Artículo del nuevo colaborador de AL, Héctor Abril

Este artículo pretende ser el primero de una colección que ayude a comprender mejor los diversos propósitos de Bitcoin, su tecnología subyacente, llamada “blockchain” [1], también situarse del otro lado del ruido y sesgo mediático y de los temores de los gobernantes acomodados. No debe ser utilizado en ningún caso como una recomendación de inversión.

Considere realizar su propia investigación en profundidad; “DYOR” [2]. Además de conocer el génesis del concepto del dinero en efectivo electrónico “peer to peer”, a través de su whitepaper oficial [3]. Nadie mejor que usted para tomar decisiones libres.

Introducción

En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de un fenómeno económico que, aunque no es nuevo, ha cobrado una relevancia sin precedentes en la era moderna: la emisión descontrolada de divisa por parte de los estados. Este proceso, conocido como “flexibilización cuantitativa” en su término más técnico, implica la creación de dinero fiat por los bancos centrales en un intento por estimular la economía durante periodos de recesión o estancamiento.

Si bien estas medidas pueden ofrecer un alivio temporal, su efecto a largo plazo ha sido objeto de intensos debates. La principal preocupación radica en la inflación, un fenómeno que reduce el poder adquisitivo de la moneda, erosionando así el valor de los ahorros y los ingresos de las personas. La inflación es especialmente problemática cuando la emisión de dinero no corresponde a un crecimiento real de la economía, llevando a un desequilibrio donde hay más dinero circulante, pero no necesariamente más valor.

Ante este escenario, surge Bitcoin, una propuesta tecnológica y filosófica que desafía el paradigma monetario tradicional. Creado en 2009 por una entidad conocida bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, Bitcoin se presenta no solo como una alternativa digital al dinero fiat, sino también como una corriente filosófica monetaria.

Su propuesta es radicalmente distinta: un sistema monetario descentralizado, sin control de entidades gubernamentales o financieras, donde la emisión de la moneda está predefinida y limitada a 21 millones de unidades. Esta limitación es fundamental, pues contrasta directamente con la capacidad infinita de los gobiernos para imprimir dinero, ofreciendo así una solución potencial a los problemas inherentes a la inflación descontrolada.

Bitcoin propone un modelo económico donde el valor del dinero está protegido por la escasez y la seguridad de la tecnología blockchain, promoviendo una economía basada en principios de transparencia, seguridad y, sobre todo, una oferta monetaria finita.

La introducción de Bitcoin en el tejido económico mundial no solo representa un desafío tecnológico, sino que, en su núcleo, es un reto a las concepciones filosóficas sobre el valor del dinero, la autonomía financiera de los individuos y el papel de los estados en la regulación monetaria.

Como tal, Bitcoin se erige no solo como una criptomoneda, sino como un movimiento que aboga por un cambio fundamental en la forma en que entendemos y utilizamos el dinero en una sociedad cada vez más digitalizada.

El pensamiento. La filosofía libertaria y el dinero

La filosofía libertaria, con sus raíces en el pensamiento liberal clásico, se fundamenta en la premisa de maximizar la libertad individual y minimizar la intervención del estado en la vida de las personas. En el contexto monetario, esta filosofía aboga por una economía de mercado libre en la cual las transacciones y el intercambio de bienes y servicios se realicen sin coacciones ni restricciones artificiales impuestas por entidades gubernamentales.

Los libertarios sostienen que cada individuo debe tener el control total sobre su propiedad, incluidos sus activos monetarios, sin temor a la devaluación arbitraria por políticas estatales.

Desde esta perspectiva, el dinero es visto no solo como un medio de intercambio o una unidad de cuenta, sino también como una expresión tangible de la libertad individual. En un sistema económico ideal para los libertarios, el dinero debería servir como un almacenamiento fiable de valor que no pueda ser manipulado ni inflado por decisiones políticas. La emisión descontrolada de dinero fiat por parte de los estados, una práctica común en muchas economías contemporáneas, es percibida como una violación directa de estos principios.

Al incrementar la masa monetaria sin un respaldo real, los gobiernos diluyen el valor del dinero, erosionando de esta manera la riqueza y el poder adquisitivo de los ciudadanos.

