
Hablemos claro
La presidencia del pdte. asturiano nada tiene que ver, si nos atenemos a los hechos, con su capacidad para la política, sino con una inercia de voto en el Principado, que le hubiera dado la presidencia a él o a cualquier otro candidato, incluida una mesa camilla o un tiesto.
Cuarenta años de gobierno socialista dieron tiempo, más que de sobra, para instalar al votante en una plácida sensación de relajación, similar a la que pueda provocar algún ansiolítico.
Pero la realidad es tozuda y las rentas ganadas con una «paz social» a base de cuantiosos emolumentos, se agota, y con ella, la paciencia de los asturianos.
Adrián Barbón es, sin duda, un pdte. de extraño prestigio, pues no ha hecho nada por Asturias, salvo aquello que no le importa nada o muy poco a los asturianos. Se ha inventado eslóganes interesantes, como el de «la vía fiscal asturiana», dando a entender que el Principado es un paraíso fiscal para eso que llaman «las clases medias», pero que de facto no es más que una artimaña para quitar de un lado y recuperar por otro.
El hecho es que ha tenido en enfrentar el cierre de empresas, despido de trabajadores o población envejecida, sin que haya dado otra respuesta a ninguno de estos problemas más allá de un comentario de apoyo o solidaridad en sus redes sociales.
Los cinco fallecidos en el accidente de la mina de Cerredo y la huelga de docentes, que se han saldado con las dimisiones de ambas consejeras responsables del ramo, han sido la última evidencia (pero no la única), no solo de la falta de gestión de sus áreas, sino de la incapacidad misma del pdte. para la gestión política de su propio Gobierno.
A estos males hay que sumarle otros de los que inexplicablemente han salido indemnes, tanto él como la persona responsable de la Consejería, como el gravísimo suceso en el que cinco menores tuteladas por el Principado de Asturias fueron obligadas a prostituirse por una red formada, en su mayoría, por varones subsaharianos.
La consejera responsable, Marta del Arco, sigue al frente de su Consejería.

Haciendo nuestro el ridículo eslogan que utilizó en los últimos comicios autonómicos, por ser su partido quien lleva gobernando en Asturias cuarenta años, la pregunta que muchos asturianos se hacen es si, efectivamente, ha llegado el momento de Asturias, el momento en el que el pdte. asuma su propia incapacidad para el gobierno y su partido deje de manejar el destino de los asturianos como si fuese una Casa del Pueblo más.
Henchido de soflamas vacías y una apariencia y un discurso políticamente correcto e impecable, asumió la presidencia del Principado por segunda vez demasiado creído de sí mismo y con la ingenua convicción de que una frase subordinada bien construida y unos pocos recursos retóricos le darían una legislatura agradable.
Por muy amante que sea servidora del buen hablar, para hacer política hace falta algo más que una «buena planta» y, por supuesto, buenas palabras.
La última crisis que ha generado su Gobierno, la de educación, la de la educación pública en Asturias, nada tiene que ver con el cuento de la ultraderecha y los bulos, no se le pueden achacar culpas a enemigos imaginarios, porque no se puede esconder quién ha gestionado la educación asturiana: El Gobierno socialista de Adrián Barbón.
Si a esto le sumamos lo que le ha venido del Gobierno de España (Duro Felguera, el tercer carril de la Y que aparece en el caso Koldo, el supuesto mail que una de las novias de Ábalos le envió y parece que ignoró advirtiéndole de la corrupción en su partido, el ridículo de la inauguración de un AVE, con ministra incluida, que tardó 20 años en llegar y que todavía se retrasó más, porque los trenes no cabían en los túneles…) da la impresión que llueve sobre mojado.
Si puede ser aventurado decir que el socialismo asturiano está en declive, desde luego no es una locura afirmar que el desgaste es evidente y que la falta de un proyecto para el Principado, más allá de recoger las migajas de proyectos históricos, es manifiesta.
Quizá sí, ahora, es cierto que llegó el momento de Asturias.

(Avilés 1973), investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno, licenciada en filosofía por la Universidad de Oviedo y máster en Comunicación política y empresarial por ID Digital School y UCJC, ha trabajado en la Fundación Gustavo Bueno como responsable de publicaciones, relaciones institucionales, secretaría de redacción de la revista El Basilisco y presentando el debate del programa de televisión Teatro Crítico. El 19 de junio de 2023 ofreció en la EFO la lección “Feminismo administrado”