A medida que el PP y VOX han llegado a acuerdos de gobierno en comunidades autónomas y ayuntamientos han saltado todas las alarmas en los grupos de la izquierda y prensa afín que, como era previsible, han acabado arrastrando a los “demócratas” más acomplejados: recuerden que vivimos en un país tan “demócrata” que sólo puedes ser considerado “demócrata” si las “fuerzas demócratas” te aceptan en su tribu.

Hoy en día en España sólo puedes ser considerado un demócrata si tragas con el consenso progre de la Agenda 2030, el de la “Ley de Memoria Democrática”, el de la igualdad o perspectiva de género… un auténtico demócrata debe ser progresista, reformista, ecologista, feminista (por supuesto, pro-abortista), luchador a favor de los derechos y hechos diferenciales de algunas comunidades que se sienten incómodas siendo parte de España, defensor de las lenguas autonómicas, defensor de las ONGs que rescatan inmigrantes en las costas de origen, anti-católico (otras religiones de paz son bienvenidas) y anti-fascista, para empezar.

En Asturias los ataques han sido especialmente relevantes hacia el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Gijón, quien en unos pocos meses de mandato “ha osado” acatar la sentencia del TSJA en lo que respecta a la ordenanza de movilidad, cumplir su promesa electoral de devolver el tráfico al Muro de San Lorenzo, acudir a la celebración religiosa del día de San Pedro, recuperar la tradicional Feria de Begoña o avisar de que, si bien apoyará la cultura asturiana y los diferentes bables, no contratará a “artistas” que utilicen el asturiano como una promoción de la cooficialidad.

Con tantas medidas transgresoras para los tiempos que corren, en apenas un par de meses (el equipo de gobierno tomó posesión el 17 de junio), a más de un progre le debe estar doliendo la cabeza y no han sido pocas las voces que se han alzado reclamando libertad, alertando contra el fascismo y denunciando censura.

Convendría recordar que la censura se terminó de manera oficial con el Real Decreto-Ley 24/1977 de 1 de abril y la llegada de la democracia, pero que sería la propia RTVE del PSOE, en 1986, quien la ejerciera por primera vez en la época democrática precisamente contra uno de los suyos que tuvo el atrevimiento de hacer una canción crítica hacia Felipe González, como se acredita en ese vídeo en el que aparecen algunas caras conocidas:

Los que ahora hablan de censura, de intransigencia y de falta de democracia son los que no tienen reparos en no contratar y ahogar profesionalmente a aquellos artistas que públicamente se manifiesten a favor de otra idea política, como pasó con Arturo Fernández -vetado en su Gijón natal-, mientras que sin disimulo riegan de contratos a los que mantienen un discurso afín a la causa: ese es el criterio hoy en día en la administración pública.

En Asturias el ejemplo más claro es el de la cooficialidad y promoción del bable: ayudas (sofitos) de fondos públicos para publicaciones originales o traducciones de obras ya consagradas que no tienen ninguna demanda y no se venden por falta de público, y son adquiridas por la propia administración para nutrir las bibliotecas públicas o donarlas a colegios u organismos públicos. Todo queda en casa.

Ese discurso en el bando progre puede ser hasta esperable, pero lo que reviste gravedad es que en la contraparte encontremos muchas veces a melifluos acomplejados que prefieren adoptar el discurso progre por no molestar o para intentar así conseguir el diploma de “demócrata”; suele pasar con una gran parte de representantes del PP (hay honrosas excepciones) y con la práctica totalidad de la prensa española que se declara moderada, conservadora, liberal o “de centro-derecha”: los complejos han calado tanto en esta sociedad que ya está mal visto ser de derechas y hay que ser de “centro-derecha”, “moderadito”, no vaya a ser que algún progre se moleste y nos llame retrógrados y fascistas. Los liberales tampoco lo tienen fácil en este escenario.

Hace unos días el cantante José Manuel Soto escribía en la red social X (Twitter): «Voy a aprovechar este momento de sosiego veraniego junto al mar para hacer uso de mi libertad de expresión y cagarme en @sanchezcastejon, en su puta madre y en los millones de hijos de la gran puta que están de acuerdo con que España esté en manos de sus peores enemigos, que os jodan».

Unas horas más tarde era el propio cantante quien pedía disculpas por ese arrebato de sinceridad en redes sociales, pero ya era demasiado tarde: esa libertad de expresión le ha costado al cantante la cancelación de varios de sus conciertos programados para las próximas semanas… en ayuntamientos gobernados por el PP: el propio Partido Popular es quien cancela el concierto de uno de los artistas que más le ha apoyado y más se ha significado en la defensa del propio Partido Popular en redes sociales, como en otras ocasiones no dudó en mover hilos y cortar las alas a determinados periodistas que resultaron incómodos por no plegarse al discurso moderado del partido.

Mientras tanto, y esto pasa desapercibido en la España de 2023,  en la Semana Grande de Bilbao algunas comparsas organizan pasacalles en favor de presos de ETA: Covite denuncia la exhibición de fotos de etarras en la Semana Grande de Bilbao.

O en el próximo festival de cine de San Sebastián, donde hay organizado un “encuentro” de Jordi Évole con Josu Ternera: Jordi Évole presentará su encuentro con ‘Josu Ternera’ en el Festival de Cine de San Sebastián | El Diario Vasco

  • Por cierto, Consuelo Ordóñez (presidenta de COVITE) censuró durante la pasada campaña electoral el empleo del lema “que te vote Txapote”.

Volviendo al principio del artículo, en nuestro país cada vez son más los que desean ganarse el título de “demócrata” que reparten los progres y quienes sostienen su discurso, sin darnos cuenta de que día a día, paso a paso estamos perdiendo derechos y libertades por gente que quiere imponer un nuevo régimen y una nueva sociedad anestesiada y subyugada al discurso imperante.

Las urgencias de este Siglo XXI, fomentadas por el PSOE y sus socios, pero con la inestimable ayuda de un PP dócil y acomplejado, eran leyes que sacaran a Franco de la tumba, a los delincuentes a la calle para ser jaleados como héroes, que nos hicieran más pobres y dependientes energética y económicamente y a las nuevas generaciones menos preparadas y más aborregadas.

  • La nueva revolución pasa por recuperar el espíritu crítico, la libertad para pensar por nosotros mismos y revelarnos contra quienes nos quieren mansos y moderaditos.

Para terminar les dejo este otro ejemplo de lo que ha pasado en lo que va de Siglo XXI: la película “Airbag” es de 1997, un éxito de taquilla y público que hoy en día no podría rodarse, según palabras de uno de sus propios protagonistas: La advertencia de Karra Elejalde sobre la autocensura en el cine: “Nos estamos perdiendo”