Tenía previsto aplicar ciencia a las posiciones de los partidos en la moción, hacer algo aséptico, teoría de juegos (cooperativos o no), pero esta fotografía del (p)residente en el gobierno me invita a analizar otros aspectos.
¿Qué les sugiere la cara de placer del (p)residente?
Que quieren que les diga, a mi tanta satisfacción sólo me inclina a pensar en el último baile; en una dulce despedida en la cumbre que será la futura presidencia de la UE.
¡Y zas!, tras este pronóstico, mañana el sujeto convoca elecciones (podría pasar aunque no lo creo).
“The last dance?”
Parece que ayer alguien especuló en un medio de comunicación con que estaba colocando a su sucesora, al “mana maná de los teleñecos” que asemeja Yolanda Diaz. Y esa decisión encaja con esta imagen de éxito que quiere trasmitir, de haber salido indemne de la moción de la derecha y de no ser derrotado nunca por ella. No lo descarten, hace tiempo que había apostado que no se presentaba, y esto parece ir encajando.
Volvamos a la moción tras este relevante aparte. Pues si fue su último baile, eso sería lo importante.
Debemos efectuar un análisis aséptico y no partidista de la actitud de los diferentes partidos políticos ante la moción de censura de Vox. El análisis de la toma de decisiones de los partidos políticos, del posicionamiento, puede hacerse desde el punto de vista de la teoría de juegos, esto partiendo de que la teoría de juegos es una rama de las matemáticas y de la economía que estudia la elección de la conducta óptima de un individuo cuando los costes y los beneficios de cada opción no están fijados de antemano.
Y definiendo el juego (situación en la que hemos de tomar una decisión) como aquella situación en la que existen una serie de reglas y un resultado asociado a cada posibilidad, todo ello caracterizado por una interdependencia estratégica.
La interdependencia estratégica es el fenómeno que consiste en que los pagos (o recompensas) de los diferentes jugadores no dependen exclusivamente de las estrategias que estos sigan en el juego, sino que además dependen de las estrategias utilizadas por los demás participantes del juego.
Así, cada partido (que sería un individuo ya que por más que sea un grupo, en nuestro parlamento son monolíticos en la toma de decisiones) es un individuo. Por ello estaríamos ante un dilema similar al clásico dilema del prisionero, pero con más de un prisionero interactuando y, por lo tanto, algo menos previsible. Así, y analizando varios operadores -no todos por no complicar- lo haremos con cinco grupos:
1. Gobierno
2. Apoyos del gobierno
3. Vox que presenta la moción.
4. PP
5. Ciudadanos.
Descartada la recompensa o incentivo del éxito de la moción por cuanto 1 y 2, sabemos que votarían en contra de la moción, nos quedan tres operadores con tomas de decisión independientes, pero con un mismo incentivo principal o espectro de votantes a quienes agradar (creo que no hay duda que ese es el pago o incentivo).
Así pues,
Vox podría hacer tres cosas en vista de las escasas posibilidades de éxito de la moción: votar a favor de la moción, votar en contra o abstenerse.
PP podría hacer lo mismo y Ciudadanos también.
Se me dirá que Vox estaba obligado a votar a favor de la moción, pero pensando en el incentivo electoral de restarle votos al PP no habría sido descabellado escenificar lo que ellos llaman cobardía del PP que condenaba la moción al fracaso, votando en contra o retirándola al encontrase solos.
Original pero posible, condicionar seguir hacia adelante al apoyo de los otros dos partidos de la oposición. En cualquier caso poco previsible y no ocurrió. PP y Cs contaban con la certeza de que Vox seguiría adelante, y apostaron a eso.
El PP, en caso de votar a favor de la moción, quedaría en evidencia por seguidismo respecto de Vox; votar en contra sería difícil de explicar a su electorado teniendo en cuenta la frontal discrepancia con el PSOE, la cercanía de las elecciones, y la inutilidad del voto en contra para derrotar a la moción que ya estaba derrotada, ni siquiera hacía falta para desautorizar a Vox, su rival.
No existían pues incentivos para pronunciarse, pues ambas situaciones eran perjudiciales para el PP, sólo quedaba la abstención como solución con incentivo o recompensa descartado el éxito de la moción.
Y esto, una vez analizado, resulta que abstenerse es no formar parte de un intento fracasado de antemano, vemos que la aritmética no daba y que estaríamos votando a favor o en contra -simplificando en demasía el Teorema de Shapley- casi ante la situación de pago “cero” a los inútiles, pues la actuación del PP (igual Cs) no podría responder a ningún principio de eficiencia en lo que a la moción resulta.
Así pues, resulta lo arriba indicado como indiscutible respecto de la falta de eficiencia en si de la moción, la recompensa habría de buscarse fuera del éxito de la moción, y con lo arriba indicado, la única eficiencia para el PP es mantenerse al margen de un juego inútil, y su “abstención” es la única forma de trasmitir que no están ni en un lado, ni en el otro.
Cs, con su voto en contra, pretende mostrarse como más centrado, distinguirse del PP como incentivo de la votación, pero no parece haber analizado que cualquier forma de participación, en positivo o negativo resultaba inútil y difícilmente entendible. Quizá con u adecuado análisis, el incentivo habría sido distinguirse del PP pero no sumándose a las tesis del gobierno, y votar a favor de la moción de censura demostrando ser “más valiente, decidido o implicado en la solución de los problemas de España” que el PP.
Así pues, el que ha tomado la decisión que le reporta una menor recompensa es Cs que no ha logrado trasmitir nada a pesar de una mejor intervención en el pleno -más pegada a la calle- que el PP y Vox.
Y finalmente si tenemos en cuenta que la competencia, de izquierda a derecha es:
Cs <——> PP <——> Vox
La conclusión es que por esta vez, quien mejor ha salido parado, al menos desde el punto de vista de las recompensas medibles, es el PP que parece haber robado espacio a Cs sin perder/ganar demasiado con Vox que puede haber ganado o perdido con el PP, esto está por ver.
Igual esto es una chorrada o merece un análisis más profundo, pero no esperen de mi más que una aproximación al tema por la vía de los incentivos, y por la vía de quien tenía que ganar y perder.
Cuestión al margen es la relación entre el (p)residente y la “manamaná”; y que hubiera pasado si alguien del bloque 2 hubiera cambiado el sentido de su voto, en ese caso poco probable, el PP estaría muerto, pero es que nadie sabe de teoría de juegos en el parlamento, yo tampoco.
Abogado en ejercicio y colegiado desde 1993, Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, Diplomado en Derecho Inglés por la LSE, MBA The Power MBA, Master en Legal Tech UNIR, Master en Derecho de las Transmisiones Electrónicas U. Politécnica de Valencia; Compliance Officer, Experto Profesional en Propiedad Intelectual