La crítica libertaria a la política monetaria convencional se centra en la falta de transparencia y en la centralización del poder económico. La capacidad de los bancos centrales para ajustar la oferta monetaria a discreción es considerada una herramienta de control estatal que distorsiona los mecanismos de mercado libre.

La inflación resultante de estas políticas, a menudo vista como un “impuesto oculto” (pactado comúnmente en un 2% anualizado), reduce el valor real de los ahorros y los ingresos, afectando desproporcionadamente a los menos acomodados, quienes tienen menos recursos para protegerse contra la pérdida de poder adquisitivo.

En este contexto, algunas voces libertarias buscan alternativas al sistema monetario tradicional que respeten los principios de libertad y propiedad. Abogan por un sistema en el que el dinero sea emitido de manera descentralizada, sin la posibilidad de manipulación arbitraria por parte de cualquier autoridad central.

Bitcoin contra la inflación y la emisión descontrolada

Bitcoin se presenta como una solución a este problema de políticas de emisión monetaria flexible gracias a su diseño intrínseco, el cual está fundamentado en principios de escasez digital y descentralización. Al limitar el total de bitcoins que pueden existir a 21 millones, Satoshi Nakamoto introdujo un mecanismo deflacionario en el corazón de esta criptomoneda. Esta limitación en la oferta contrasta marcadamente con las prácticas de los bancos centrales, que pueden aumentar la oferta monetaria de sus divisas fiat a discreción, diluyendo así el valor del dinero en posesión del público.

El protocolo de Bitcoin regula la emisión de nuevas monedas a través de un proceso conocido como minería, el cual, además de validar transacciones, libera nuevos bitcoins a una tasa predecible y decreciente. Este mecanismo, conocido como halving“, reduce a la mitad la recompensa por minería aproximadamente cada cuatro años, asegurando que la última moneda se minará cerca del año 2140. En este 2024 se produce el cuarto evento del halving. Circulando el 93%, aproximadamente, del suministro en fecha de publicación del artículo [4]

Pie de foto: En la parte derecha se muestra la cantidad de Bitcoin entregados como subsidio a los mineros por cada bloque que añaden a la cadena, en el año indicado a su izquierda y para los siguientes cuatro años, aproximadamente, o 210.000 bloques.

El efecto de Bitcoin sobre la inflación se entiende mejor al considerar su papel como “oro digital”. Así como el oro ha sido históricamente un refugio contra la inflación debido a su escasez y aceptación universal, por sus cualidades químicas, Bitcoin aspira a un papel similar en la era digital.

Su naturaleza descentralizada y su resistencia a la censura lo convierten en una alternativa atractiva para aquellos que buscan preservar el valor de su riqueza frente a la devaluación de las monedas fiat. A diferencia del oro, sin embargo, Bitcoin ofrece ventajas adicionales como la divisibilidad hasta en ocho posiciones decimales, la facilidad de transferencia y la seguridad de la tenencia.

Además, Bitcoin ha demostrado ser una opción viable en países que enfrentan hiperinflación, como Venezuela y Zimbabue, donde la confianza en las monedas locales ha disminuido drásticamente para sus habitantes que buscan protección económica. En estos contextos, la criptomoneda no solo sirve como una reserva de valor más estable, sino también como un medio de transacción que elude los controles de capital y las restricciones monetarias impuestas por gobiernos en crisis.

Sin embargo, es importante reconocer que la volatilidad en el precio de Bitcoin sigue siendo una preocupación para aquellos que buscan una estabilidad absoluta en su reserva de valor. A pesar de esto, muchos inversores y usuarios ven la volatilidad como un precio razonable a pagar por la autonomía financiera y la protección contra la inflación descontrolada que Bitcoin ofrece.

Un océano de desafíos

A pesar de las ventajas que Bitcoin presenta como alternativa a los sistemas monetarios gobernados por los estados, enfrenta una serie de desafíos y críticas significativas que merecen ser examinadas con detenimiento. Estos aspectos no solo delinean las limitaciones actuales de Bitcoin como sistema monetario global, sino que también destacan las áreas de oportunidad para su evolución y adopción.

