Asturias Liberal > Aportaciones > Mucho petróleo, pero no hay gasolina

 

Fotografía de portada: El expresidente venezolano, Hugo Chávez y Rafael Ramírez expresidente de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), en enero de 2005. LESLIE MAZOCH (AP)



Estoy seguro de que, al comenzar a leer este escrito, algunos lectores exclamarán: “ya de esto se ha hablado bastante”. Y es cierto, pero hay que persistir en la explicación de las causas y consecuencias de esta escasez de gasolina. En mi ensayo sobre la Crisis Agropecuaria en Venezuela (ver reseña y enlace al final)  ofrezco detalles de las penurias de campesinos y empresarios agrícolas para conseguir un litro de gasoil que permita activar unidades de transporte, tractores o cosechadoras. Por eso insisto en darle datos a los lectores para que sepan la verdad de lo que acontece y sus auténticas causas y consecuencias. Recordemos, por ejemplo, cómo el régimen cubano lleva más de 65 años repitiendo los relatos de Bahía de Cochinos y del “bloqueo” de EEUU. Así operan esas franquicias dictatoriales: con narrativas cerradas que atiborran a las audiencias.

La propaganda del bloqueo y la realidad

La banda delincuencial que asaltó los dineros públicos y descuartizó las instituciones no cesa en su bombardeo publicitario. Repiten que “no hay gasolina por culpa del bloqueo” y porque “los gringos impiden que lleguen los tanqueros”. La realidad es otra y empieza en 1999, cuando Hugo Chávez decidió pulverizar la meritocracia de una de las empresas petroleras más prestigiosas del mundo: PDVSA.

Del modelo meritocrático a la colonización política

Desde la creación de PDVSA (agosto de 1975) con el general Rafael Alfonso Ravard como primer gerente, se consolidó un método de carrera y mérito. Chávez lo desmanteló. Tras la brevísima gestión del Dr. Roberto Mandini (febrero–septiembre 1999), nombró a Héctor Ciavaldini (septiembre 1999–octubre 2000), punta de lanza de la politización. Luego llegó el general Guaicaipuro Lameda (octubre 2000–febrero 2002), incómodo por negarse a los caprichos del caudillo y a seguir enviando petróleo regalado a Cuba, discrecionalmente manejado por los hermanos Castro. Con Fidel se diseñó un plan ruinoso para beneficiar al club del Foro de Sao Paulo vía PETROCARIBE, ALBA-TCP y los acuerdos ACEP/ACEC.

En febrero de 2002, Chávez impuso a Gastón Parra, militante de su agrupación política, rechazado por trabajadores y empleados de PDVSA por falta de méritos. Llegaron los “comisarios políticos”, no para que la empresa funcionara mejor, sino para inocular el gusanillo de la politización. Se produjo la desafiliación de PDVSA Gas y se aceleraron los contratiempos laborales.

El gas que se quema y el dinero que se pierde

Las expropiaciones de plantas de compresión ordenadas por Chávez afectaron la producción de gas natural (asociado y libre). De un potencial de ~3.400 millones de pies cúbicos diarios, aproximadamente la mitad se ventea en la atmósfera por falta de compresión disponible. En los cielos de Monagas se observan antorchas que significan contaminación y pérdida de capital que debió aprovecharse racionalmente.

PDVSA como caja chica y geopolítica de regalos

Los recursos extraordinarios se destinaron a programas ajenos al desarrollo petrolero y sin disminuir el endeudamiento. Hubo regalos sufragados con petrodólares a socios del Foro de Sao Paulo; compra y pago de refinerías en Cuba y Dominicana que ya no son de Venezuela; carreteras, escuelas y hospitales en Bolivia, Cuba, Paraguay y Nicaragua. Se pagaron activos en el exterior de forma irregular y se colocaron miles de millones de dólares en mesas financieras del Banco Central para operaciones que estafaron a la Nación: PDVSA entregaba divisas y recibía dinero inorgánico.

Además, se cedió a China y Rusia, bajo “venta a futuro”, el destino de PDVSA y del país. Se triplicó la nómina para terminar produciendo, hoy, alrededor de 1 millón de barriles/día, lejos de los 3.400.000 barriles/día de 1999. Se malbarató la gasolina en el mercado interno, no se ajustaron precios a tiempo y se permitió el contrabando de extracción. Hasta se importó gasolina: un despropósito.

Refinación desmantelada y proyectos clausurados

Se liquidaron o dejaron en chatarra las refinerías de Amuay, Cardón, El Palito, Guaraguao, Bajo Grande y el Centro Petroquímico del Zulia Ana María Campos. En 1999 había capacidad para refinar más de 1,3 millones de barriles de gasolina. De las 18 refinerías en el exterior, remataron 14 y solo quedan 4 dependientes de Citgo, hoy “en pico de zamuro” por los dislates de Chávez y Maduro. También destrozaron las plantas de destilación.

