Estas últimas semanas han cerrado más empresas en la región consecuencia de la situación actual y, también, del escaso -o nulo- relevo generacional.

Relevo generacional: se define como el proceso de traspasar en vida o no, la herencia (corresponde al capital y bienes) y la sucesión (se refiere al poder, el gerenciamiento) en muchos casos, el titular ronda los 90 años.

Importante destacar que éste no debe verse como un relevo si no como una transición, siendo ésta planificada.

Una gran parte de empresas industriales en esta zona se crearon en los años 60s y 70s, su fundador está jubilado o a punto de hacerlo y suelen esperar la fórmula fantástica para que todo siga funcionando de idéntico modo, incluso sin estar él.

Hablarles de pensar en un relevo generacional supone casi siempre un proceso de evangelización en el desierto, casi siempre infructuoso y su ausencia deriva sobre todo en que, por un lado y por lo general el sustituto carece de los conocimientos y/o experiencia para tal fin…y la empresa termina cerrando; y por otro es que la permanencia en ese inmovilismo hace que el ímpetu, la perseverancia, los reflejos y un sinfín de habilidades antaño cualidades intrínsecas del fundador, vayan languideciendo con el tiempo…y la empresa termina cerrando.

Sucede también en ocasiones que ese líder termina dando ese paso muy tarde o, como oí alguna vez, “cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”. Y al final el río suele ser demasiado caudaloso y, encima, no suele haber puente.

Visto lo antedicho, con o sin relevo generacional, es el momento del cambio, de la reinvención personal y profesional. Cualquier tiempo pasado quizá fue mejor -o peor- pero seguro que fue distinto.

Es el momento de incrementar fortalezas o, al menos, compartir y aprender de experiencias vividas con las mismas y, sobre todo, de generar y aprovechar oportunidades.

Es el momento de reinventarse hacia nuevos modelos de negocio reduciendo costes para ser más competitivos, de buscar nuevas salidas en los mercados, de encontrar nuevas formas de diferenciación de los productos y servicios.

Es el momento de crear relaciones a medio y largo plazo, de seguir fielmente códigos clientelares de conducta, de buscar implicaciones estratégicas nunca cortoplacistas y, sobre todo, de liberar recursos para concentrarse en el core business.

Es el momento de mejorar las competencias estratégicas, de aportar flexibilidad y capacidad de adaptación ante la situación actual.

Es el momento de transformar las organizaciones.