Publicaron en cierta empresa donde suelo ir el cartel de la manifestación organizada por los sindicatos C.S.I., C.G.T., C.N.T. y S.U.A.T.E.A. en Gijón para conmemorar la fiesta del trabajo del 1º de Mayo. Ya sé que estamos en octubre, pero fue tanto mi asombro y mi estupefacción que me ha durado hasta ahora.

Desconozco el éxito de la convocatoria, pero a la vista del cartel anunciador, para cualquier persona que tenga un par de dedos de frente, la cosa era para salir en dirección opuesta, no para acudir.  

Dicho cartel no puede ser más lamentable, perpetuador de los clichés sindicalistas de “opresión al trabajador”, “lucha de clases”, etc. que tan buenos beneficios les renta a los dirigentes de dichos sindicatos, bien sea por cobrar sueldos de ellos, bien por liberarse de la tediosa “manía” que tienen los trabajadores de ir físicamente a trabajar.

Voy, con su permiso, a analizarlo en toda su extensión, buitres incluidos, para desgranar las ideas que transmite y por qué son lamentables.

Para empezar, está redactado en bable, o asturiano, como prefieran. Según la encuesta de Características Esenciales de la Población y Viviendas (ECEPOV) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2021, sólo el 2,8% de la población en Asturias habla asturiano. No se si el INE sea sospechoso de ser sectario en algún sentido. Opino que no.

Y aunque la Academia de la Llingua Asturiana (ALLA) eleve ese porcentaje hasta el 25%, seguiría siendo una lengua minoritaria ¿a qué obedece entonces rotularlo en esa lengua? Pues claramente sigue la agenda socialista de imposición del asturiano como lengua cooficial, habida cuenta de que, de los asistentes a la manifestación, con toda probabilidad solo habría en torno a un 3% de hablantes de asturiano.

La estrategia está clara, se genera documentación, cartelería, ediciones… en asturiano para defender la idea falsa de que es muy utilizado y conocido, para justificar su futura cooficialidad. Y los sindicatos colaboran entusiásticamente con ello.

Sigo por el título genérico de la manifestación: El so enriquecimiento, la nuesa probitú, que traducido es: “Su enriquecimiento, nuestra pobreza”. Presupongo, no se si hago bien o mal, que se refieren a las empresas, o a los empresarios, que serían los que se enriquecerían, contra los trabajadores, que serían la parte empobrecida.

El cartel explota el más que sobado trabajador vs empresario”, según el tan manido, traído y llevado asunto de la “lucha de clases”, defendido por las más que superadas ideas marxistas. En la “nueva izquierda” dado que esto de “las clases” ya no tiene sentido ni se sostiene, se han sustituido el término “clase” por otro tipo de agrupaciones y minorías oprimidas.

Los hombres contra las mujeres, los gays contra los heteros, los ricos contra los pobres… todo vale para seguir explotando el conflicto y vivir a costa de la discordia.

Aunque cualquiera que conozca algo de economía sabe y entiende que el empresario arriesga su patrimonio y pone el capital y los medios, y que los trabajadores colaboran y trabajan con él, y ambas partes sacan beneficio de ello. El empresario, sus beneficios empresariales y el trabajado,r su sueldo y sustento de vida. Otro debate es cómo deben ser repartidos esos beneficios y lo que sería justo que recibieran unos y otro, pero de ahí a representar buitres que hacen parecer que la parte trabajadora está explotada o esclavizada, hay un mundo.

 Afortunadamente hay legislación en España que impide dichos abusos, y si alguien trabaja para una empresa lo hace voluntariamente, y siempre puede marcharse y trabajar para otra que te trate mejor.

En la convocatoria se clama por precios justos. Nada que objetar, eso siempre es deseable, aunque posiblemente podemos discrepar de quién es el responsable de que los precios no sean justos.

También se reclama “polos nuesos drechos”, también muy en la línea de los políticos de izquierda, que siempre hablan de conquistar, aumentar y defender derechos, pero casi nunca menciona las obligaciones que llevan aparejados o cómo se van a financiar dichos derechos, y en algunos casos ni siquiera saben concretar a qué derechos se refieren, pero sí que siempre es necesario más presupuesto para conquistarlos.

Otra parte del cartel protesta contra las “les sos guerres”, “sus guerras”, mezclando churras y merinas, porque ¿las guerras de quién son? ¿de los políticos, o de los empresarios? ¿contra quien es la protesta?

Al Ibex 35, sí se le puede declarar la guerra. Esos son los malos más malos y no tienen derecho a la vida. Para el que no lo sepa, simplemente son 35 empresas que cotizan en bolsa y que son probablemente las más grandes de España, las que más empleo dan y más riqueza generan, pero por alguna extraña pirueta mental, eso es un pecado y una osadía insufrible. A mí me encantaría preguntarles a varias generaciones de personas que han trabajado y vivido gracias a ellas si son tan malas y tan explotadoras. ¿O acaso las empresas del IBEX 35 no cumplen los convenios que firman con éstos mismos sindicatos que protestan contra ellas? La incongruencia es de nivel cósmico.

Y luego ya, para rematar el cartel, se protesta contra la carestía y contra la precariedad. Empresas y empresarios poco pueden hacer contra esas cosas, salvo sufrirlas igual que la gente de a pie. También a ellas les suben los precios de las materias primas, de los transportes… y en un mercado en constante fluctuación ¿Quién puede arriesgarse a hacer contratos indefinidos sin tener al menos ciertas garantías de que se van a poder sostener en el tiempo?

En definitiva, el cartel me demuestra de una manera clara y meridiana que los sindicatos ya no representan a los trabajadores en general, como mucho sólo a los de su ideología, pero mayormente tienen sus propios intereses, así como sus líderes que buscan su propio desarrollo personal y económico aupados en unas ideas retrógradas y obsoletas que en nada benefician al conjunto de los trabajadores.

Desde luego, yo no me siento representado como trabajador que soy por toda esta batería de simplezas y “lugares comunes” que representan en éste cartel, en concreto, pero tampoco por sindicato alguno.

Pd. Un compañero de trabajo al que leí este artículo me advirtió “te van a quemar el coche”, otro indicio más del prestigio del que gozan nuestros representantes sindicales, y de la catadura que se les atribuye. No me explico basado en qué.