Cuando Guillermo de Ockham escribió aquello de pluralitas non est ponenda sine necessitate (la pluralidad no se debe postular sin necesidad) allá por la primera mitad del S.XIV introdujo un importante rasgo de sentido común necesario para valorar las cosas que tenemos delante. Es la navaja de Ockham.

Eso que el fraile franciscano sentenció no es en absoluto contradictorio con que si queremos ampliar el foco y explicar las cosas que ocurren a los españoles en estos momentos desde la historia y buscamos su por qué para valorar los plazos largos, el aserto ocamita no sirva de mucho. La Historia, la vida, el cosmos no son una línea, sino un complejo mapa mental que se desarrolla en el tiempo y ahí sí hay necesidad de la pluralidad.

Pero el foco ahora está simplemente en ¿habrá pacto de Pedro Sánchez con el mosaico de independentistas incluyendo al prófugo verborrágico de Waterloo? Y aquí sí que Ockham nos ayuda. En lugar de multiplicar los entes explicativos (que si a lo mejor el PNV piensa esto, que si Puigdemont llama mentiroso a Sánchez y afirma que nunca pactará con él, que si los catalanistas están entre sí enfrentados, ….) la pregunta más afilada, al modo de navaja de Ockham, es ¿Qué interesa más al mosaico nacionalista: gobierno en mano o uno incierto y volando? Obvia es la respuesta.

Y si añadimos evidencias a la navaja, pues más. Muchos son los beneficios políticos que obtendrán los socios de Sánchez, y el progresivo fraccionamiento de España es uno de ellos. Mas voy a traer aquí algo muy importante que tiene que ver a la vez con la unidad de España y con la prosperidad económica.

El caso de la financiación autonómica

Publica hoy mismo el diario Expansión un magnífico e inquietante informe acerca de esto. Lo acompaña de un editorial lleno de claves que abundan en lo que sin duda es el porqué de que un nuevo gobierno sanchista sea lo más probable. Las claves son:

  • La comunidad de Madrid aporta actualmente casi tres cuartas partes del total de la financiación a las autonomías (6.613 millones de euros)
  • De entre los contribuyentes netos, que dan más de lo que reciben, le siguen por este orden Cataluña (2.168 millones, una tercera parte del total) y Baleares (334 millones).
  • Madrid triplica la aportación de Cataluña, por tanto.
  • Todas las demás comunidades son receptoras netas: reciben más de lo que aportan.
  • Y lo más importante: los (las) dirigentes de Madrid no solo no se quejan sino que tiene a orgullo su aportación.
  • En cambio los independentistas catalanes, sí que lo hacen y, además, pretenden acabar siendo receptores netos de lo que Madrid aporta.

Esa es una de las razones más importantes. Nadie de la órbita frankenstein va a arriesgarse a que el Partido Popular obtenga los diputados suficientes para poder gobernar en caso de repetición de las elecciones. El más reticente de esos planetas orbitales, Carlos Puigdemont, acabará plegándose al pacto y por dos razones.

Porque si en el nuevo pacto de financiación autonómica logran debilitar económicamente a Madrid y, por tanto al resto de España, la fuerza política del independentismo se acercará más aún a su objetivo final.

Y por otra razón más inmediata: la alta burguesía catalana, la ligada a Juntos por Cataluña, presiona con idas y venidas a Waterloo para que, pase lo que pase con la independencia en un futuro situado en el más allá, el dinero madrileño (español por más señas) financie cuanto antes los negocios de allí.

Esos negocios que con tanto esmero se empeñan en arruinar con su imposición del catalán, su presión fiscal, su corrupción y desorden público. En esto es claro el informe de la London School of Economics realizado por Andrés Rodríguez-Pose y Daniel Hardy cuya reseña les dejo aquí, y cuyo reporte completo les dejo acá.

Así están las cosas. Hay más pero con esto y por hoy tenemos suficiente.

Y como dice nuestro colaborador José Fuero: “Los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres“. Así que no me venga nadie con aquello de si soy demasiado pesimista.

Los ciudadanos españoles que amamos la libertad y vemos su declive estamos ante un reto. Sin tapujos. Y los retos están para afrontarlos.

Si necesita alguien animarse, les invito a escuchar, con profunda ironía eso sí, la siguiente canción: