
Más información no es más verdad: sin criterio, la hiperinformación solo agrava la imprecisión.
En los años 80 y 90 del pasado siglo, el Gobierno británico tenía claro que no debía dar información sobre atentados del IRA, en parte para no darles publicidad y en parte para no transmitir la sensación de que la violencia era mayor de lo que era.
Hoy en día, la información es imposible de controlar. Las redes sociales lo sacan todo, y las consecuencias son funestas, sobre todo si desde la inteligencia no somos capaces de frenar el ruido que existe con la violencia.
Un ejemplo práctico
Un post de una agresión en un tren de EE. UU., precisamente el que me ha llegado hoy por cuatro o cinco sitios. Un sujeto agrede por detrás a una mujer; desconozco el resultado. El vídeo asusta: una agresión inmotivada de un negro a una blanca o, precisando, de un afroamericano a una emigrante ucraniana.
Hasta ahí, nada que decir. Los comentarios explican parte de lo que está pasando, son de todo tipo, pero para la mayoría es violencia racial, y enseguida aparecen los Floid de turno, etc. La tenemos liada, y no por la agresión en sí, que es un simple y cruel caso de violencia, sino porque la contextualización y la redifusión indican que hay violencia sistémica de negros hacia blancos, y crean una sensación de inseguridad mayor que la inseguridad real.
Inteligencia frente a ruido
Y esa es la parte a la que debemos aplicar inteligencia. Pero es difícil si todo lo que te llega por redes es eso y si los medios “tradicionales” hacen luz de gas a esos eventos, porque parece que los tapan, y no es así (o si lo es).
El hecho en sí es que el criterio —no la autocensura—, algo que es básico en la información, brilla por su ausencia en las redes sociales, que son un mero altavoz de lo que dice la gente, que no es ni la verdad, ni lo común, ni permite sacar conclusiones de hechos más o menos aislados como si fuesen la realidad.
Desbrozar y ver detrás
Y es que, al final, la violencia existe y está ahí; la ha habido siempre y siempre la habrá. Agresiones inmotivadas e injustificadas siempre las hubo y las habrá. La inseguridad forma parte de la vida humana, el dilema entre seguridad y libertad siempre estará ahí y debemos ser muy cuidadosos, porque quienes agitan el espectro de la inseguridad están buscando siempre algo.
Hay intención, no solo denuncia: todo tiene una explicación un poco más desagradable que la evidente. Y, para ser realmente libres, debemos tener el suficiente criterio para desbrozar y ver detrás.
“Más información o una acumulación de información por sí sola no es ninguna verdad. Le falta la dirección, a saber, el sentido. Precisamente por la falta de la negatividad de lo verdadero se llega a una pululación y masificación de lo positivo. La hiperinformación y la hipercomunicación dan testimonio de la falta de verdad, e incluso de la falta de ser. Más información, más comunicación no elimina la fundamental imprecisión del todo. Más bien la agrava.”
Mi conformidad con esta reflexión no puede ser mayor. La verdad descarnada, repetida, usada y reutilizada, es una gran mentira, porque parece que todo es eso, y no todo es eso.
Seamos, pues, inteligentes y, como me enseñaron en el colegio: “además de ojos y orejas, neuronas”.
Volver al principio
Y volviendo al principio: en el Reino Unido combatían al IRA sin tenerlos en el centro de atención, sin apologías. Hagamos lo mismo con la inmigración ilegal, con la inseguridad y con la violencia soterrada (forman parte de un discurso demasiado recurrente): combatámoslos sin necesidad de estar todo el tiempo pendientes de ello, no nos dejemos manipular y mantengamos la cabeza serena. Al final, el Reino Unido ganó, creo.
El asesinato del comunicador norteamericano conservador es una muestra de lo que digo. Siempre ha habido y siempre lo habrá.
Dejemos de gravitar sobre ello y tratemos de evitar esas muertes, sabiendo que las va a seguir habiendo: cada una que evitemos será un éxito.
“No debemos pretender resolverlo todo, hemos de aprender a convivir con el dolor.”
— Karl Popper
“Cuando los hombres malos se combinan, los buenos deben asociarse; en otro caso caerán uno por uno, sacrificándose sin pena en una lucha despreciable”.
Debemos ser conscientes de que hay problemas que debemos combatir aunque nunca llegaremos al óptimo.
-Shoganai.

Abogado en ejercicio y colegiado desde 1993, Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, Diplomado en Derecho Inglés por la LSE, MBA The Power MBA, Master en Legal Tech UNIR, Master en Derecho de las Transmisiones Electrónicas U. Politécnica de Valencia; Compliance Officer, Experto Profesional en Propiedad Intelectual