Es Asturias tierra de buen teatro costumbrista, con un montón de gente organizada en compañías que nos dan una visión certera del día a día de paisanos y gentes del pueblo en situaciones cotidianas. En casi todas las obras tenemos personajes fijos como el cura, el alcalde, la paisana que manda, etc. y que, con buen humor y un punto de exageración, nos retratan tal cual somos.
Los de la Federación Socialista Asturiana deben de ser fanáticos de la actuación porque nos han salido estos días con una obra, un poco burda eso sí, que va de un líder, Adrián Barbón, al que los malos del pueblo quieren echar al frente de la comisión de festejos.
En Política (con mayúsculas) todo ha de juzgarse con provisionalidad porque todo es “líquido” (palabra de moda entre mucho pretencioso seguidor de Bauman) y lo que hoy no se da, mañana puede ser, pero convendrán ustedes que parece difícil que unos cuantos afiliados de un partido, argumentando cosas etéreas, pretendan cargarse al secretario general cuando además es el presidente de la Comunidad Autónoma.
Lo que sucede es que la presión contra Adrián Barbón estaba llegando a niveles importantes y hacía falta utilizar una válvula de escape, liberar la insoportable presión y para ello han organizado esta comedieta.
Por una parte, la falta de celeridad con la que Adrián Barbón respondió al acuerdo entre PSOE y ERC le ganó muchas enemistades. Enviar a dar explicaciones a un número dos (de baja paternal) con la excusa de que estaba de vacaciones no parece una explicación acertada.
Con esa vanidad que le caracteriza se disculpó diciendo “no soy ningún superhéroe, necesito descansar” como si alguno de nosotros en alguna ocasión hubiéramos pensado en un Barbón vestido como el Cálico Electrónico defendiéndonos del Enemigo Digital.
Otra más, cuando deslizó que jamás permitiría que cualquier reforma del modelo de financiación perjudicara a Asturias para, poco después, asegurar a los medios que los dos diputados de Asturias en el Congreso votarían lo que la Ferraz dijera.
¿Alguien lo entiende? Si Ferraz, Sanchez, necesita el apoyo de esos dos diputados y obliga a votar sí a la reforma, ¿qué hará Barbón? Una nueva mentira adornada de conciliación, diálogo y comprensión, todo burdo.
Otra, cuando pudiendo mostrar el desacuerdo por el agravio que vamos a sufrir, se desplaza a Barcelona a apoyar a Salvador Illa en su investidura como presidente de la Generalidad y lo maquilla diciendo que asistió por “cortesía institucional” y, con la teoría del mal menor, porque prefiere a Illa antes que a Puigdemont. Ese argumento no se sostiene porque, así se lo hizo ver el PP de Asturias de Álvaro Queipo, destacados socialistas no asistieron, como el caso de Page o Lambán. Otra mentira del conciliador Barbón.
Y como último acto, la Junta de Portavoces del pasado martes 13 de agosto en la que el PP de Asturias sí pretendía aprobar una propuesta que claramente rechazara el acuerdo PSC y ERC pero que los grupos de la izquierda tumbaron para sacar adelante una cosa vaporosa, indefinida, es decir, vacía, llena de vaguedades a ver si los ciudadanos tragan con la idea de que sí, de que la izquierda defiende una financiación justa para Asturias pero sin hacer mucho ruido que moleste a Pedro Sánchez en Madrid. Un sí pero no, decimos esto para ver si cuela pero haremos lo que Madrid nos diga, que los nuestros están convencidos y a los de enfrente hay que engañarlos.
Algo había que hacer para dar aire a Adrián Barbón y que quedara claro que es nuestro indiscutido líder.
Él mismo, en un ejercicio de autoafirmación, decía el pasado lunes 12 en Avilés que volverá a ser candidato en 2027, por si alguien tenía alguna duda y quería plantear alternativa, adornando su alocución con las diversas victorias electorales conseguidas, por cierto la de 2023 muy reñida con Diego Canga.
Y el resto de la semana nos han dejado caer “el apoyo de multitud de agrupaciones de la FSA”, el de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, cientos de llamadas, mensajes… tantos que no “da abasto” para responder a todos, menospreciando a la vez a ese sector crítico que define como fantasma y anónimo y que hoy viernes se concentrará en Oviedo aunque, insistimos, seguro que ya se conocen nombres y apellidos.
Porque la historia de los partidos políticos es así: siempre hay, al menos, dos bandos. Siempre hay un perdedor de un congreso, siempre hay un sector crítico, descontentos. Siempre permanecen en la sombra esperando, da igual los años que pasen, para reemplazar a los de ahora y darles la patada, para en un momento determinado, cambiar los papeles y volver a empezar… No decimos que sea sana una estructura monolítica de líder único y “prietas las filas”, pero los críticos siempre van a existir y por mucha democracia interna que exista, siempre van a hacer ruido.
Pero en este caso, el sector crítico del PSOE asturiano parece el bufón del teatrillo del que todos se ríen. Alguien ha decidido amplificar su voz en el momento exacto en el que Adrián Barbón sufre una crisis de liderazgo para aprovechar y recolectar apoyos dentro y fuera de Asturias que refuercen al presidente.
Los críticos son la excusa necesaria para que alcaldes, diputados, comisiones ejecutivas de aquí y de allí, socialistas relevantes, votantes fanáticos y seguidores tuiteros, a ver si también Kamala Harris… para que todos salgan a darle un abrazo a Adrián Barbón, decirle que es el mejor, que continúe, te necesitamos, y de paso reírse de nosotros, de los que aborrecemos su cinismo y su falta de escrúpulos para mentirnos a la cara y decirnos que nunca jamás hará daño a Asturias cuando por otro lado le estará bailando el agua a Pedro Sánchez y ofreciéndole en bandeja de plata los votos que necesita para seguir en la Moncloa, y da igual si al final perdemos decenas o cientos de millones de euros para Sanidad, Educación, Servicios Sociales.
Da igual porque de nuevo nos mentirá para hacernos creer que estamos en la mejor región del mundo, con la que están acabando poco a poco hasta dejarnos en la más absoluta miseria, subvencionados, dependientes y sumisos.
Los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres.