Asturias Liberal > España > Villamanín, el error de la Lotería y las verdaderas estafas de Hacienda

Fotografía de portada: vecinos y afectados en Villamanín por la venta de papeletas del Gordo de Navidad que no se pueden cobrar, antes de la reunión en el Hogar del Pensionista. / J.Casares / Efe


NOTA: tras la noticia propia del día de los Santos Inocentes, que nunca faltará cada 28 de diciembre, sobre el nombramiento ministerial de Adrián Barbón, toca vuelta a despertar conciencias. 


Un conflicto local por 250 euros contrasta con el silencio social ante la elevada tributación de los premios y las grandes tramas de corrupción que investiga la justicia en España.


El caso de Villamanín, un pequeño pueblo de la montaña leonesa, ha copado titulares tras conocerse un error en la venta de participaciones del Gordo de la Lotería de Navidad.

Sin embargo, más allá del foco mediático, el episodio abre un debate más profundo sobre la convivencia vecinal, el papel de Hacienda y la verdadera dimensión de los problemas económicos y sociales que afectan a la España rural.


Durante varios días la prensa ha puesto el foco en Villamanín, un pueblo de la montaña leonesa de aproximadamente 800 habitantes, por haber sido uno de los lugares agraciados con el Gordo de la Lotería de Navidad. Sin embargo, más allá de la alegría inicial, la noticia ha derivado en un escándalo que merece una reflexión más profunda y, sobre todo, más honesta.

Un error convertido en escándalo

Según se repite insistentemente en los medios, la comisión de fiestas vendió más participaciones que décimos tenía del número premiado.

Evidentemente, se trata de un hecho grave y, de confirmarse, podría constituir un delito, aunque los miembros de la comisión aseguran que se trata de un error de contabilidad.

Lo que no aparece en grandes titulares es que el supuesto “fraude” se limita a un taco de algo más de 50 participaciones, cuya cuantía total asciende a unos 250 euros.

Es decir, el beneficio económico, en el peor de los casos, sería de 250 euros.

Ante esto surgen una pregunta inevitable:

¿De verdad alguien se va a “pringar” por 250 euros en un asunto tan serio y con tanta repercusión pública?

Resulta francamente improbable. Todo apunta mucho más a un error que a una estafa deliberada.

El gran beneficiado: Hacienda

Mientras tanto, nadie parece escandalizarse por lo que realmente supone el gran negocio de esta historia: Hacienda.

Cada papeleta premiada con 80.000 euros está sujeta a un gravamen del 20%, lo que supone que Hacienda se queda con 16.000 euros por una papeleta de tan solo 4 euros. Y aquí nadie protesta.

  • •¿Alguien se ha preguntado en qué se van a invertir esos 16.000 euros que Hacienda retiene de cada papeleta?
  • •¿Se traducirán en un mejor servicio médico diario en Villamanín?
  • •¿En una atención digna para las personas mayores?
  • •¿En oportunidades reales de empleo para los jóvenes del pueblo?

La experiencia nos dice que no.

El daño humano y la ruptura de la convivencia

Tampoco se está hablando lo suficiente del daño humano causado. ¿Alguien se ha puesto en el pellejo de los integrantes de la comisión de fiestas y de sus familias? Según se ha sabido, la convivencia entre vecinos se ha deteriorado gravemente, rompiendo amistades que parecían inquebrantables.

Quien conozca bien la zona sabe que Villamanín cuenta con un restaurante famoso, muy frecuentado por asturianos, y con una fábrica de embutidos que da trabajo a parte de la población.

Pero nada de eso compensa la riqueza que durante 123 años aportó la minería del carbón, desde Villamanín hasta La Robla. Desde el cierre de la minería en 2016, toda la comarca vive en un claro retroceso y se encamina, como tantas otras, hacia la llamada España vaciada.

Por eso resulta especialmente meritorio que una docena de personas, en su mayoría jóvenes, asuman la responsabilidad de una comisión de fiestas para mantener viva la ilusión y la alegría del pueblo.

Y, sin embargo, hoy se enfrentan a situaciones de enorme tensión con algunos vecinos, hasta el punto de quebrar la convivencia.

División social y corrupción política

Todo esto lleva a pensar que la división social en nuestro país se ha convertido en una auténtica bola de nieve ladera abajo.

¿A quién le interesa esta división? Evidentemente, al gobierno que nos desgobierna. Mientras los ciudadanos se enfrentan entre sí por problemas menores, se deja de mirar a las grandes corrupciones que afectan al país.

Solo por citar casos sobre los que ya investiga la justicia, con imputaciones e incluso encarcelamientos:

  • •Begoña,
  • •el hermanísimo,
  • •Aldama,
  • •Koldo,
  • •Ábalos,
  • •Cerdán,
  • •la trama mascarillas,
  • •la trama hidrocarburos,
  • •Plus Ultra,
  • •Air Europa,
  • •acosadores machistas dentro de los partidos…

¿Y quién conecta todo esto? Presuntamente Sánchez y Zapatero, y quién sabe cuántos más.

Renuncias, acuerdos y sentido común

Volviendo a Villamanín, cabe recordar que los integrantes de la comisión de fiestas han renunciado a sus propios premios.

El resto de los agraciados deberá renunciar a un porcentaje del premio —que según la prensa oscila entre el 5% y el 10%— para poder cobrar sin que el asunto acabe en los tribunales, donde podría alargarse durante años.

En el peor de los casos, estaríamos hablando de 8.000 euros por papeleta, la mitad de lo que Hacienda ya se queda sin que nadie proteste.

Conviene recordar un viejo refrán: “no puedes tapar el sol con un dedo”. No permitamos que un problema menor nos impida ver lo verdaderamente importante. Lo que realmente se pierde aquí no es solo dinero, sino amistad, vecindad, camaradería y el buen ambiente de un pueblo acogedor. Quizá merezca la pena renunciar a una pequeña parte del premio en favor de la concordia.

Tal vez sería más justo indignarse por lo que Hacienda nos quita y no devuelve en servicios de calidad; por el dinero que se pierde en mordidas, proyectos fallidos, chalets regalados, tarjetas de El Corte Inglés, sobrinas colocadas, sueldos de funcionarios inexistentes o fondos que salen de España para rescatar negocios de amigos de la mujer del presidente.

Hay tanto que decir que uno acaba perdiéndose en el relato. Por eso, para terminar, solo queda desear:

Feliz Navidad y Fin de Año al pueblo de Villamanín, y que la amistad, la paz y la concordia vuelvan a inundar sus calles.


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