Erase un país en el que una ex ministra quería regalar a los jóvenes de 18 años (obvio que para comparar su voto), unos miles de euros que el Estado no tenía, tantos como el presupuesto estatal en Educación y en Sanidad juntos.

Al tiempo, en este país, había otro ministro no menos “tontaina”, un tal Garzón, que quería prohibir a los médicos irse de la sanidad pública a la privada por estar mal pagados.

Digo yo que, hasta es posible que con los fondos que quieren regalar a los jóvenes de 18 años, podrían pagar un poquito más a esos médicos mal pagados en la sanidad pública.

Hasta había una ministra muy tontaina, mas que el resto, que lloró porque le tumbaron una ley estúpida que había puesto en la calle a casi un millar de delincuentes muy peligrosos.

Vaya panorama.

Miren, a la tontaina de arriba hasta le doy la razón en una cosa, si ella hubiera podido estudiar un poco más no haría esas tontadas de propuestas. Porque al final todo es uno, aunque sospecho, viendo su curriculum que con esos 20.000 pavos en su época, no se habría puesto a estudiar, los habría gastado en “juergas revolucionarias”, o vayan ustedes a saber en qué.

Les cuento: hay un país allá arriba, una isla o dos para más señas; digo que existe un país allá arriba que cuida la educación, que en lugar de regalar dineritos, concede préstamos y becas para que nadie se quede en el camino si es capaz.

Es posible que ustedes sepan que en ese país de allá arriba hay del orden de un millón de estudiantes universitarios de los cuales la mitad prácticamente son extranjeros (por algo irán); y que en el nuestro hay un millón setecientos mil, de los que sólo ciento cincuenta y cinco mil son extranjeros (por algo no vienen).

Añado que la mayoría de los extranjeros en España están en la privada y que en el país ese de ahí arriba la inmensa mayoría están en la pública. Aunque privada/pública no sean lo mismo en ambos países. Si añadimos que ese país de allá arriba tiene casi un 50% más de habitantes que España, 67 millones frente a 47 millones, hasta es posible que entendamos lo de la ministra tontaina. Pero, vamos, esto es como mirar cuántos cruzaban el muro de Berlín de Oeste a Este.

Que seamos mejores como país, según nuestro concepto, no lo discute nadie. Somos difíciles de mejorar. Pero claro ellos, con una mejor educación y sin regalar el dinero, tienen un paro entorno al 3% mientras en nuestro a duras penas y maquillaje estadístico por el medio no baja del 13%; su presión fiscal es del 30% y la nuestra del 47%; su PIB es más del doble que el nuestro y su renta per cápita 42.543 euros frente a la nuestra de 28.196 euros.

Habría más factores que comparar, tenemos muchos más médicos (y mejores) que ellos, aunque más enfermos y una población más envejecida. Mucho mejor clima y una serie de intangibles que no son comparables.

Pero vayamos a lo que estábamos, nuestros ministros tontainas y descarados. Y no lo digo yo, es autoreflexión de la ministra mana maná (los nacidos antes de 1980 sabemos que eran los mana manás). Ella dice que no está bien formada, que le hubiese gustado poder opositar o seguir estudiando, es decir, aprender algo más, no le hubiese venido mal.

Lo que pasa es que en su autoreflexión miente, porque cuando acabó derecho (no sabemos el año con lo cual podemos suponer que buena estudiante no fue), y a partir del año 97 hizo varios cursos, así que habrá acabado ese año. Así pues, si no obtuvo buen rendimiento académico, echó tres años más como mínimo en terminar la carrera e hizo cursos, su reflexión es mentirosa. Lo curioso es que ha compartido gobierno con uno doctor cum fraude, un Ministro de Cultura que no fue capaz de acabar una carrera de las varias que empezó.

Y luego nos preguntamos por qué España está tan mal en los últimos tiempos, la verdad es que se me ocurren muchas razones, pero la principal es que nos gobiernan auténticos incapaces. Va por todos.

Y ya se sabe lo que decía Forrest Gump …, dejémoslo ahí y deleitémonos con la poesía que mejor lo decía mi primo Victor Botas:

EZRA POUND COMO MÚSICA DE FONDO

Economistas, químicos,

sociólogos, sicólogos, ecólogos, sexólogos, expertos

en temas de linguística,

y toda esa quincalla de los medios

de comunicación

social (también llamados,

por los más cultos, mass

media), ahora,

son flámines, arúspices;

en suma, son los sumos

sacerdotes: nos dan

la prensa como hostia, el sufragio

universal (y las vacunas) como

circuncisión. (También los buenos días

por la radio.)m

Nos dominan legiones

de mediocres, ocultos

bajo un título: habría

que temer mucho más a estos señores

que al mismísimo Atila.

Pero no;

los dejamos hacer, y así nos luce

el poco pelo que nos va quedando.