado (Madina dixit).

Parece ser que ya, desde hace varios años, la actual ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, mantiene excelentes relaciones con el incombustible Felipe González y éste, ya es sabido, con algunos consejos de administración del IBEX 35. Especialmente con el Banco de Santander de Ana Botín. El PSOE supuestamente serio, enlazado desde González con Botín y con los contactos financieros de ésta estudia la posibilidad de que sea la ministra Calviño quien se adelante a suceder al actual secretario general en cuanto pierda la presidencia del Gobierno.

Una posibilidad que fue tratada recientemente por los tres ante un público selecto extraído de las finanzas. De esta manera, retornaría el PSOE serio de González con una nueva cara a recuperar el prestigio perdido. Un PSOE serio que, una y otra vez, es el precursor del PSOE radical al que nunca le pone trabas, sino que, al contrario, facilita el turno interno entre ambos. Una cara prepara el camino a la otra.

Mientras los socialistas de las finanzas maniobran, Pedro Sánchez intenta retribuir a los que se sienten derrotados por una campaña para el 28 de mayo planteada «en clave nacional». La pregunta que nos hacemos en el diagnóstico de la derrota es: ¿Se ha penalizado a los gestores locales y autonómicos socialistas por la mera culpa de Sánchez o han sido penalizados por igual como resumen no de una persona, sino de prácticas plutocráticas de esos mismos gestores bajo la protección del presidente? Separar a Sánchez de las prácticas corruptas de los socialistas no es un buen discernimiento.

Francina Armengol será candidata por la circunscripción balear una vez perdida su presidencia en las Islas. Lista no exhaustiva de escándalos propios encubiertos por su dirigente:

  • Caso Varadero que los juzgados investigan en estos momentos por las subvenciones del Ejecutivo balear a empresas del sector náutico afines al pacto de izquierdas, que han sido denunciadas por infracciones graves de la normativa sobre seguridad industrial y protección del medio ambiente. La UE y cuatro juzgados investigan la Conselleria de Yllanes por corrupción.
  • Derroche y nepotismo. Un pacto de izquierdas de Baleares que desembolsa 17 millones al año a asesores y altos cargos, el doble que el PP en 2015 y que ha aumentado en 650 millones el gasto de personal del Govern en estos siete años.
  • Menores tuteladas. El Ejecutivo autonómico de Armengol ha tenido que rendir cuentas ante la Unión Europea por el escándalo de las menores tuteladas abusadas de Mallorca, que en su informe ha dejado clara la falta de colaboración de Armengol y de la presidenta también socialista del Consell, Catalina Cladera, en su protección.
  • Turismofobia. PSOE, Podemos y Més, unidos por una sangrante turismofobia buscan poner en jaque a la única industria balear y a toda la sociedad de las Islas, que tras dos años de pandemia este verano están pudiendo respirar al recuperarse los niveles de ocupación de los años  prepandemia.

Por su parte, otro «buen gestor» damnificado por la omnipresencia de Sánchez, Óscar Puente, es candidato por la circunscripción de Valladolid, tras haber dado su palabra repetidas veces descartando tal posibilidad. Lo que de seguro quería decir es que no saltaría a la política nacional mientras la alcaldía de Valladolid le permitiera seguir con el tren de vida que todos los vallisoletanos conocen y aquí va otra reseña no exhaustiva:

  • En verano de 2018, se le descubrió de vacaciones en la urbanización Puente Romano, en plena Milla de Oro de Marbella, uno de los lugares predilectos de la jet set. Puente se alojó en un apartamento donde los alquileres rondan los 18.000 euros al mes en agosto.
  • En el año 2020, año de la pandemia y confinamiento OKDIARIO publicó los vídeos de la travesía en yate del entonces también portavoz de la ejecutiva federal del PSOE en la cubierta de un yate en la costa norte de Formentera, entre Punta Prima y Es Caló. Y ese yate lo había pagado el empresario Sergio Zaitegui después de que el propio Puente le hubiera adjudicado un contrato de 195.000 € para dar material de protección contra el Covid al Ayuntamiento de Valladolid de protección, en una contratación que se hizo de forma directa y urgente aprovechando el decreto del estado de alarma.

El plan de reparaciones del deteriorado autobús socialista tiene una parte, la operada por el propio secretario general y presidente nacional a un mes vista y otra, la que se prepara desde el mundo de las finanzas con cuatro años de plazo si vienen muy mal dadas. Cambiar algo para que nada cambie será la máxima. El PSOE, con el PP gobernando volcará el radicalismo en la calle, el histrionismo en los medios y presentaría una cara europeísta y chic para las siguientes. Más de lo mismo.

La historia dice más de una nación que la simple actualidad y la que relaciona al PSOE con España nunca fue buena.