Tuve la fortuna de acudir el sábado día 7 de octubre a un evento hispanista muy específico, pero que era, sin duda, más representativo que todos los demás eventos de este tipo para percibir cómo se vive el renacer hispano en la línea de fricción con el mundo anglo:

La imagen del cartel es más publicitaria que significativa, pues el interesante acto contenía relatos personales y exposición de proyectos de unión de pueblos hispanos en el estado de Texas, en pleno contacto con la sociedad, cultura y políticas anglosajonas en sus versiones norteamericanas.

La figura principal fue Alfonso Borrego, cuyas líneas vitales están atravesadas por el hecho de ser de origen mexicano y de pertenecer a la etnia apache. En su árbol genealógico, más o menos lateralmente, aparece como probable ascendiente el jefe Gerónimo (nombre español, obvia y no casualmente), muy famoso en sus tiempos por aparecer en numerosas ocasiones como malvado contrapunto de los colonos y soldados anglo-norteamericanos del lejano oeste en el cine de Hollywood.

Brevemente, los argumentos desarrollados en la jornada fueron los siguientes:

  • La presencia española en Norteamérica (pertenecieron al Virreinato de La Nueva España: California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma, Luisiana, Florida, Alabama, Misisipi y Alaska) fue y aún es ocultada, denostada y denigrada por la propaganda anglo norteamericana.
  • La verdad sobre la labor de la corona española es radicalmente lo contrario de dicha propaganda. España protegió a la población que se encontró en su línea de extender las estructuras, administración, cultura y niveles de instrucción que se hallaban presentes en la misma Castilla.
  • El exterminio indígena de América del Norte fue una dedicación anglosajona y no hispánica como demuestra el hecho de la mayor población de las diversas etnias existente en los estados citados que en los que estuvieron desde el principio a merced de los colonos británicos y de sus descendientes.

Estas son las claves de las verdades que escuché y hablé con los ponentes del acto. Pero el movimiento de resurgir hispano presenta más variantes, líneas de estudio y una cierta cantidad de propaganda (sí, nadie está bendecido con la perfecta honestidad intelectual).

Tales variantes se centran en exclusiva en combatir la falsaria Leyenda Negra contra España, que es de raíz marxista, francesa y anglosajona principalmente. Los imperios y naciones siempre denostaron y animalizaron a sus rivales y de eso no suele librarse nadie. Y de esta manera, son completamente acríticas acerca de los errores cometidos por la Hispanidad histórica en su desarrollo competitivo frente al entonces naciente desarrollo inglés y luego estadounidense.

Errores que pueden cifrarse en:

Desprecio por el liberalismo filosófico y desprecio, en consecuencia, de los avances de la ciencia económica. Un desprecio sangrante tanto más cuanto se le asigna al rival anglosajón su exceso de preocupación por la economía, como si ésta hubiera sido inventada por él y, encima, no tuviera la menor importancia. Lo cierto es que las reflexiones económicas básicas arrancan del antiguo Derecho Romano y tienen como avances importantes las formulaciones de la muy española Escuela de Salamanca. Unas formulaciones proto liberales en buena parte y pro derechos humanos de Francisco de Vitoria, Luis de Molina, Domingo de Soto, Martín de Azpilicueta, Diego de Covarrubias y Leyva y una larga lista de pensadores franciscanos y dominicos de los siglos XVI y XVII. Y como colofón, el insigne padre Juan de Mariana.

Lo doloroso de todo esto es que tanto Carlos I ( y V de Alemania) como Felipe II protegieron, sí, a esta escuela insigne tanto como nulo caso hicieron de sus teorías. Tan es así que ya en el siglo XVIII y posteriores, la ciencia económica siguió su estela en Francia, en Inglaterra y en Escocia ocultándose a ojos del mundo las raíces salmantinas de muchas de sus buenas teorías.

Pero más sangrante es el hecho de que parte importante del actual renacer hispanista siga ciego ante la verdad de que el liberalismo y la economía de libre mercado no son inventos anglosajones a los que hay que combatir, y siga asimismo sin reconocer las raíces pre liberales y pro mercado ya inscritas en una tradición intelectual genuinamente española.

Volviendo así a la jornada citada, lo interesante de ella es lo que supuso de muestra del movimiento hispanista dentro de los EE UU, que vive una dialéctica de conflicto y cooperación con el mundo anglo. Y es ahí, en esa reivindicación de lo nuestro sin perder el norte de dónde estamos en el mundo, en lo que debemos centrarnos.

Denostar la aportación anglosajona al mundo, con sus claroscuros (presentes en TODO) para caer en apostar por el peronismo más ignorante, el pro putinismo más ilusorio o la admiración por la eficacia del tiránico modelo del Partido Comunista Chino es repetir los viejos errores.

En el contacto con el mundo real de Occidente y progresando en reivindicar lo positivo de la aportación hispánica está el futuro. Porque solo si se apuesta por la libertad tiene sentido la vida. Y vida , libertad y propiedad son las bases de cualquier vida ética y civilizada.