La cultura del miedo

El resultado de las elecciones generales da para mucho, opiniones varias, culpas varias, enfoques equivocados y creerse ganador antes de serlo.

Hay cosas inexplicables o no, pues parece que todo tiene una explicación, aunque sea peregrina.

Entre las diversas causas de un subir o bajar escaños, voy a centrarme en la cultura del miedo o el miedo cultural.

Comenzamos con una compañía de teatro que denuncia “veto ideológico” tras la cancelación de su obra.

Las distintas administraciones municipales se han justificado, en casi todas las ocasiones, con un problema de tipo presupuestario, las tres compañías de teatro afectadas consideran que se trata de un “veto ideológico” a las obras que se alejan del ideario de los partidos que gobiernan en Ayuntamientos que cambiaron de signo político en las elecciones municipales del 28 de mayo. En concreto Ayuntamientos gobernados por PP y Vox.

Titulares como PP y Vox declaran la guerra al mundo de la cultura hacen que, inmediatamente, colectivos, grupos y personas afines a determinados partidos empiecen a engrasar sus maquinarias.

Asociaciones culturales, Iceta y Yolanda Díaz apoyaron un escrito en defensa de la libertad de expresión. Saber mover bien la maquinaria de la publicidad con medias verdades o en algunos casos con mentiras manifiestas, se le da muy bien a los partidos de izquierda y machacar con el tema de la nueva censura da mucho beneficio. Personas para nada pertenecientes a colectivos de izquierdas estaban preocupadas, y me consta, por si era cierta esa deriva antidemocrática. La maquinaria de la publicidad en el medio cultural comenzaba a tener sus frutos.

El cine tampoco se ha librado de la polémica, después de que el portavoz del PSOE en Bezana (Cantabria), Alberto García Onandía, criticara la retirada de la película infantil Buzz Lightyear de la oferta de cine de verano del municipio, lo que ha atribuido a una “censura” del equipo de gobierno de PP-Vox porque en el largometraje aparecen dos mujeres besándose. 

Todo esto que produce incredulidad y que las partes afectadas, o sea PP y Vox, han dicho que se debe a asuntos presupuestarios.

Lo que nadie cuenta es lo que hizo cuando llegó al poder, y es solo un ejemplo, Manuela Carmena.

El Gobierno municipal de Manuela Carmena, apoyado por Más Madrid (que ahora integra Sumar) y el PSOE, canceló durante su etapa al frente del Ayuntamiento de Madrid más de una veintena de obras de teatro previstas. También con argumentos presupuestarios. Nadie dijo nada, alguna intervención del Partido Popular que no llegó muy lejos, de hecho, nadie se acuerda de ello. Sin embargo, ahora la izquierda sobreactúa en sus protestas por cambios puntuales en la programación cultural municipal de consistorios que lideran PP o Vox. Lo consideran casos de «censura» que anticipan una política cultural totalitaria, opinan.

La complicidad de los socialistas con Más Madrid en la escabechina que perpetró el gobierno de Manuela Carmena al cancelar de la programación en los teatros municipales las obras de nada menos que 34 autores entre los años 2016 y 2018 fue completa.

En la actualidad estamos hablando de cinco cancelaciones que se convirtieron en mediáticas y en adalides de la vuelta a la censura y eso, en este País, parece que cala, incluso a los que jamás acuden a actos culturales.

Una buena puesta en escena, mover bien a los medios afines, que son casi todos, y ya está todo hecho. Vuelve la censura por motivos ideológicos, pero los que están enfrente no lo saben rebatir: se lían, se embarullan y lo de siempre, no saben comunicar.

No digo yo que esto tuviera influencia en el resultado electoral del 23 de julio, pero igual sí, junto con otras muchas cosas…

Pero finalizando, también habría que decir que el hecho de que algunos miembros de estos partidos se escandalicen por un pene o una vagina en una obra teatral, igual se lo tenían que hacer mirar. Vivimos en el año 2023.

A todas y todos, buena suerte.