Volatilidad en el precio

Uno de los desafíos más evidentes de Bitcoin es su volatilidad de precio. Aunque algunos inversores lo ven como una oportunidad para obtener ganancias significativas, esta volatilidad plantea problemas para su uso como medio de intercambio y reserva de valor estable. La fluctuación en los precios puede ser impulsada por una variedad de factores, incluidos cambios regulatorios, movimientos del mercado especulativo y la percepción pública, lo que dificulta su adopción generalizada para transacciones cotidianas o como cobertura confiable contra la inflación.

Un posible plan más holístico puede surgir de la educación continua, el largo plazo, la gestión de riesgos y un balanceo financiero sostenible bien diversificado.

Adopción y usabilidad

La adopción masiva de Bitcoin sigue siendo un desafío. A pesar de su creciente popularidad, el uso de Bitcoin para transacciones diarias aún enfrenta obstáculos significativos, incluyendo la falta de conocimiento general sobre su funcionamiento y la limitada aceptación por parte de comerciantes y proveedores de servicios.

Aunque su cometido primigenio no sea aplicable en la actualidad para cada una de nuestras situaciones cotidiana, no implica que en el largo plazo no pueda serlo o se convierta en el fetiche del refugio de valor para ahorradores o la garantía institucional de las arcas de un estado.

Escalabilidad y eficiencia energética

Las preocupaciones sobre la escalabilidad de la red y la eficiencia energética de la minería de Bitcoin son críticas frecuentes. La naturaleza descentralizada y segura de Bitcoin se logra a través de un proceso de consenso intensivo en energía, lo que ha suscitado debates sobre su impacto ambiental. Aunque la comunidad de Bitcoin ha explorado soluciones como el protocolo Lightning Network, que agregan una segunda capa de uso, para mejorar la escalabilidad y reducir el consumo de energía, estos desafíos persisten y son puntos centrales en el debate sobre la sostenibilidad a largo plazo de Bitcoin.

La viabilidad energética evoluciona con cada nueva innovación tecnológica para encontrar fuentes de energía renovable y más económicas que ayudan a reducir los costes operativos.

Regulación y Seguridad

La regulación es otro campo de batalla para Bitcoin. Diferentes jurisdicciones han adoptado variadas posturas respecto a la criptomoneda, desde la apertura total hasta la prohibición. Las “preocupaciones regulatorias” giran en torno a la prevención del lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Aunque conozcamos en casos de corruptela que sigue siendo más popular utilizar el efectivo, por ser menos rastreable a manos de un buen equipo forense.

Además, aunque la red de Bitcoin es segura, las plataformas de intercambio y las carteras digitales han sido vulnerables a ataques, lo que plantea preocupaciones sobre la seguridad de los fondos de los usuarios. Aprender a custodiar y no delegar es una filosofía de la propia comunidad que suele citar como “Not Your Keys, Not Your Coins”.

Vídeo de Andreas Antonopoulos:

Reflexión con invitación

No basta con reconocer el potencial de Bitcoin como una alternativa viable al sistema monetario actual. Es necesario involucrarse activamente en el debate, la educación y la innovación en torno a esta y otras criptomonedas.

La adopción de Bitcoin representa una oportunidad única para redefinir el futuro monetario y económico a nivel global. Este es el momento de actuar, no solo para proteger nuestro patrimonio frente a la inflación, sino también para participar en la construcción de un sistema financiero más inclusivo, justo y sostenible.

La decisión de adoptar Bitcoin y otras tecnologías disruptivas recae en nosotros como sociedad. Es nuestra responsabilidad informarnos, participar y guiar este cambio con visión de futuro y responsabilidad ética.

Lector, nos asomamos al otro lado de la madriguera del conejo.

[1]. Blockchain o cadena de bloques. https://es.wikipedia.org/wiki/Cadena_de_bloques

[2]. DYOR, “Do you own research”. https://www.techopedia.com/es/definicion/haz-propia-investigacion-dyor

[3]. Edición en español. https://bitcoin.org/files/bitcoin-paper/bitcoin_es.pdf

[4]. Blockchain.com. Circulante de Bitcoin minado. https://www.blockchain.com/explorer/charts/total-bitcoins