Soy de la idea innegociable e inamovible de que toda persona vale para algo, o en otras palabras más terrenales, que cada persona tiene suficientes mimbres para hacer un cesto.
Lo que ocurre es que según sean estos mimbres, el cesto resultante podrá tener una función determinada variando su calidad, robustez, duración y un largo etcétera de cualidades, fueren defectos como virtudes.
Por ejemplo, yo podría ser un buen cantante si no fuera por la voz… No tengo mimbres, ni graves ni agudos (para empezar, ¿Qué es eso de los mimbres, timbres o como se llame?). Tampoco ayuda mi sonido natural, gutural y arrítmico cuando se trata de entonar al compás de músicas acompañantes.
Y podría haber sido un buen jugador de baloncesto si midiera 2 metros y realmente me gustara ese deporte y, encima, se me diera bien.
Y así un largo etcétera de sueños -no sueños-, frustradas esperanzas y anhelos pretéritos guardados en el cajón de los olvidos.
Pero el problema estriba cuando algunos de nosotros, por las causas o motivos que fueren, asumimos puestos y desarrollamos actividades para las que no estuvimos y/o no estamos preparados.
Por ejemplo, asumimos el rol de gerentes y podríamos ser buenos gerentes si no fuera por…
O excelentes gestores si no fuera por nuestra falta de capacidad de gestión.
O incluso nos erigimos en mandatarios en la venta de algo y desconocemos en su totalidad todo de ese “algo”, incluso su localización.
En fin, seguramente conoces a alguien que…
- Se crea buen cantante a sabiendas de que no tiene voz. Ni oído ni incluso toque ningún instrumento.
- O incluso inteligente cuando realmente sea asintomático
- O incluso visionario o adalid de futuros prometedores cuando ni si quiera sea capaz de otear el presente inmediato a dos metros de su cara
- O que quizás fuera un buen líder si no careciera de visión estratégica.
- O fuera un excelso Gerente si no fuera por su incapacidad de tomar decisiones.
- O un gran motivador, sociólogo o similar, si tuviera algo de empatía.
- O un extraordinario Innovador si no fuera tozudo e intransigente al cambio.
- O un estupendo comunicador si no fuera sordo a la hora de escuchar a los demás.
- O un soberbio Estratega si fuera capaz de analizar datos.
- O un formidable negociador si no fuera tan rígido y, sobremanera, inflexible.
- O un formidable chef si no se le quemara siempre la comida.
- O un exquisito bailarín si no tuviera 2 pies izquierdos y tropezara incluso con su propio ritmo.
- O incluso un gran político si se dedicara a pensar en la próxima generación y no en la siguiente reelección.
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar y que incluso el karma aparece cuando menos se lo espera pero, el tiempo es finito y el karma…No te da voz de la noche a la mañana para ser cantante.
Entre que lo descubrimos y nos damos cuenta de nuestras carencias (aunque las tengamos delante desde el inicio de los tiempos) y no, socialicemos y contextualicemos esta preocupación o incluso, cantemos al unísono, aunque no tengamos voz ninguno de los dos.
P.D: Trátese simplemente de un recordatorio divertido de que a veces, nuestras aspiraciones pueden verse obstaculizadas por nuestras limitaciones, ¡pero eso no significa que no podamos disfrutar del camino! De momento, mientras vas orquestando la voz, caliento y voy tocando las palmas.
Consultor empresarial.
Germánico en organización, perseverante en las metas, pragmático en soluciones y latino en la vida personal.
¿Y por qué no?