Imagen de portada: hay cosas que ni las tecnologías aplicadas al fútbol pueden cambiar.
Después de repasar fotos sepia y vídeos en HD, llegamos a la conclusión incómoda pero liberadora: en el fútbol ha cambiado casi todo… salvo el fútbol porque… hay cosas que NO han cambiado. Ni cambiarán.
Antes las camisetas pesaban como una manta mojada de las de Curro Jiménez y hoy prometen “transpirabilidad inteligente”, pero el jugadorsigue levantándose la elástica para secarse el sudor (aunque no haya transitado ni 2 metros) como si fuera 1953.
Las botas han pasado de ser armas de guerra con tacos de clavo a naves espaciales de colores fosforitos, aunque el jugador malo sigue resbalándose en el minuto 87, ahora eso sí, controlado por GPS.
Los dorsales ya no van del 1 al 11 porque ahora hay proyectos y rotaciones, pero curiosamente el 1 o el 10 siguen teniendo la culpa de todo cuando el equipo pierde o juega mal.
Las alineaciones ya no se hacen en una pizarra con tiza sino en tablets con animaciones en 3D, pero el mensaje sigue siendo el mismo: “salimos fuerte los primeros 15 minutos”. Y luego, ya se verá.
Los estadios son catedrales futuristas con nombres imposibles de pronunciar, pero el bocadillo de la cantina sigue sabiendo igual y el frío en enero sigue siendo el de siempre.
Todo está más medido, más grabado y más analizado… excepto el fuera de juego, que sigue generando discusiones teológicas incluso semanas después.
Y luego está lo que no cambia.
El partido de solteros contra casados sigue siendo ese ritual sagrado de entradas a destiempo, risas por doquier y alguien que se lo toma demasiado en serio “porque esto es fútbol”.
El veterano orondo y lento que dice que “ya no corre, se coloca”, el que llega tarde, pero trae balón nuevo, y el que promete retirarse cada año y nunca lo hace.
Da igual la época: pues hay uno que protesta todas las faltas, incluso las que se hace a sí mismo enredándose sus propias piernas.
Así que sí, el fútbol se ha modernizado, se ha globalizado y se ha convertido en un producto premium de estadísticas avanzadas. Pero en el fondo sigue siendo ese juego donde once contra once detrás de una pelota, donde el árbitro siempre se equivoca y, donde la conversación posterior dura más que el propio partido.
Cuanto más se estire hacia el futuro, más evidente se hará que hay cosas que ni la tecnología, ni el dinero, ni los comunicados oficiales han conseguido mover un centímetro.
Cambiarán los peinados, los patrocinadores y los discursos, pero el alma —y sobre todo las manías— permanecerán intactas.
Porque, fútbol moderno o fútbol antiguo, hay cosas que no han cambiado. Como éstas:
- •El gol gritado con alma.
- •El pique sano (y no tanto).
- •La ilusión que no entiende de edad.
- •Y la magia de un balón que rueda… y nos hace soñar.
Porque, no importa cuánto avance la tecnología:
once contra once, un balón en juego, y el corazón al límite.
Eso, por suerte, sigue igual.
Y mientras eso no cambie… el fútbol seguirá siendo fútbol.
Aún así, algunas COSAS QUE NO HAN CAMBIADO NI CAMBIARÁN JAMÁS
1. Sigue siendo el deporte más injusto del mundo
- •Sin justicia.
- •Sin lógica.
- •Sin piedad.
Uno de los equipos puede tener:
- •42 tiros a puerta
- •98% de posesión
- •7 palos
- •4 penaltis no pitados
- •3 goles anulados por la uña del meñique
- •Y un portero rival que parece la reencarnación de…
…y pierdes en el 93′ con un zambombazo del lateral diestro suplente que, lesionado desde hace 5 temporadas, sólo entró para perder tiempo.
2. Los penaltis: el método más cruel y caprichoso
Una tanda de penaltis es como una ruleta rusa con botas de tacos:
- •El tuercebotas que no ha dado un pase en todo el torneo… la clava en la escuadra (porque le ha dado mal) y es leyenda.
- •El crack que ha llevado al equipo hasta la final con 14 goles, 3 pulmones y 2 enguinces desde la temporada pasada… falla el decisivo y es apestado.
“¿Así se decide un campeón?”
Sí, y lo seguirá siendo. Porque si algo no cambia, es que los penaltis rompen almas.
3. El que nunca pasa el balón.
Ese que siempre cree que va a hacer el gol del siglo… y lo que hace es mandarla a la autovía. Ya ya van 3 en 10 minutos.
4. El portero que grita “¡mía!” y se la come.
El clásico. Mítico.
No falla. Cada generación tiene uno.
5. La agonía del descuento.
El minuto 89 se ha convertido en una religión del sufrimiento.
6. El Balón de Oro… siempre igual (salvo que seas español)
Puedes ganar Champions, Eurocopa, Mundial y el torneo de parchís de la Comunidad de Vecinos…
- •El que hizo un gol de chilena en cuartos.
- •El que metió tres penaltis bien tirados.
- •O directamente, el que tiene mejor campaña de marketing.
A veces parece que para que un español lo gane, tiene que ser campeón del mundo, de la galaxia y de las partidas de Mus de los viernes del Grupo del AMPA del colegio de sus hijos o sobrinos.
7. El Real Madrid sigue ganando Copas de Europa… con y sin Franco
- •El fuego quema.
- •El agua moja.
- •Y el Madrid gana en Europa.
No es conspiración: es tradición.
8. La eterna discusión de quién fue el mejor jugador del mundo
- •Maradona.
- •Pelé.
- •Messi.
- •Cristiano.
- •Tu hijo.
9. La percepción sobre el árbitro
Siempre es malo y siempre va contra los nuestros.
10. La percepción sobre el entrenador
De genio a inútil en tres jornadas.
11. La fe ciega en el canterano
12. El relato del sufrimiento
El fútbol prefiere el drama al orden.
13. El VAR en el BAR
- •“Ese gol era fuera de juego, hombre.”
- •“¡Pero si ni lo viste!”
- •“Da igual, lo vi claro en mi mente.”
14. El grito del gol.
SE GRITA.
Y ese rugido colectivo sigue siendo el mismo de hace 100 años.
15. La ilusión.
El niño. El padre. El abuelo.
Porque el fútbol, en el fondo, no lo jugamos con los pies.
Lo jugamos con el corazón.
Como alguien dijo algún día “fútbol es fútbol”.
¿What else?
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Germánico en organización, perseverante en las metas, pragmático en soluciones y latino en la vida personal.
¿Y por qué no?