Asturias Liberal > España > Mentiras y mentirosos

No puedo normalizar la mentira. Me ofende , me ofusca y me subleva. Cualquiera que me venga contando una milonga, una falacia, una trola, ya me produce tal rechazo que no puedo soportarlo y lo alejo de mi lo más que puedo. A veces las peores mentiras son las verdades a medias, o las mentiras «sandwich», una bola gorda metida entre dos verdades para que sea más facilmente digerible.

En los últimos tiempos se ha institucionalizado la falsedad o el engaño en los titulares de los periódicos buscando el «clikbait», para que «pinches» en las noticias de internet, escandalizado por un titular que luego es falso o incluso no concuerda con el contenido de la noticia, pero como ya «pinchaste» ellos ya cobraron sus céntimos de publicidad.

¿Como es posible que en ésta España nuestra se permita mentir impunemente a los dirigentes políticos , tergiversar, confundir, y les salga gratis? ¿Cómo es posible que no baje radicalmente la intención de voto de un señor que nos dice que el sol está frio o la luna está habitada con todo su desparpajo y demagogia?

Con el agravante de que al otro dia , si conviene , defiente lo contrario, o niega haberlo dicho. ¿Y cómo es posible que el sectarismo de los partidos sea tal que los propios tragan esas ruedas de molino con gusto, y las amplifican, retransmiten y alaban, a la vez que denuncian las de los ajenos con toda contundencia y desparpajo, tal vez incluso tan grandes o menores que las propias?

Y me voy a adelantar a una critica muy escuchada ultimamente. Mentir es radicalmente diferente a cambiar de opinion. Yo no puedo defender una cosa y al dia siguiente la contraria, a no ser que haya un analisis sesudo, científico y concreto del por qué hay que cambiar la posición, y si es así, se ha de explicar que ayer se dijo digo, y hoy se dice Diego, pero es por tal o cual razón.

Pero no hay constancia ninguna de análisis ninguno ni para decir digo, ni para decir Diego. Se dice lo que convenga según quien sea el publico asistente, sobrepasando ampliamente el pecado de la mentira con el cinismo y la demagogia.Si con éste pais queremos llegar a algun sitio, una de las primeras cosas que deberíamos hacer, como demócratas que todos nos consideramos, es no tolerar falsedad alguna, venga de quien venga.

Perdonar la «trola» de los propios para flagelar la de los ajenos solo hace que el clima politico y social de la nacion se vaya deteriorando, polarizándose, y entrando en una dinámica cainita que sólo nos lleva a la pobreza en todos los ordenes, material por supuesto, pero también espiritual, mental, filosófica… y el riesgo de llegar al guerracivilismo, cuya sombra se adivina a veces planeando sobre la cosa pública..La mentira debe responderse con la desconfianza y el rechazo.

Tolerancia cero. Un mentiroso no vale para cargo público alguno. Pónganse por un momento en el lugar de un presidente de otro país, un canciller extranjero, o de un burócrata de Bruselas. Ellos también leen los periódicos y ven las televisiones ¿Cómo podrían confiar si quiera por un segundo en una persona que públicamente ha sido pillada en falsedad en repetidas ocasiones?¿Cómo creerse cualquier compromiso que asuma? Y ése político falsario está representándonos a todos, a los que lo votaron y a los que no, aunque a veces parezca que sólo se gobierna para los primeros en perjuicio de los segundos.

Puede que usted esté pensando: y yo ¿Qué poder tengo para cambiar esto? Pues de momento, el voto. No vote a un mentiroso. Y si el partido alternativo tampoco le gusta, pues no vote. Al menos que no mientan con su conocimiento y consentimiento, que eso es el voto, el consentimiento a una lista de personas que ha pergueñado un mentiroso.

No se confunda con eso, usted no elige, la lista se la dan hecha. Sólo se trata de decir amén a una de ellas. Otra forma de librarnos de los mentirosos sería abrir las listas, pero eso ya…. seria mucho pedir.