En estos días vemos en todas las portadas, noticiarios y escuchamos en radios, el “gravísimo asunto” de si un ministro pudo o no pudo, y si debió o no debió, subir a una tarima en la celebración de la Comunidad Madrileña del 2 de Mayo. Que si el protocolo dice, que si la presidente dijo, que si la ministra, que si la seguridad… horas y horas de telediario, ríos de tinta en la prensa escrita, que qué malos son los Tirios, que si qué infectos los Troyanos, según en que cadena lo veas, una cosa o la otra. Y no es jugada nueva. Todas las semanas sale alguna noticia que nos distrae y entretiene de lo que es fundamental.

Por mi parte, asisto asombrado al espectáculo. ¿Qué relevancia tiene eso, más allá del postureo político, el “chupeteo” de cámara y la repercusión que tal o cual partido quiera tener? ¿En qué nos afecta realmente a los ciudadanos de “a pie” todo ese circo mediático?

A mi humilde modo de ver, hay muchos otros asuntos, y más en vísperas de elecciones, que la prensa debería abordar, con todo detalle, con pelos y señales, para que los ciudadanos que vamos a votar, lo hagamos con conocimiento de las cosas que tanto en Ayuntamientos y Comunidades como desde Madrid se prometieron, las que se han hecho, las que se han dejado de hacer y por qué.  Los ciudadanos, los votantes, los contribuyentes queremos y necesitamos saber para ejercer nuestro derecho con fundamento, y para poder reclamar lo que no se ha hecho, lo que se incumplió, premiando con nuestro sufragio al que fue cabal y buen gobernante.

El cuarto poder, la prensa, los periodistas, deberían ser más críticos, más independientes, contrapesar la política en lugar de ser los altavoces de las distintas facciones. Porque sólo ellos tienen los medios en su mano para indagar, rebuscar, preguntar y sacar a la luz las noticias sobre estas cosas. Un ciudadano de a pie normalmente no tiene tiempo ni medios para investigar.

¿Cuáles son los problemas fundamentales del país? ¿Qué hay de la economía? ¿Para qué se baten “records” de recaudación tributaria? ¿Para gastarlo en qué? ¿Qué pasa con la Justicia? ¿Porqué es tan lenta? ¿Es igual para todos? ¿Están los sindicatos haciendo su labor de defensa del trabajador con diligencia o se casaron con el poder? ¿En que gastan, detalladamente, sus presupuestos las distintas administraciones? ¿Ese gasto está justificado o se tira el dinero? ¿Qué se está haciendo para reducir el paro? ¿Se mejoran las condiciones económicas para que empresas y autónomos creen empleo? Ahí les dejo, a mi modo de ver, algunos asuntos que podrían tener mucho más interés y relevancia.

En un país donde tenemos la deuda que tenemos de más del 110% del PIB, que la caja de la Seguridad Social está quebrada, que tenemos más de 3 millones de parados, según quién y cómo los cuenten, incluso más, lo que arroja una tasa de paro de más del 13%, vamos a la cola de Europa en un montón de indicadores económicos… ¿en serio lo primordial que hay que sacar en la “tele” es el forcejeo de un ministro por intentar subir a una tarima para darse importancia y, de así paso, restársela a otro político que sí subió? ¿Cuánto vale una hora de radio o de televisión en “time prime”? Parece que poco, porque se despilfarra en hablar de banalidades.

Y un ultimo consejo al paciente lector de estas letras mal juntadas. Vote usted con la cabeza, no con los hígados como solemos hacerlo en este bendito país, al que hizo bien, al que cumplió lo que prometió, al que no mintió ni robó. Busque al buen gobernante y vótele, sea del partido que sea.

Si los del partido político que siempre le simpatizó han degenerado en mentirosos y ladrones, no les vote. No les renueve el contrato cuatro años más.  Esa, entre otras, es la manera de salir de la espiral de autodestrucción que lleva España en los últimos años.