Mentires

Por Libre

En los últimos días, hemos sufrido en nuestra por lo general, aunque cada vez menos, alegre villa marinera de Gijón, el colapso circulatorio producido como consecuencia de la visita relámpago, entre rayos y truenos, del Presidente del Gobierno de la nación, al que cada cual podrá poner y quitar, todos los calificativos (se admiten descalificaciones, siempre que no caigan en el burdo insulto) que se deseen y que podrá merecer, por todos los desmerecimientos contraídos bajo su mandato.

Los más veteranos, entre los que me incluyo, recordarán qué noche la de aquel verano del 2004, en la que una de las mejores bandas del rock asturiano, Los Berrones, cuando aún se celebraban grandes conciertos, incluso gratuitos, ofrecieron todo un recital en el marco incomparable de la explanada de Poniente, hoy presidida por el gran acuario, con tiburones recluidos en grandes peceras, cuando los más peligrosos escualos campan a sus anchas, sembrando de dolor las noches de nuestra ciudad. Más contradicciones para un mundo al que ya pocos entienden.

Uno de los temas que interpretaron el grupo asturiano, en aquella cálida noche de hace casi dos década, fue la de “Mentires”. ¡Qué gran verdad toda su letra!; tan de actualidad como cualquier capítulo de los Simpsons. Basta como prueba un botón: “Mentires, mentires ná más, nun hai que diga una verdá”. Un credo en toda regla para no creer, ni una sola de las promesas que nunca cumplirá la clase política. Esa que un día tenía pánico por irse a la cama con aquel, y que hoy yace con las peores alcahuetas. De esas que usan un nombre de guerra, distinto con el que fueron bautizadas. Quizás por vergüenza, si es que alguna vez la tuvieron.

Berridos, alaridos y algún que otro acto reprobable, están sacudiendo todas nuestras ciudades, a la vista de lo que el gran farsante de entre los farsantes, ha pactado con quienes no tienen otro objeto que destruir la unidad que tanto costó conseguir a esta España dual en su alma más profunda, pero que había sido capaz de convivir con esa bipolaridad. ¡Ah!, y ya de paso, amén de hacer saltar por los aires la ecuanimidad entre CC.AA., llenarse sus bolsillos con el dinero que falta en miles de humildes hogares, no sólo de las llamadas clases más bajas, sino también de las medias, que ayer, hoy y mañana, son las que casi siempre se encargan de pagar las fiestas… donde no falta el marisco.

Tengan muy claro quienes pelean en primera fila por un cambio, que en su día prometiera el ex Presidente Felipe González, hoy en boca de todos, que esa ansiada revolución que millones de españoles piden, debe partir desde el interior del autoproclamado partido socialista obrero español (suena a chiste de Eugenio). Como ha ocurrido desde que el mundo gira y gira, tal y como cantara el gran Jimmy Fontana, allá por el 1965. ¡Anda que no ha llovido desde entonces!, aunque cada vez menos.