Por libre

Llevamos semanas siguiendo el caos circulatorio, que se viene produciendo en nuestra “Y”. Todos los asturianos de pro, y con el preescolar superado, conocemos sobradamente la historia de nuestra arteria principal de comunicación, de la misma manera que el origen de su nombre.

Claro que cabría en cualquier caso preguntarse, a qué ingeniero de caminos de Unamuno, se le ocurrió darle forma de ípsilon griega a una vía con más riesgo de sufrir colesterol, o lo que es lo mismo atascos en el fluir de los vehículos que corren, unos más que otros (lo del ALSA, ya si eso para otro día), a lo largo y ancho (¡ay, ese tercer carril), de su recorrido por nuestra Asturias, Paraíso Natural.

Y es que (y perdón por el abuso de la letra de marras), una letra que claramente refleja en su forma gráfica, vista de arriba a abajo (aclaración debida para aquellos que eran incapaces de ver una pieza en sistema diédrico, y aún más necesaria para quienes no saben de qué diantres les estoy hablando), la forma de un embudo: dos vías que desembocan en una, no suele ser buena señal a priori (nada que ver con mi apellido).

¿Qué opciones podríamos encontrar en el abecedario de la Ñ patria, para poner tratamiento a este grave problema, que produce jaqueca permanente a miles de personas, a modo de tratamiento cual estatinas, ese grupo de fármacos que ayuda a reducir los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre? Véamoslo de manera concreta, aunque pueda parecer un poco sintrom ni son, aunque es evidente que hay letras que darían menos juto o  mosto, que una manzana verde.

  • Empezando desde el principio, lo cual suele ser mejor que comenzar la casa por el tejado, tenemos la letra A, que nos indicaría cómo desde un punto inicial, salen dos vías con una conexión intermedia entre ambas. Parece de mano una buena solución, ¿no les parece?
  • Tanto la C, como la U, serían cambios de 180 grados, sin más pena ni gloria que los principales equipos asturianos de fútbol en los últimos tiempos.
  • La D, así como la O, o incluso la B anteriormente saltada, serían como la política asturiana: dar vueltas a un problema para acabar siempre en el mismo punto de partida. Una variante sería la P, donde después de dar un giro absurdo, seguiríamos por un único carril.
  • Tendríamos luego la E y la F, que nos representarían vías de alta y media velocidad, con una comunicación trasversal. Mil perdones si a estas alturas alguien se ha tenido que levantar a por una pastilla contra la acidez, pero lo mismo que para las anteriores, lo podríamos aplicar en el caso de la H, similar a la A, pero partiendo a diferencia de esta, de dos puntos iniciales. Algo parecido se podría decir de la K.
  • Con la G y la J, la imaginación nos podría conducir, nunca mejor dicho, hasta ese picadero para apreturas de la carne, cuando la maltrecha economía, lastrada por los malditos impuestos, no da para un hotel, o como poco, un hostal. Pero, ¡qué demonios!: que la elegancia no tiene precio… Y que si polvo somos y al polvo volveremos, tiene que significar algo más que lo que se nos ha enseñado en las escuelas.
  • L, M, N y V, serían la representación de las carreteras asturianas, con más curvas que la Belluci (¡qué mala es la envidia!, camuflada de lo políticamente correcto o peor aún, escondida tras la estulticia), llevadas a la máxima expresión en letras como la S, la W o la Z, que serían nuestra N632 particular.
  • -¿Qué le reservamos a nuestra querida Ñ? Pues lo mismo que para la N, sólo que se supone que fue costruida después de ese rabito que la corona, cual tramo abandonado de una carretera antigua, aún peor que la presente. De esas en las que jamás nadie ha encontrado radar alguno.
  • -¿Y la Q? Pues muy sencillo: de nuevo rotonda, pero con la diferencia que aquí salimos de ella, sí, pero por el mismo lugar por el que hemos entrado. Otra obra de ingeniería en toda regla, pues.
  • Llegamos a la T, que a estas alturas de la película, no apta para todos los públicos, será fácilmente descifrable por el lector su lógica estructural, en esta sociedad de desestruraciones culinarias a diestro y sinestro (siniestra: izquierda en italiano, nda).
  • Nos queda así sólo (con tilde, se pongan como se pongan los eruditos, con sus eructos contra el diccionario de Cervantes) la X, que como punto y final no está nada mal, como no lo están si el tiempo lo permite, los fuegos artificiales (nada de naturales ni biológicos) de cualquier fiesta grande que se precie de serlo: colisión en toda regla (con la luna, segura).
  • ¡Ah!, y no me he olvidado para nada, precisamente en un escrito dedicado a su hermanastra, de la I latina, pero es que esta se merecía ser la letra con quien concluir este abc circulatorio.

La moraleja para esta letra sería la de aquel castizo dicho: si algo funciona, mejor no lo toques.