
Menudo fin de semana nos ha brindado el presidente asturiano.
Ante el evidente declive de su gobierno y su liderazgo, comienza a emular las estrategias de Pedro Sánchez para aferrarse al poder como sea: manipulación, polarización y confrontación.
Si usted es lector habitual de prensa y no entiende a qué nos referimos, no se sorprenda. Hemos revisado las ediciones en papel de los dos principales medios de comunicación asturianos del domingo 10 de agosto de 2025 y no hemos encontrado ninguna mención al gesto del presidente durante la celebración del Descenso del Sella.
Lo que hizo nos lo explica él mismo en X (antes Twitter)
Enarboló, orgulloso, una bandera de Palestina, durante una celebración asturiana tradicional y festiva, un punto de encuentro para miles de personas de diversos lugares, en un gesto francamente erróneo porque ni era el momento ni el lugar para reivindicar ni las ideas de unos ni las de otros.
Ya puestos, también podría haber exigido la liberación de los rehenes israelíes, en estado caquéxico, que Hamas mantiene cautivos.
Adrián Barbón, al asistir al Descenso del Sella, lo hace como presidente del Gobierno regional, no como un ciudadano más. Por tanto, debe reservar sus reivindicaciones personales para el ámbito privado. A los ciudadanos no nos interesan sus opiniones sobre ciertos temas y este es uno de ellos. Representa al Gobierno de Asturias, no al de Adrián Barbón ni al del PSOE. Aunque le pese, nos representa a todos, tanto a quienes le votaron como a quienes no lo hicieron (que somos mayoría). No está legitimado para realizar ninguna reivindicación, menos aún una totalmente ajena a las competencias de su Ejecutivo.
Hace unos días, utilizó sus redes sociales para compartir una imagen de esas que tanto entusiasman a la izquierda, diseñada para señalar, como si fuera la insignia judía de los funcionarios nazis, a quienes supuestamente están comprometidos con la causa palestina y, por extensión, condenar a quienes no la reproducen.
Es algo similar a esos carteles inútiles que desde hace años vemos en las entradas de las ciudades proclamando que esa localidad está en contra de la violencia hacia las mujeres, los niños, el maltrato animal o cualquier otra causa que se les ocurra.
El campo es amplio, pero la sapiencia escasea.
Con estas acciones buscan dejar claro que ellos sí defienden esas causas mientras insinúan que los demás disfrutamos o propiciamos la violencia hacia mujeres, niños o incluso los filósofos materialistas.

¿Qué ha pasado con aquel Adrián Barbón que decía huir del fango de Madrid, de la confrontación, presentándose como un presidente al margen de polémicas, centrado en Asturias, su gente y sus problemas? Lo que ocurre es que cada día tiene más claro que en dos años abandonará la presidencia del Gobierno de Asturias, arrastrado por un Pedro Sánchez que está devorando a sus hijos políticos, dejándolos heridos de muerte, hasta el punto de que para finales de 2027 no quedará ni una sola comunidad autónoma socialista.
Barbón cree que imitar la estrategia de Sánchez puede funcionar: polarizar a los asturianos, enfrentarlos entre sí, dividirnos, cuando Asturias nunca ha sido así.
Nuestra sociedad siempre se ha caracterizado por el respeto a las opiniones y valores de los demás, sin conflictos de este tipo.
Adrián Barbón sigue el camino trazado por Pedro Sánchez: no le importa fracturar la convivencia con tal de asegurarse el cargo en Suárez de la Riva, ganar las elecciones como sea (incluso con la ayuda de supuestas “sacas viajeras”) y perpetuar una Asturias en declive, presentándose, mediante el recurso a los fantasmas, como el eterno salvador de la región.
Volviendo al error cometido en el Descenso del Sella, es evidente que no midió bien las consecuencias de sus actos. Así lo demuestran los mensajes que ha publicado tras recibir numerosas críticas, algunas bastante hirientes.
Ahora se ha presentado como víctima de la ultraderecha, buscando el apoyo de las hordas digitales del corazoncito azul, el triangulito rojo invertido, la barra con el corazón del PSOE y un sinfín de reivindicativos y trascendentales dibujitos más.
Cada vez con mayor frecuencia veremos a un Adrián Barbón transformado en una suerte de Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Tiempo al tiempo

Los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres.