Duro Felguera ya no solo se reestructura: avanza, fase a fase, hacia un escenario probable de exclusión bursátil, con Grupo Prodi consolidando un control casi absoluto del capital y del futuro de la compañía.
La reestructuración de Duro Felguera no es solo un conjunto de medidas financieras. Es un proceso de transformación del poder corporativo que avanza por etapas —discretas, previsibles y perfectamente concatenadas— hacia un destino final que nadie anuncia en voz alta, pero que forma parte del guion interno: la exclusión bursátil.
La compañía está recorriendo, paso a paso, el mismo camino que otras firmas industriales rescatadas o semi-rescatadas: estabilizar, diluir, concentrar y, finalmente, privatizar fuera del foco de los accionistas minoritarios y del mercado.
Entre 2025 y 2028 se perfila un tránsito que no responde al azar, sino a una secuencia lógica derivada del propio diseño del plan, del perfil del inversor dominante y del marco regulatorio que impone la SEPI. Esta es la hoja de ruta completa, etapa por etapa.
Fase 1 — 2025: el año del control silencioso
La primera estación del proceso consiste en fijar la hegemonía del accionista dominante sin generar ruido. En 2025, esto se traduce en tres movimientos esenciales que apuntalan el poder de Grupo Prodi.
Inyecciones de capital “quirúrgicas”. Grupo Prodi introduce liquidez a través de ampliaciones de capital que solo él está en condiciones de suscribir. Cada euro que entra no solo salva la tesorería: eleva su porcentaje y reduce el de los minoritarios. El consejo toma nota. La CNMV lo aprueba. Los minoritarios lo observan, impotentes.
Capitalización escalonada de préstamos. Las necesidades financieras de una empresa de ingeniería pesada no terminan con una ampliación. Prodi lo sabe, y por eso combina aportaciones de capital con préstamos puente que más tarde se convierten en acciones. Es la herramienta perfecta para incrementar control sin lanzar OPAs.
Relato de continuidad para tranquilizar a SEPI. La empresa mantiene el discurso institucional de compromiso con Asturias y cotización pública. SEPI, que vigila sobre todo el retorno del rescate, acepta el statu quo. La sociedad sigue en Bolsa, pero el control efectivo ya no está disperso: está anclado en las oficinas de Prodi.
Objetivo de la fase: afianzar el poder sin conflicto. Resultado: Prodi controla de facto entre el 70 y el 80 % del capital. Oposición posible: ninguna.
Fase 2 — 2026: dilución progresiva y consolidación operativa
Superado el preconcurso y firmado el plan, la segunda etapa es más técnica, más fría y más inevitable. Se trata de preparar el terreno para que la desaparición de los minoritarios sea una consecuencia natural y no una maniobra abrupta.
Nuevas ampliaciones de capital ligadas a contratos internacionales. Cada proyecto en México, Oriente Medio o Norte de África necesita avales y músculo financiero. Prodi los aporta. Los minoritarios no. El resultado es una dilución estructural e irreversible del free float.
La ingeniería del “embudo”. Al reducir deuda, amortizar pérdidas y recomponer balance, la empresa crea un embudo que canaliza la propiedad hacia un solo punto: el inversor mayoritario. Ni SEPI ni los consejeros independientes tienen capacidad para alterar la geometría del capital.
Reestructuración interna. Se cierran unidades, se reorganizan costes, se redefine el perímetro industrial. Es la etapa en la que la empresa vuelve a respirar, pero a costa de consolidar un reparto de poder todavía más asimétrico.
Objetivo de la fase: reducir la dispersión accionarial sin conflicto. Resultado: los minoritarios pueden bajar al entorno del 10–15 %. Oposición posible: fragmentada, simbólica, sin impacto real.
Fase 3 — 2027: el punto de no retorno
Llegados a 2027, con la compañía más estable, auditorías sin sobresaltos y un inversor dominante que ya ha puesto dinero, avales y dirección, se abre la tercera etapa: crear las condiciones jurídicas, financieras y narrativas para justificar una exclusión bursátil.
Caída natural de la liquidez. El mercado apenas negocia títulos. El precio fluctúa en céntimos. La CNMV lo registra, los informes lo reflejan, la empresa no se inmuta. Para una futura OPA de exclusión, este es un escenario ideal: sin liquidez, sin visibilidad y sin interés especulativo.
El vehículo de control de Prodi. La creación o refuerzo de un vehículo (una holdco) de Prodi —Prodi Infraestructuras, Prodi Europa, etc.— permite simplificar decisiones, centralizar beneficios, absorber filiales y preparar la fusión con Duro Felguera una vez fuera de Bolsa.
Construcción del relato: “la cotización ya no aporta valor”. El discurso empieza a aparecer en notas internas, auditorías, reuniones con analistas y mensajes del presidente: la baja liquidez dificulta la financiación, los costes regulatorios como cotizada son elevados, la exclusión permitiría agilizar la estrategia internacional. No hay agresividad en ese relato; hay preparación psicológica del mercado.
Objetivo de la fase: legitimar el desenlace. Resultado: la OPA de exclusión pasa de posibilidad a probabilidad. Resistencia posible: jurídicamente débil.
Fase 4 — 2028: la maniobra final
La etapa final es la más sencilla de ejecutar y la más difícil de revertir. Con Prodi dominando capital, consejo y financiación, el movimiento final es una OPA de exclusión. No agresiva. No escandalosa. Simplemente “técnica”.
Lanzamiento de la OPA de exclusión. El precio probable se movería en un rango de céntimos —0,01 a 0,04 euros por acción— avalado por una valoración independiente. La CNMV la autoriza. Los minoritarios la aceptan o se ven arrastrados por la normativa.
Aprobación garantizada. Con más del 80–90 % del capital, Prodi vota a favor. No hay barrera numérica que pueda detener el proceso. La exclusión bursátil es, en ese punto, un trámite formal.
Fusión o absorción. Una vez excluida, Duro Felguera puede convertirse en filial plena de Prodi y fusionarse con su vehículo europeo. Es el desenlace que permite simplificar estructura, reducir costes, mover decisiones sin obligaciones públicas e integrar proyectos internacionales bajo un solo paraguas.
Final del proceso. Duro Felguera deja de ser cotizada. Deja de ser “empresa pública de mercado”. Pasa a ser una empresa privada estratégica del grupo inversor, con sede formal en Asturias, pero con el centro de gravedad decisorio fuera.
Conclusión: cuatro años, cuatro etapas, un destino
El proceso 2025–2028 no es improvisado ni experimental: responde a una mecánica empresarial conocida y eficaz. Para Duro Felguera, significa supervivencia. Para Grupo Prodi, significa control. Para los accionistas minoritarios, significa una desaparición progresiva del mapa.
Para Asturias y para el Estado, el desenlace dependerá de si usan o no las pocas palancas que todavía conservan: condicionar ayudas, exigir transparencia, negociar garantías y, sobre todo, no entregar el relato de la operación a un simple titular de “reestructuración exitosa”.
Duro Felguera no será expulsada de la Bolsa por sorpresa: saldrá, si nada cambia, por inercia estructurada, por diseño inteligente y por una secuencia que ya está en marcha.
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Enlaces recomendados
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- Información corporativa de Duro Felguera
- Datos oficiales de Duro Felguera en la CNMV
- Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE)
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Español e hispanófilo. Comprometido con el renacer de España y con la máxima del pensamiento para la acción y con la acción para repensar. Católico no creyente, seguidor del materialismo filosófico de Gustavo Bueno y de todas las aportaciones de economistas, politólogos y otros estudiosos de la realidad. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo y en Ciencias Políticas por la UNED