Asturias Liberal > España > Incendiarios constitucionalistas

Se ha hablado mucho y muy adecuadamente en los últimos días, a propósito de la tragedia de los incendios que estamos viviendo en España, de que no hay que confundir pirómanos con incendiarios.

El pirómano, como dice el DRAE, es el que sufre de piromanía, «un trastorno del control de los impulsos que se caracteriza por la reiteración de actos o intentos de prender fuego a las propiedades u otros objetos, sin motivo aparente, junto a una insistencia constante sobre temas relacionados con el fuego y la combustión».

Mientras que el incendiario es el que, también según el DRAE, «incendia con premeditación, por afán de lucro o por maldad». A tenor de lo vivido hasta ahora, con la escandalosa ausencia del Gobierno de España en las necesarias labores de extinción, ese mismo Gobierno se afana varios días después por mostrar un despliegue que tendrían que haber puesto en marcha desde el comienzo de los incendios.

Se excusa el poder ejecutivo y su banda de palmeros (a sueldo o voluntarios espontáneos) recordando que la Constitución concede a las CC. AA. competencias en determinadas cuestiones y que si no lo piden, nada pueden hacer.

Es decir, que la Constitución, amable lector, según este planteamiento, le permite al Gobierno de España ver como su casa, su vida, desaparece consumida por el fuego y a usted siempre le quedará el consuelo de que no es que no quisieran ayudarle, es que no podían hacerlo.

Lo que cuenta es la intención.

Es difícil alcanzar a comprender la utilidad de un Gobierno que alega incapacidad legal para ayudar a sus ciudadanos, pero que no se plantea cambiar la ley, por muy magna que sea, que le impide socorrer a esos ciudadanos.

Opinión impopular: la España de las Autonomías se ha demostrado como un completo y absoluto fracaso.

Y mientras la realidad va por un sitio, la matraca de la España plurinacional y diversa va por otro, acompañada del asombroso asombro de toda la izquierda indefinida por el aumento del voto de derechas, especialmente, entre los más jóvenes.

Si «juntos somos más fuertes», como ad vomitum se nos dijo durante la pandemia, ¿por qué una educación por Comunidad Autónoma, una sanidad por Comunidad Autónoma o una hacienda por partido secesionista?

Solo hay dos opciones: o son idiotas o nos toman por idiotas.

Lamento comunicarle, querido lector, que creo que en lo que anda el Gobierno es en lo segundo.

Eso explicaría de forma satisfactoria que:

-el incendiario (que no pirómano) ministro de Transportes se permita hacer bromas con la excusa de una tragedia,

-que el incendiario (que no pirómano) presidente del Gobierno se conceda la gracia de anunciar un gran pacto de Estado contra el cambio climático cuando hay 31 detenidos y 92 investigados como causantes de los incendios o que, al modo de la antigua costumbre persa de dejar a su pueblo unos días sumido en el caos entre el fallecimiento de un rey y la llegada de otro, para que se aceptara sin reparo alguno, el incendiario (que no pirómano) Gobierno de España presuma ahora obscenamente de todo lo que está haciendo para acabar con los incendios, cuando los incendios ya han destrozado las vidas de muchos.

Unas líneas se merece, sin duda, el pdte. asturiano, que no abandona su demagogia, su enorme talento para el autobombo, ni su olfato para el arribismo sanchista, ni en los momentos críticos: una de sus últimas creaciones ha sido la de alabar el trabajo de la UME, que nadie discute, para, acto seguido, recordar que la UME fue creada por Jose Luis Rodríguez Zapatero.

¿Se imaginan ustedes al pdte. asturiano aplaudiendo las pagas extra por el alivio económico que suponen para muchas familias, para luego recordar que fue Girón de Velasco quien las impuso? No, supongo que no.

No hay mayor enemigo para el bienestar y la prosperidad de los españoles que aquel que no ve su pobreza.

Nuestro autocomplaciente gobierno, autopercibido como gestor de todo lo bueno e inocente de todo lo malo, que es mucho, ha logrado sobrevivir contando el cuento de las bondades de unas políticas que han logrado que lo más esencial (tener un techo para vivir o formar una familia) sea una aspiración por encima de nuestras posibilidades.

Lo que toda la vida se llamó vivir de rentas. No hay comodín que sea ya capaz de tapar sus vergüenzas. Y la mayor de ellas es abandonarnos a todos.

Asturias Liberal
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