El intento de Ángel Escribano de que Indra absorba a Santa Bárbara Sistemas está en modo fracaso, pero la batalla se libra ahora alrededor de la comunicación. Iván Redondo y Carmen Pérez.
Jovellanos y Rangel: Asturias, tierra fértil secuestrada
Ni Jovellanos ni Rangel creyeron en revoluciones. Creyeron en rupturas lúcidas. En reformas profundas. En el poder del individuo frente al dogma, del trabajo frente al subsidio, de la verdad frente al mito.
Trubia está en Asturias y pertenece al municipio de Oviedo
La antigua EMPRESA NACIONAL SANTA BÁRBARA, propietaria de la Fábrica de Armas de Trubia, fue privatizada en 2001 por el Gobierno del PP presidido por Aznar cuando se encontraba en estado ruinoso. Renació bajo el paraguas del gigante estadounidense General Dynamics European Land Systems (GDELS)
La reconstrucción silenciosa. De industria fallida a referente europeo: el caso Santa Bárbara y la huella de General Dynamics
La operación fue también una jugada estratégica. General Dynamics no solo absorbía una compañía en dificultades; adquiría una plataforma para expandirse en Europa, y de paso, se comprometía a localizar en España parte de su producción y desarrollo. Desde el primer momento, GDELS supo transformar la herencia ineficiente en una red productiva moderna
Santa Bárbara no se vende (otra vez). Una historia que merece ser contada con calma, pero sin ingenuidad
Los que hoy ven en Santa Bárbara una víctima del capitalismo olvidan que, hace no tanto, fue una víctima del abandono estatal
Blindados y “blindajes” desde el poder: el ascenso de los Escribano y la batalla por Indra y Santa Bárbara
Ni la fusión con Indra es imprescindible para alcanzar los objetivos de rearme, ni la vía de EM&E es la única ruta viable. La alternativa ya se ha presentado.
Intervención silenciosa: la nacionalización empresarial que se cocina en Asturias
Nadie ha anunciado una nacionalización. No se ha publicado ningún decreto ni se ha izado bandera alguna en las azoteas de Duro Felguera. Pero si uno mira con atención lo que ocurre en la industria asturiana —con nombres como Duro, Imasa o Santa Bárbara— empieza a vislumbrar lo que en tiempos menos sutiles se habría llamado estatismo rampante. Ahora lleva traje, se disfraza de “reestructuración” y sonríe desde los despachos de Indra.