Pablo Casado y Kamala Harris

Están exultantes en el Partido Demócrata de EEUU ante la, por fin, renuncia de Joe Biden a presentarse como candidato. Siempre hay que tomar distancia en estas cosas porque por un lado está la realidad norteamericana, por otro las noticias que nos llegan y finalmente el sesgo que todos, de manera involuntaria, aplicamos a esa información.

Con la prudencia que debe siempre aplicarse para cualquier análisis político, no dejamos de ver en estas primeras horas de “coronación” de Harris un fenómeno que tuvimos en España hace unos años.

Biden renuncia y Harris se convierte en la candidata in pectore del Partido Demócrata, algo normal dado que ya fue elegida en su momento como vicepresidenta. Aunque está pendiente la celebración de la convención de agosto para coronarse como tal, parece más que claro que así será. Y de momento están buscando a su segundo para conformar un ticket ganador que venza a la dupla Trump/Vance.

En una tarde, la del anuncio de la renuncia, el partido demócrata recaudó 50 millones de dólares en un claro síntoma de que las aportaciones de los donantes habían quedado en suspenso por la falta de idoneidad de Biden.  Para número dos de Harris suenan candidatos de diferentes Estados, la mayor parte de voces acreditadas argumentan que es la persona ideal para enfrentarse a un Trump henchido tras su valiente reacción tras el atentado, que ha salido más fortalecido si cabe de la Convención Nacional Republicana. Por otro lado, el famoseo hollywoodiense tradicionalmente demócrata vuelve a ilusionarse con una persona llena de una energía que desafortunadamente Biden ya no tiene…

Todo demasiado bonito.

En España, en 2018, el Partido Popular sufría una moción de censura tras conocerse la financiación ilegal del partido en lo que se denominó el “caso Gürtel”. Cuando en junio Mariano Rajoy fue expulsado de la presidencia del Gobierno, tomó la decisión de dimitir del partido y se convocó un Congreso, el decimonoveno, que colocó a Pablo Casado en la planta noble de Génova 13 tras vencer a Soraya Sáenz de Santamaría.

Casado tenía la misión de reconducir la difícil situación del partido en un escenario en el que Ciudadanos (hoy desaparecido) y Vox minaban el apoyo electoral conservador a su formación. Con un partido roto y un prestigio por los suelos, era imposible conseguir ningún resultado positivo a nivel nacional, ni aún apoyándose en el nombramiento de Moreno Bonilla como presidente de Andalucía en enero de 2019.

La reorganización no obtiene resultados positivos y no remonta los malos resultados en las generales de abril y noviembre de 2019. Finalizaría su periplo político en febrero de 2022 al verse obligado a dimitir después de los ataques que él y su equipo más cercano lanzaron a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con acusaciones sobre las actividades empresariales del hermano de la presidenta durante la pandemia, nunca probadas.

El tiempo da y quita razones pero en el asunto Casado se puede pensar que la cúpula del Partido Popular buscó a un “tonto útil” al que cargar el peso de la formación durante unos años oscuros, los posteriores a la moción de censura, en los que sabían de la imposibilidad de vencer al PSOE. Esa persona fue un Pablo Casado que, con toda la buena voluntad, intentó reconducir una situación que realmente nunca tuvo bajo control, jamás gozó de la weberiana autoridad carismática necesaria para comandar la enorme nave del PP y cuyos verdaderos líderes se aprovecharon del error cometido con Ayuso para acabar con Casado hasta el punto de llegar a abandonar la política.

Es prácticamente seguro que Donald Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos. Si los demócratas lo tenían complicado con Biden, Harris no goza de mejor popularidad y ni su compañero de viaje parece que podrá remontar la enorme distancia que les separa del republicano. Es cierto que hasta noviembre pueden pasar muchas cosas, surgir un cisne negro que todo lo cambie, pero qué más impactante hecho puede sobrevenir que atentar contra la vida de un candidato y ex presidente de los EEUU.

Kamala Harris será elegida por el Partido Demócrata para perder las elecciones de 2024. Pablo Casado fue elegido en 2018 para soportar el peso de un Partido Popular destrozado. Casado no ha acabado bien; Harris no terminará mucho mejor.