Pues ya está: comisión ejecutiva de la FSA con medidas legales contra los fantasmas (por anónimos, no por soberbios)  que intentaron desestabilizar el partido y a otra cosa.

¿Alguien entiende qué ha pasado? Cuesta pensar que todo forma parte de un calculado programa para, por un lado, tapar el desagradable eco que el expolio del PSOE-ERC va a provocar en Asturias con el apoyo de los diputados de Barbón, y por otro que fuera un test para comprobar quién está de acuerdo con el líder del partido y presidente en Asturias.

Porque al final todo es más sencillo de lo que parece y suponer que se juntaron unas mentes brillantes para, marco cognitivo mediante, derivar nuestro interés hacia esa cosa banal de los descontentos (que siempre hay), de los ataques internos (que siempre hay) y de los dimes y diretes, “fuentes de” en la prensa y cadenas de mensajes en Whatsapp que no se sabe de dónde salen pero sí hacia dónde van.

Resulta curioso el análisis que han hecho algunos de la foto que encabeza este texto y que fue tomada durante la comisión ejecutiva. Por una parte ven en la Gioconda de Ribadesella el gesto triunfador, seguro, de la que se sabe finalmente vencedora, y por otra, el pasmo del amado líder, conocedor de que si no está bien sentado en la silla, como el trasero asome más de la cuenta, se va fuera.

No, la kinésica no es uno de nuestros fuertes así que solo podríamos dar una interpretación burda de la imagen porque en estos comités pocos hablan y muchos escuchan. La mayor parte van a lo que van, todo se decide con carácter previo en los antedespachos y en los primeros años de pertenencia se aplaude y acata todo para, progresivamente, seguir aplaudiendo lo mismo pero acatando mucho menos, previendo los movimientos necesarios para continuar ahí metido y maniobrando lo justo para, si sale mal la cosa, seguir enganchado a los vencedores. Todo muy ético.

Como decimos, en este caso la foto no dice mucho más que capturar el momento en el que tal vez Adriana Lastra está pensando en su siguiente excursión a alguna cosa de esas suyas de Delegación de Gobierno, lugar en el que todavía no se ha enterado de lo que hay que hacer y que utiliza para enredar en política (que es lo suyo), trabajar al lado de casa con buen sueldín, coche y tranquilidad. 

O que se le olvidó comprar unas empanadillas en el Alimerka y a ver qué cenan hoy. Barbón más de lo mismo, con gesto serio porque se acaba de enterar por Dolores Carcedo de que el bollu preñáu que comieron ayer, que estaba rico, no llevaba chorizo de Mallecina y por ahí no pasa. Cosas de trascendencia, vamos.

Hay otra imagen en la que Barbón parece explicarle algo a Lastra mientras frunce el ceño pero tampoco merece comentario alguno porque de la nada poco se puede extraer.

La interpretación de la vencedora y el vencido, a nuestro parecer, no tiene mucho recorrido. Ambos se necesitan y ambos seguirán en primera fila. Es cierto que Lastra ha fiado su futuro al de Pedro Sánchez y cuando este desaparezca (políticamente hablando) ella irá detrás pero en el PSOE suelen ser agradecidos con los suyos y siempre les buscan acomodo (salvo a Delia Losa, purgada de Delegación para dejar paso a Lastra).

Barbón no tiene competidor posible en el partido y mal se le tiene que dar para no intentar repetir en 2027 y llevar a Lastra de número 1 por el Oriente. Sí, hay socialistas descontentos que no le quieren, compañeros con otras veleidades pero, como dijimos en otro momento, no es fácil cargarse a un presidente de Comunidad en ejercicio.

Y luego nos queda Chencho Álvarez, el mullidor al que todos miran como artífice de los idus de agosto que estuvieron bien para entretenernos un rato, dejar de hablar de la financiación singular de Cataluña y aliviar la presión sobre Barbón. Y que les ha dado tiempo a buscar un argumento de defensa como es el de que no se conoce la propuesta con exactitud y por tanto no pueden valorar. Y se quedan tan anchos. Así son.

Mientras tanto, los corderinos administrados, a seguir aplaudiendo con las orejas a esta banda.

Así nos va.