En 2006 cerraron la Orimulsión y bajaron la santamaría a INTEVEP. Y, el 7 de abril de 2002, despidieron a más de 23.000 profesionales petroleros por “el pito de la ignominia”, en el contexto del paro petrolero (2 de diciembre de 2002), respaldado por la Sociedad Civil y la CTV. Inolvidable.

Empresas mixtas y asociaciones: del diseño a la asfixia

Como recuerda el ing. Eddy Ramírez, las cuatro Asociaciones Estratégicas de la Faja del Orinoco pasaron a empresas mixtas. Al inicio gozaban de regalía de 1% e ISLR de 34% por los bajos precios y la necesidad de grandes inversiones en mejoradores. El convenio preveía elevar la carga fiscal cuando hubiese márgenes positivos: la regalía subió a 30% y el ISLR a 50%, y PDVSA pasó al 60% accionario, generando demandas de Exxon y Conoco.

Los Convenios Operativos también pasaron a mixtas, beneficiando a privadas que dejaron de ser “prestadoras” para ser socias. Hoy existen 44 empresas mixtas con 49 socios de 21 países, pero tienen problemas por la incapacidad de PDVSA de aportar su 60% y por la interferencia política en contrataciones y decisiones. A ello se suman mejoradores paralizados, taladros desmantelados, tuberías robadas y proyectos de Conversión Profunda inconclusos, junto a una estela de proveedores impagos y corrupción familiar y de comisarios.

Cifras que retratan la caída

Venezuela fue el segundo productor mundial y el primer exportador. En 1960, al crearse la OPEP, los cinco fundadores producían 7.891.000 barriles/día y Venezuela aportaba el 36%. En junio de 2017, esos cinco producen 22.889.000, con Venezuela aportando solo 8,46%. Los 14 miembros de OPEP sumaron entonces 32.611.000 barriles/día, con un aporte venezolano de 5,94%. La conclusión es clara: Venezuela fue el gran perdedor dentro de la organización. Y el ingreso petrolero no benefició a la población —con alto índice de pobreza— ni sirvió para diversificar la economía, aún dependiente en un 96% de las exportaciones de hidrocarburos.

Lección central: instituciones, ley y técnica

Sin estabilidad política, seguridad jurídica y transparencia administrativa no es posible recuperar la industria. Se acabó el mito de la riqueza por simple dotación de recursos. Habrá que abrirse al capital privado para financiar la reconstrucción, con un marco de nueva Ley de Hidrocarburos y actualización normativa que ofrezca condiciones fiscales e institucionales atractivas. El potencial incremental de la Faja, con sus inmensas reservas, puede ser el polo de crecimiento óptimo y flexible.

Citgo, mercados y talento venezolano

Preservar nuestra empresa Citgo es de alto valor estratégico. El mercado natural del crudo pesado venezolano es Estados Unidos —por cercanía y por refinerías adaptadas—; luego Europa, en términos de netback, y el Lejano Oriente. La reincorporación de nuestros técnicos petroleros —hoy con mayor experiencia— será decisiva.

Más allá del petróleo: diversificación y gobernanza

La Economía no puede depender solo de los hidrocarburos. Hay que avanzar hacia la economía del conocimiento y nuevos nichos de riqueza. Nunca más la politización del sector: su conducción debe recaer en una Agencia Nacional de Energía que permita consolidar un Hub Energético de Las Américas. Así pienso.


ENLACE RECOMENDADO:

Reseña de Crisis Agropecuaria en Venezuela, de Antonio Ledezma:

El ensayo de Antonio Ledezma sostiene que el colapso agropecuario venezolano es, ante todo, político-institucional. No lo causan la meteorología ni las sanciones, sino décadas de expropiaciones, controles de precios y cambio, y la destrucción de capacidades básicas: electricidad confiable, diésel para cosecha y transporte, insumos y crédito. El texto recorre la regresión productiva en rubros clave (cereales, azúcar, ganadería), la obsolescencia del parque de maquinaria y la ruptura de las cadenas logísticas, con el consiguiente aumento de la inseguridad alimentaria. La salida propuesta combina restitución de la seguridad jurídica, levantamiento gradual de controles, reapertura del crédito y seguros, importación acelerada de insumos/maquinaria, garantía de diésel y energía en nodos agroindustriales y alianzas con capital privado para reactivar la industria y sustituir importaciones.

Concluye: sin instituciones y energía no hay agricultura viable; con reglas claras y capital, sí hay base para la recuperación.

Enlace (versión para descargar):
https://drive.google.com/file/d/1_yb12zZi_nsamEsfZLxBSKHa-8pUE-5p/view?usp=share_link

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